Capitulo 68

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Hacer hablar a Dylan costo trabajo, pero mis chicos son tan persistentes que lo consiguieron. Llamé a su padre, quedamos de vernos en un punto intermedio para entregarle a su hijo y ya en el lugar, le entregué un Dylan agotado, por no decir que inconsciente. Su padre se preocupó, más no replicó nada porque él sabía las consecuencias y luego de pedir perdón se fue.

Erick me llevó al hospital, Nico nos seguía en su auto con mis escoltas y los suyos.

-¿Todos están estacionados? - Pregunte por un radio, recibiendo una afirmación inmediata - Bien, entraré con Erick. Nico, ¿vienes?

-Sabes que sí.

Termine de dar indicaciones y entre con los chicos.

-Buenas noches Señorita - salude amablemente a la recepcionista - ¿Está desocupado el doctor Carlos Smith?

-Si.

-Gracias - moví la cabeza insinuándoles seguir y caminamos hacia su consultorio. La chica nos detuvo diciendo que no podíamos pasar sin ninguna cita, mire a Nico como buscando aprobación, él sabe que odio ser grosera y menos hacer uso del "poder" que tengo. Pero no puedo perder tiempo esperando que le anuncien mi llegada, aparte Carlos se negará a verme.

Nico asintió encogiéndose de hombros.

-Dijiste que está desocupado, así que puedo pasar a verlo y no puedes impedir eso.

-No puede - aparento seriedad. Pobre, suena más nerviosa que nada - Usted no es nadie para venir aquí y romper las reglas.

Le lancé una mirada fulminante - ¿Dijiste nadie? - respondí lo más frívola posible - Soy la dueña de este hospital - odio sonar déspota - Si yo quisiera podría despedirte por hablarme de esa manera, además; ni siquiera sabías quién soy - rodé los ojos.

-Discúlpeme Señora - agachó el rostro apenada.

-Regresa a trabajar - espete seria - Y no vayas avisarle a Carlos que estoy aquí.

-Si Señora y reitero mis disculpas - dicho eso di vuelta continuando mi camino y a cierta distancia solté un suspiro - Odio hacer eso.

-Tranquila, sé que no te gusta, pero deberás acostumbrarte.

No respondí nada, llegamos al consultorio y toqué, unos segundos después la puerta fue abierta.

-Alexandra - disimuló su sorpresa - ¿Qué haces aquí?, ¿te sientes bien?

-Sí, estoy perfectamente bien, Carlos - sonreí irónica - ¿Podemos pasar? - se hizo a un lado dejándonos entrar.

-¿Está todo bien? - preguntó una vez cerró.

-Iré al grano. ¿Dónde está James?

Quiero acabar con esta farsa de una vez por todas, necesito y quiero encontrar a James, pues yo sé que no murió y después de todo lo que he descubierto, me convenzo cada vez más de que su muerte es una completa y gran falacia.

Algunos no creen en mis suposiciones, pero oh vamos, es James Miller, el rey de la mafia; deberían desconfiar, poner en duda su muerte porque ese hombre se las sabe todas. Por ello seré yo quien lo encontrará y quiere que lo descubra, no por nada está dejándomela fácil. Pero más le vale a James esconderse bien y corra, porque cuando lo encuentre no se la acabará por haberme hecho sufrir.

¡Ay Miller, te odio!

James Miller.

-¿Cómo que no sabes dónde está?

-No Señor, me encerró en casa con ayuda de Delia y se fue con Erick a quién sabe dónde. Fui al instituto dónde se supone iría, pero nunca llegó y en su departamento tampoco está.

El reyWo Geschichten leben. Entdecke jetzt