10.

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Hola people!!
Si, soy yo que apareció... Jijijiji, pero por un momento no más... Espero volver al 100% prontito.

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Akebono al menos eso decía en su camiseta deportiva, aunque para Minho aquello no tuviera la menor importancia. 

—Él está conmigo —repitió dejando la sillita de Minhyuk sobre el asiento, al lado de Taemin, mientras el enorme hombre, rojo de ira, lo miraba a punto de estallar. 

Vagamente, como sonido de fondo, Minho escuchó sillas y mesas moverse o apartarse. La música que estaba sonando se silenció de pronto.

Tenían audiencia. 

Akebono dio un paso adelante obligando a Minho a levantar la cabeza para mirarlo desde tan cerca. 

Es un gigante, reflexionó Choi irónico. 

Aquella sería su primera pelea desde que salió de la universidad, y había ido a escoger precisamente a un peso pesado de sumo. 

—No veo que lleve ningún anillo de matrimonio —declaró el enorme tipo—. Y no me gusta tu actitud —añadió levantando ambos puños delante del enorme pecho. 

—Escucha, Minho —intervino Taemin atemorizado, aclarándose la garganta—, y tú…. Akebono. Estoy seguro de que… 

—Sal de aquí, Tae —ordenó Choi con voz profunda sin apartar los ojos del gigante. 

Taemin se aferró rápidamente a la sillita del bebé y se deslizó por el asiento para ponerse de pie. Ambos hombres lo ignoraron, estaban demasiado ocupados. Un solo puño de Akebono podía mandar a Minho a emergencias.

Tenía que hacer algo, ¿pero qué?, se preguntó Lee. 

Cualquier cosa con tal de que el gigante hombre no le hiciera daño a Choi. Taemin pensó sobre las alternativas y fue eliminando una tras otra. Tenía un nudo en el estómago. 

¿Cómo le enseñaría a su hijo Minhyuk a comportarse como un hombre?, se preguntó mientras los dos hombres medían sus fuerzas con la mirada. ¿Podría enseñarle a comportarse igual que ellos, a despreciar el peligro sin vacilar para defender al débil? 

—¡Sal fuera y llévate a Minhyuk! —ordenó Minho. 

De ningún modo lo haría, se dijo Taemin. Una cosa era tener valentía, y otra muy distinta sacrificarse inútilmente. 

—No hay necesidad de… 

Ambos hombres lo miraron de tal modo que Taemin tuvo que callarse. Después siguieron enfrentándose el uno al otro como si nada hubiera pasado. 

—Puede que yo opine que sí hay necesidad —dijo Akebono. 

—Pues yo pienso lo mismo —replicó Minho. 

—Escucha, idiota, ¿por qué no le preguntas a tu chico bonito si…? 

—No necesito preguntarle nada —soltó Minho.
 
Los dos hombres comenzaron a dar vueltas moviendo los pies, con los puños levantados, amenazandose mutuamente.

Aquello era ridículo, pensó Taemin interponiéndose de pronto entre los dos. Tal y como esperaba su inesperada intervención calmó los agresivos ánimos durante unos segundos. Sólo tenía que conseguir que aquello durara lo suficiente como para que los cerebros de ambos comenzarán de nuevo a funcionar. Si es que alguno de los dos tenía neuronas en el cerebro, claro. 

Un Chico EnigmáticoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu