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Estaba intrigada por la vida de ese hombre, me subía el nivel hormonal a "desesperadamente cachonda" en un segundo con una mirada, lo único que sabia de él eran un par de canciones, por mi tío, y las que se ponen de moda que no dejan de reproducir en la radio, y ya.

Desde mi teléfono comencé a indagar en la red, desconectada totalmente de lo que pasaba a mi alrededor, estaba acostada boca abajo dejando que el sol tostara mi piel, mientras metía mis narices en las páginas amarillista en la vida de Fernando, y vaya que tenía un gran vida.

Mis primos jugaban en la piscina, mis tíos charlaban alegremente mientras sorbian sus copas, había pasado del alcohol por obvias razones así que estaba tan concentrada leyendo que no me di cuenta que alguien tapaba el sol.

-Si quieres saber sobre mi...-di un respingo en la cama playera.- Puedes preguntarme , ya que me tienes al lado.- mi cara estaba roja de vergüenza, era blanca, más que blanca era un verdadero yeso, yo irradio luz, y ahora irradio vergüenza y mi cara esta cada vez peor. Trague gordo y con ello me trague mi dignidad. Traté de aparentar normalidad y tomarme de buena manera que me atraparon como niña pequeña portándose mal.

-Bien ...- aclaré mi garganta.-¿Casado?- lo miré a través de mis gafas de sol, el tomó asiento en una de las camas playeras a mi lado. Parecía contener la sonrisa ante mi pregunta y para nada incómodo, yo estaría super incómoda.

-Creo que vas muy rápido... ¿Casado? ¿Es eso una inderecta?- abrí los ojos como platos, me metí en el teléfono de nuevo tratando de hacerme la ruda.

-Aquí dice que no lo estas... Pero que si estuviste casado...- seguía buscando información y hablaba con indiferencia. Si ya me descubrió no puedo hacer nada, solo puedo seguir, no puede ser peor. Ya había pasado la vergüenza solo tenía que fingir un poco de demencia, aplaudir, era artista nos creen locos, quizás lo estamos ¿quién sabe?

-Entonces es así...- soltó un suspiro, sentía su mirada en mi.

-Mujeriego...- arrugue la boca ante la información. Muy detallada para mi gusto.- Demasiado mujeriego y...estos blogs te masacran cariño.- solté un silbido y me fui la a siguiente página, pero no pude ver nada más, el me quitó en celular. Apoyé mi cara en mis manos poniéndome más cómoda.

-Muy mujeriego. Me gustan las mujeres...- de nuevo me quedó viendo fijo, con una picardía en los ojos que me daban escalofríos y que me encantaba. Podía sentir mi piel ardes de una manera muy diferente.

-Tienes alrededor de 50 años, no me mires así...- apenada giré la cara hacia otro lado. Y me enfoqué en las pequeñas flores que decoraban el lugar, eran hermosas pero no tanto como las rosas azules.

-40 en realidad y tu tienes 26...- eso me hizo volverme hacia el. Así que él también sabía sobre mí.

-Claro...no he sido la única en investigar.- el se encogió de hombros y se levantó, lo seguí con la vista. Estaba cada vez que lo veía más delicioso.

-Me gustan las mujeres...

-Ya lo sé...- repliqué un poco picada de que me dejara ahí.

- Y tu eres una muy hermosa y con esos ojos marrones claros...- aparté la vista de él. No necesitaba saber que estaba apenada por su cumplido, lo escuché alejarse. Lo cierto era que hacía mucho que nadie me miraba de esa manera y era una sensación que picaba y ardía a misma vez.

A pesar de la borrachera Mary tenia razón, el sujeto era un bombón y cada vez que lo veo un poco, se convierte en algo más que bombón, se convierte en alguien suculento, comestible y yo quería comerlo.

Pero qué digo, es un hombre mayor, divorciado, sí, es mujeriego, pero nunca he estado con alguien así de mayor, debe tener hijos de mi edad.

Me mordí el labio de pensar en sus labios y no precisamente en mi boca. Quizás en todo mi cuerpo, dando lentos recorridos aquí y allá...

Y ahora que estoy quedándome aquí, esos pensamientos serán un problema y uno más grande para mi amigo el vibrador, oh, el pobre tiene mucho trabajo por delante de entrada. Me llevé el celular al oído contestando distraída la llamada, dándome la vuelta para que el sol quemara mi abdomen.

-Mary ya nos contó del bombón del karaoke...-soltó Louis. Caramba, aquí no había secretos, no habían pasado veinticuatro horas si quiera.

-Llamar en horario de trabajo está prohibido- me quejé. Louis era un rompedor de reglas innato, le encantaba la adrenalina.

-Cariño nadie se da cuenta que estoy llamando...le gusto al jefe ya sabes.- yo bufé ante su confesión.- ¿Qué tal el hotel?

-Fue fantástico la verdad...pero la vida es tan dura conmigo...que las casualidades familiares me llevaron a quedarme en la casa del bombón.-dije bajito, si tenía ojos biónicos seguro que el oído también lo tiene a tono, espero que todo lo tenga a tono.

-Oh-Por-Dios. Siento el sexo en tu voz. ¿Ya lo hicieron ?- me sentí alarmada, me giré y estaba suficientemente sola, nadie podía escuchar mi conversación o estar pendiente de mi así que me relajé más.

-¡Claro que no! El tipo tiene 40...- vi como Fernando se internaba en la piscina acompañando a mis primos en una carrera de nado.

-¿Y....?- se quejó mi amigo del otro lado.

-Y tiene hijos que podrían ser de mi edad...- quizás, lo más probable es que no, pero estoy tratando de ser razonable y Louis no me ayudaba a serlo.

-Pero cariño, el sexo con maduros es de lo más practico y lo disfrutaras más por su experiencia. He leído que es un mujeriego...-murmura mientras se escucha el clic de la computadora.-Así que debe hacerlo bien.

-Es tan comestible...- susurré. -Creo que me duele la entre pierna de pensarlo.

-Iugh, vaginas. Estas muy mal nena.

-Lo sé...- me tape la cara. Sabía que el calor ella no era solo por el sol mi sangre corría con fuerza y pronto debería meterme en la piscina para calmarme.

-Me das asco...- se burlo Louis.

Luego de un par de minutos tuvo que colgar y yo tuve que subir a mi habitación y revolver mis maletas algo desesperada.

Si hay algo que calmaba el dolor, era un poco de vibración.

Entregada a tí.(EN EDICIÓN)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon