Capítulo Cuatro

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El tiempo para ir al colegio se estaba acercando, como todas las mañanas, BeomGyu se dirigió a tomar una ducha y salir rápidamente a ponerse el uniforme con mucho cuidado y lastimar las zonas que poco a poco iban cicatrizando. Después se dio a la tarea de arreglar su cabello meticulosamente, pues ese día había despertado con muchos ánimos y ganas para cuidar su apariencia además que forzosamente tendría que toparse con Taehyun, le daría su mochila que olvidó el día anterior en el living de su casa.

La pantalla de su móvil que había dejado a un lado de las llaves del lavamanos del baño (claramente asegurándose de no abrir el grifo y tirarle agua encima) se encendió indicando que estaba completamente cargado, pero no fue lo único que notó, si no que también revisó la hora, se estaba haciendo tarde. Se miró por última vez en el espejo dándole una sonrisa de aprobación a su peinado, que aunque era igual al de todos los días, en aquella ocasión le quedaba mejor. 

Unos pasos cerca de la cocina escuchó como alguien tocaba la puerta de su casa, no podía ser alguien más que Yeonjun. Tomó una leche de fresas del refrigerador y corrió a la puerta asegurándose de no olvidar algo ahí dentro.  Al salir, Beomgyu cerró la puerta de su casa y junto a Yeonjun dispusieron a seguir su camino hasta el instituto. Desde el inicio del camino, Yeonjun notó que su mejor amigo portaba una mochila ajena, pero a pesar de algunas suposiciones que se le habían generado al momento, prefirió guardar silencio y evitar un momento incomodo para BeomGyu.

Una vez llegando, Yeonjun detuvo a su amigo antes de poder entrar, eso tomó de sorpresa al azabache y casi pega un brinco por el susto, Yeonjun lo pensó mucho durante la noche y quería enmendar el error del día anterior porque a pesar de que ese día estaban más tranquilos, aún sentía culpa por haber hecho que Choi pasara un mal rato. 

─¿Puedo decirte algo? ─se colocó delante de él para que así el pelinegro no pudiera avanzar.

─Claro, dime ─lo miró a los ojos cosa que no hacía con nadie y mucho menos con una sonrisa, tal como la que portaba en ese instante.

Yeonjun se cautivó, adoraba ver a Beomgyu sonreír. Muy pocas veces pasaba, por eso era especial cada segundo que pudiera apreciarla, aunque en realidad le hubiera gustado que nunca desapareciera. 

─Discúlpame, siento mucho el mal que te cause, juro que no quise gritarte ayer durante el almuerzo ─juntó las palmas de sus manos mirando como un indefenso cachorro al menor, mismo que dejó caer su mirada al piso. 

─Sé que quieres lo mejor para mí y yo fui demasiado cobarde en ese momento... Tal vez siempre he sido un cobarde ─BeomGyu soltó un pequeño grito de frustración al recordar sus momentos de flaqueza en el pasado e incluso los más recientes ─ Odio ser así, odio tener miedo de todo y esconderme en lugar de enfrentar lo que yo mismo cause. 

─BeomGyu jamás vuelvas a decir que tú causaste esto porque no es cierto ─Yeonjun reprendió al pelinegro, odiaba la forma en que se culpaba por todo lo que había sucedido. Notó que unas lágrimas discretas comenzaron a brotar de sus ojos, extendió sus brazos pidiendo un abrazo, Beomgyu lo aceptó haciendo nula la distancia y dejándose consolar por Choi mayor. Era un abrazo cálido, sincero. Una amistad como lo era esa, no se encontraba en cualquier lugar y ambos se sentían afortunados de tenerse el uno al otro. 

No yendo muy lejos, Taehyun recién llegaba, estaba bajando de su auto. Un modelo reciente en color rojo, obviamente conducido por su chófer porque como todos ya sabemos, su padre dio la orden de que aquel empleado lo custodiara en todo momento. Era el típico dictador que ejercía de más su papel de padre autoritario en sus hijos, les prohibía amistades, salidas, distintos tipos de vestir y esos eran pocos ejemplos. En esa ocasión le tocó a Taehyun pagar por lo que había hecho, escaparse. Sabía que seria un grave error, pero no quería seguir siendo un prisionero que había sido ingresado al reclusorio sin culpa alguna. 

Run Away | TaeGyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora