18.

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Hola de nuevo!! Quería contarles que ya estamos en la recta final!!
Un poquito de drama no hace mal, verdad que no?

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Su vida anterior había sido más fácil, pensó Minho agarrando los pantalones y vistiendose. Pero no podría volver a ella. Nunca jamás. Minhyuk y su padre habían derretido el hielo, lo habían arrastrado a sentir todas aquellas desgarradoras emociones, miedo, preocupación, impotencia. 

Pero también felicidad y deseo. 

Minho tomó al bebé en sus brazos y le hizo un gesto a Taemin para señalar dónde estaba su ropa. Nunca había sentido una excitación tan inmensa al besar a un hombre, ni alcanzado aquellas alturas de pasión mirando sencillamente un par de ojos tan puros. Ni nunca había sentido esa ternura, esa felicidad casi dolorosa, abrazando a un bebé. A un bebé que se esforzaba por seguir respirando. 

—No tengo ningún seguro médico —afirmó Taemin olvidando su modestia mientras se ponía el traje y le pasaba a Minho la camisa. Luego trató de ponerse los zapatos rápidamente—. Será mejor que vayamos a un hospital público. 

—El médico dijo que el Busan Sant Mary's Medical Center era el mejor, así que iremos al Busan Sant Mary's —respondió Minho.

—¿Y si no quieren atendernos? No podemos jugar con la vida de Minhyuk. 

—Exacto —replicó Minho metiéndose la billetera en el bolsillo, la camisa por dentro de los pantalones y los pies en los zapatos para prestarle después su chaqueta a Taemin para abrigar al pequeño—. ¡Date prisa, no es momento de preocuparse por el dinero cuando la vida de un niño está en juego! 

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—Lo siento —dijo la enfermera que los atendió desde detrás del mostrador—, de verdad. No soy yo quien establece las reglas, señor. Y, tal y como le he dicho ya dos veces, en Busan Sant Mary's se necesita una prueba de que tiene usted seguro médico. 

—¡No tenemos seguro médico! —gritó Minho—. Lo que tenemos es a un bebé que… que… —Minho hundió el rostro en las manos, luchando por contener su ira. 

Tras conducir a toda velocidad por las calles desiertas aquella enfermera no podía negarse a atenderlos. Minhyuk trataba de llorar, pero ni siquiera podía. Trataba de respirar y tenía el rostro colorado, luchaba en brazos de su padre. 

Taemin se deslizó entre el mostrador y Choi. Su fragancia llenó los sentidos de Minho. Llevaba el pelo suelto y despeinado. 

—Nos gustaría ver al director, señorita… —Taemin se inclinó para leer el nombre de la chica en la tarjeta que llevaba colgando—… Bae Joo-hyun. ¡Ahora! 

Con un gesto de desdén la enfermera desapareció detrás del mostrador. Minho apenas podía contener la tensión. 

—¿Y qué piensas decirle al director? —preguntó con una sonrisa forzada, pensando en que si Taemin había logrado imponerse a Akebono también lo haría en aquella ocasión. 

—Nada, si puedo —replicó Taemin—. El experto en leyes eres tú, cuento contigo para que le empieces a soltar un bonito discurso sobre las consecuencias que… 

El poco control que le quedaba a Minho se desvaneció al descubrir la confianza que el chico tenía en sus facultades. Aquella confianza era errónea, reflexionó. Se sentía como David luchando contra Goliat. 

Sin embargo Taemin lo necesitaba. Y lo miraba con aquellos ojos cristalinos, brillantes, limpios. Sin sombras, observó. El corazón le estalló en el pecho. Rozó con un dedo la mejilla de Taemin y dijo.
 
—No te abandonaré. 

Un Chico EnigmáticoWhere stories live. Discover now