~16~

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Lo miré fijamente, Fernando soltó el bolígrafo y levantó la mirada del papel. Había roto su concentración podía verlo en su cara pero no importaba. El tiempo comenzaba a pasar rápido y el tiempo a su se acababa, todo volvería a la normalidad y él sería tan solo un recuerdo del pasado.

Mis nervios se dispararon por mi osadía y vestimenta, y yo que estoy solo con este traje de baño, me sentía más desnuda y expuesta que nunca; no es como si el no me hubiera visto todo ya, pero es imposible no intimidarse ante el poder de su mirada. Bueno, adiós vergüenza, ya se ha comido todo este cuerpecito ¿no? Y más que eso, yo lo he visto todo de él, su cuerpo esculturalmente perfecto. Creado por lo dioses, la boca se me seco en ese instante.

Bien, ya estoy aquí no pierdas tiempo ni valor Lucía. Suspiro y mirándolo a los ojos suelto la tira del traje de baño, lo dejo caer muy lentamente sin apartar los ojos de él. Mi corazón emprendió una marcha nerviosa y fuerte ante mi acto, jamás en toda mi vida me había desnudado de esta manera y se siente ridículamente bien.

Estoy con mis senos al aire y su cara de sorpresa valió la pena mis nervios, sus ojos se oscurecieron de esa manera que hace que todo dentro de mi se contraiga y llene de calor con deseo. Toda su experiencia me transporta y me eleva y no quiero parar esa sensación en mi ser.

-Eso es...- comienza a comentar pero no lo dejo terminar porque ya me estoy quitando la parte de abajo de mi pieza de baño y ahora, soy solo cueros y nervios latentes y el todo miradas lujuriosas y ojos brillantes. Ya me siento húmeda de tan solo sentirlo recorrer mi cuerpo con su vista, la sensación que provoca en mí me hace querer eliminar el espacio entre nosotros y tenerlo dentro de mi para aliviar todos mis deseos y consumirme entera con el.

-Erótico.- finalizó Fernando, muy lentamente se levantó de la silla y fue acercándose a mi, estaba al tanto de la rapidez que había tomado mi respiración y que no podía controlarla de ninguna manera. Solo nos separaban unos seis pasos, pero los dio terriblemente lento, acechandome, mi pecho estaba visible y completamente descontrolado pero no me importaba que lo notara, pegó su cuerpo al mío y solo pude contener el aire estática a la espera de su siguiente movimiento, luego de unos segundos y con los mismos pasos lentos me pegó a la pared.

Sus manos comenzaron un recorrido lento y tortuoso por mi cuerpo, erizando toda la piel que tocaba poniendo mis sentidos sensibles en alerta. Tocaba cada centímetro de mi piel prendiéndola en llamas a su paso, era lluvia y fuego a la vez. Su mirada era profunda lasciva y llena de deseo, podía ver mi rostro reflejado en el mar oscuro de su iris. Mis piernas comenzaron a temblar del puro anhelo y anticipación.

Comenzó un lento recorrido de besos, carnosos y húmedos, pero nunca llegaba a mi boca me estaba haciendo sufrir con su acto: lo que me estaba poniendo frenética. No paraba las caricias, y al llegar a mi mejilla empezaba el descenso agónico, tortuoso y rítmico, estaba jadeando y ni si quiera había empezado la acción. Que tortura tan dolorosa me estaba imponiendo este hombre y con cuando placer y felicidad lo recibía de vuelta.

Sin perder mi oportunidad, estando en el borde del desespero, abalancé mi boca a la suya que tenía como destino mi mejilla, no pude soportarlo, metí mi lengua en su boca, explorando y saboreándolo, era delicioso, tan masculino, tan perfecto y experto; su sabor era único e incomparable, estoy segura que nunca podré olvidar su olor o su sabor a Fernando. Fue un beso profundo de esos que detienen el corazón por su intensidad, sentía su respiración pesada en mis labios, lo cual me prendió aún más, sentirlo descontrolado por mi me hacía sentir como una Diosa poderosa. Apretó mi trasero y se separó de mi quitándose la camisa dándome una vista de su abdomen trabajado siguió con sus pantalones, su zona baja podría crear un incendio en dos segundos, tragué con fuerza admirando su físico, observaba como su pecho subía y bajaba apresuradamente.

Este dios heleno del sexo me deseaba, a mí, mi cuerpo. Sin pensarlo dos veces me arrodille frente a el y sin perder tiempo y esperar a su reacción, metí su miembro en mi boca, estaba divino como siempre, duro como una piedra y suave como algodón, sus venas gruesas palpitaban, saboree cada centímetro, succionando fuerte, escuchaba sus gemidos y resoplidos, me agarra fuerte el cabello y me impulsaba a ir más profundo. Me gustaba ver lo que mi boca inocente generaba en el.

-Ven.- dijo entre dientes con su voz gruesa que me hacía temblar hasta los huesos, me llevó a su escritorio y me dio la vuelta, quedando a espaldas de el, doblo mi cuerpo y quede con el pecho en el escritorio, gimiendo de anticipación. Separó mis piernas y tocó mi entrepierna solo para probar mi estado, me encontraba más que húmeda y lista para el, enterró dos dedos y gimió al hacerlo, sofoqué un grito, metió y sacó los dedos un par de veces antes de sacarlos completamente y recorrer mi parte oscura con mis fluidos. Sentía electricidad recorrerme de pies a cabeza solo con ese pequeño acto.

Dios mío, que bien se siente estar aquí, así.

Sin tregua y sin aviso se enterró de un solo golpe en mi interior haciendome perder todo el aire de golpe, con fuerza empezó a moverse, lo hacía de verdad con ansías, cada embestida me robaba un poco más el aire, gritaba de puro placer estaba en cielo y la vez en el infierno por todo el calor que recorría entera.

-¡Si!- chillé, estaba completamente llena de este hombre. Abrigada con el puro placer que me proporcionaba. Haló mi cabello y enterrándose un par de veces más me hizo volar aún más alto con el, más allá del cielo si era posible, más allá de todo, el orgasmo fue tan fuerte que entre lentas sacudidas nos deslizamos al suelo, suspirando, llenos, colmados de placer, pero ni por asomo saciados. Cerré mis ojos disfrutando de la sensación que explotaba en mi interior.

Entregada a tí.(EN EDICIÓN)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon