19.

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Helloooo, mi amada people aquí les traigo otro Capi, espero lo disfruten😊👍💕

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—Minho. Tienes que dejar de hacer eso —dijo Taemin temblando unos veinte minutos después, mientras salían del hospital, en el auto. 

—¿Que cosa? —preguntó Minho sonriendo sabiendo a lo que se refería el rubio. 

No había podido evitarlo. Minhyuk estaba sanito y su padre había respondido con entusiasmo el abrazo, al menos al principio. 

—Besarme —contestó él—. Sobre todo en público. La gente se hará una idea equivocada. 

—Lo que tú digas, ángel —acordó Minho ausente, mientras su fantasía favorita seguía repitiéndose en su cabeza. 

Sabía que Taemin no iba a casarse sólo para hacer realidad sus fantasías, pensó en silencio, y en tono de reproche. 

—Y no soy tu ángel tampoco, Choi. 

Aquellas palabras de protesta habían sonado cansadas más que indignadas, pero Minho no estaba preparado para discutir. Aún no. Pronto, en cuanto se le presentará la más mínima oportunidad, le propondría matrimonio. 

Minho dejó a Taemin y a Minhyuk en el hotel en el que estaban hospedados y se encaminó hacia la oficina para recoger la ropa que guardaba allí. Pero una vez en el despacho las llamadas telefónicas desde Seúl lo retuvieron más de lo pensado. 

Tras una larga conversación, Minho volvió al hotel en donde el menor estaba sentado, dando de comer al pequeño. Aquella tarde se los llevó a los dos de shopping a comprar lo más urgente y necesario. Ya que todavía no podían volver a la casa. 

Pasaron otra noche más en el mismo lugar, pero en otras habitaciones... separadas, y al día siguiente fueron a supervisar los trabajos de limpieza de la casa. Aquel no era ni el momento ni el lugar apropiado para declararse, eso podía comprenderlo cualquier idiota. 

Al día siguiente, no obstante, Minho estuvo retenido por asuntos de trabajo en los juzgados. Por la tarde, en la oficina, estuvo reflexionando. Necesitaba tiempo, encontrar el momento para hacerle la proposición pero, ¿cómo?
Tenía que ofrecerle algo más que una promesa. Taemin sabía que las promesas podían romperse. Y era mejor ofrecerle algo más que amor, pensó. 

Él ya había conocido el amor y por su parte, tras todos aquellos años de rechazo del más leve sentimiento, no estaba seguro de poder ser un buen amante. Tenía que ofrecerle algo tangible. Pero sólo tenía una casa que apestaba a humo, un jardín demasiado pequeño incluso para un niño, un auto con varios kilometrajes. Minho miró a su alrededor buscando algo valioso que ofrecer, pero se deprimió. 

Entonces se preguntó si aquella segunda oportunidad era de verdad real. Tenía que admitirlo, no valía nada como marido. Y no iba a engañar a Lee, cuyos verdaderos intereses eran Minhyuk y aquel negocio de comidas a domicilio. 

Lo haría lo mejor que pudiera y esperaría a que él se conformará con ello. Buscaría una casa nueva con un jardín y una cocina enorme, cambiaría el auto por una minivan para que él pudiera desarrollar su empresa. Incluso se quedaría en casa a cuidar del pequeño sí era eso lo que Taemin deseaba. 

Minho suspiró. No estaba seguro de que con eso fuera suficiente. Muchas parejas deseaban tener un romance antes del matrimonio, y por experiencia no tenía ni idea de cómo comportarse de un modo romántico con el menor. 

Yoona como arte de magia apareció entonces en la puerta. 

—¿Sí? —preguntó frunciendo el ceño. 

Un Chico EnigmáticoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt