20

1.1K 119 11
                                    

No sé si estoy haciendo bien, pero lo que si sé es que esto es lo mejor que puedo hacer.

Si no me siento segura estando con él, no va a funcionar. Debemos tomarnos un tiempo para pensar en esto. Un tiempo mucho más largo.

Jugar a esto se me hace desgantante y lo mejor es que usemos las cartas a nuestro favor. Por el momento, es mejor que estemos alejados.

Fue una mala decisión intentar hacer que funcionemos tan precipitadamente. Tenemos que actuar con inteligencia.

Ruggero estaciona en la puerta de mi casa y yo solo tomo mis cosas dispuesta a bajar. Pero su mano sostiene la mía con fuerza y aunque no me mira, sé que sus ojos guardan lágrimas.

— Quédate. —suplica y trago el nudo en mi garganta.— Por favor, Karol.

— Ruggero. No. —susurro soltándome de su agarre.— Te pedí lo mismo hace meses pero tu respuesta fue la misma que hoy te voy a dar. No.

— Sabes que podemos trabajar juntos en esto. No tenemos que seguir alejados.

— No es el momento. —insisto.— Esto no está bien, forzar las cosas solo nos hará daño. No me estoy negando a estar contigo, pero aún no es el momento. Quizá más adelante cuando ambos hayamos aclarado lo que sentimos.

No obtengo respuesta de su parte y tomo eso como una señal de marcharme antes de que sea demasiado tarde.

Evitando mirar hacia atrás me adentro a la casa, y solo cuando cierro la puerta a mis espaldas puedo soltar todo el aire retenido. Maldita sea.

— ¿Por qué tu padre es especialista en provocar que hagamos las cosas mal? —susurro mirando al pequeño que duerme en mis brazos.— No es el momento. Quizá después, pero ahora no.

Me encierro en la habitación y me encargo de ponerle una pijama.

Cuando se despierta me aseguro de dormir lo de nuevo antes de dejarlo en su cuna e ir directo al armario.

Busco algo de ropa limpia y sin más me encierro en el baño de dónde no salgo hasta dentro d eun buen rato.

Le quito el exceso de agua a mi cabello y me aseguro de apagar todas la luces antes de irme a dormir.

Pero por supuesto, no consigo hacerlo.

Solo doy vueltas y vueltas pero no logro conciliar el sueño.

La razón es obvia y me molesta, Ruggero y yo estamos bien así, no tengo por qué sentirme mal.

Lo único que debería hacer es olvidar este pequeño episodio y seguir adelante con mi vida.

No es tan difícil.

O sea si lo es, pero no puedo más con esto.

No he parado de repetirme que estoy haciendo esto por mi salud mental. Por nuestro futuro. Uno mucho mejor que este.

Los días siguientes fueron más de lo mismo. Ruggero se había marchado y yo ahora estoy comenzando a arrepentirme.

Austin no estaba bien.

Se reía muy pocas veces y aunque lo llevé al doctor me aseguró que todo estaba bien.

Lo cual no entiendo si se supone que su tratamiento va muy bien y mi pequeño es un niño muy sano. Algo debe tener.

Mamá, su esposo y mi hermano aseguran que extraña a su padre lo cual se me hace muy exagerado si consideramos que Ruggero estuvo muy poco tiempo aquí.

Pero para ellos, es sencillo que un niño se encariñe de alguien de manera rápida. Y más si se trata de su padre.

Y bueno, yo solo... Vamos, ni siquiera sé qué pensar.

4| El verde de sus ojos; QuédateМесто, где живут истории. Откройте их для себя