26

1.3K 125 23
                                    

Desearía saber la razón de las carcajadas de Austin. Pero estoy demasiado cansada y sé que Ruggero puede hacerse cargo solo.

Hoy es el gran día. No quiero contar cómo, pero finalmente, después de un mes de ruegos por parte de Agustín, el matrimonio se retomó.

Hoy por fin esos dos van a casarse y ser felices para siempre. Y quisiera decir que estoy feliz pero la verdad es que estoy muriendo.

Maldito Ruggero, y maldita yo. O más bien, mis hormonas.

Como sea, el hecho es que no dormimos bien si ya de por sí, Austin nos mantuvo despiertos toda la noche.

No se qué le dio, pero no se durmió hasta la una de la mañana. Y ahora, siendo las diez de la mañana, sigo en la cama intentando dormir lo suficiente para no terminar durmiéndome en la ceremonia.

Sería desastroso.

— Buenos días. —abro los ojos y Ruggero se acerca con Austin en brazos.— ¿Sigues cansada?

— Un poquito. —susurro sentándome contra el respaldar.— ¿Ya te bañaste?

— Ya, y también bañé a este pequeño y alisté todas nuestras cosas. Solamente faltas tú. Deben estar esperándote.

— No quiero. –chilló abrazando una almohada.— Solo quiero dormir, estoy muy cansada.

— Bonita, este último mes has estado muy extraña. Solo comes, duermes y lloras.

Hago un mohín y asiento mientras Austin juega con su osito de peluche.

Es completamente cierto, este mes he estado sumamente extraña. Quiero creer que es por lo que el doctor me dijo de la sensibilidad de mis senos. Pero es que no fue nada fuera de lo común.

Y ya ni siquiera me duelen.

No sé exactamente cuál es el problema en realidad.

Pero he tenido más hambre de lo común y cada vez que veo que Austin crece cada vez más rápido, no puedo evitar ponerme sentimental.

– Vamos, tienes que bañarte. La ceremonia es a las tres y seguimos aquí.

Hago una pequeña rabieta pero al final termino haciendo lo que él me pide.

Me baño y visto lo más rápido que puedo. No me molesto por maquillarme o arreglar mi cabello porque precisamente a eso vamos.

Por esa razón solo cepillo mía dientes maldiciendo el hecho de que no voy a comer nada por muchas horas.

Bajo encontrándome con Ruggero completamente listo para marcharse. Tiene a Austin en el canguro y mi pequeño ha aprovechado esa oportunidad para dormirse con la cabeza apoyada en el pecho de su padre.

— Que suerte tienen algunos. —me quejo tomando mi vestido.— Te juro que si no entro a la ceremonia es porque me quedé dormida en el auto.

Él se ríe y toma mi mano llevándome hacia el ascensor.

Una hora más tarde estamos apenas llegando a la bonita finca en la que van a celebrar esta unión.

Todo el mundo corre de un lado a otro, y puedo ver perfectamente a Paola y Giovanna correr hacia mí.

Si, ya sé que es tarde. Que no me lo repitan porque voy a terminar por sacar mi mal humor.

– Dame al niño. –pido cundo Agustín comienza a gritarle para que vaya con ellos.– Yo me hago cargo.

— No, bonita. Tienen que maquillarte y todo eso que les hacen a las mujeres. Yo me hago cargo. –asegura besando mis labios.— Voy a buscarte algo de comer, no te ve a muy bien.

4| El verde de sus ojos; QuédateWhere stories live. Discover now