—¿No hace un día precioso? —Soltó el comentario al azar, divagando hacia el ventanal que daba a la calle.

En verdad estaba embelesado, suavizado por la idea que tenía armada dentro de sí.

—Dios mío... —Murmuró Seungmin ensanchando sus ojos—. Se ha golpeado la cabeza de nuevo.

Rió contento por el comentario, aunque en otro momento aquello le hubiese molestado. Consiguió desconcertar a sus amigos una vez más.

—¿Qué bicho te ha picado? —Espetó cansado Minho, masajeando sus sienes con demasiada fuerza.

Iba a responder, sin embargo, fue callado por la mesera que les tomó la orden de una manera rápida. El silencio reinó en la mesa esperando el desayuno, con el par de chicos desconcertados observando como a un experimento fallido al pelinegro que lucía perdido en las nubes.

—¡He tenido la mejor de las ideas! —Comentó emocionado a borbotones, casi saltando en su asiento.

Hyunjin perdido en sí mismo y su frenesí incompresible, quería que sus amigos entendieran lo que tenía para decirles. Deseaba muy en el fondo que se alegraran por él, y le dieran el visto bueno.

—Ha perdido la cordura. —Se mofó Kim, comiendo de su tostada Francesa, deleitándose de lo raro que se comportaba el chico.

—No, no, no. —Lo acalló con su boca llena, olvidando por completo sus modales.

Fue rápido al sacar la caja que guardaba en su bolso de cuero, y robándole las palabras de queja de sus amigos, los tres se quedaron estudiando el objetivo en perspectivas diferentes. Era imposible que su sonrisa se borrase, y por ello, intentó contagiar a los chicos que lucían algo lúgubres a pesar del lindo día.
Minho captó más rápido que el más bajito, ensanchando sus ojos desmesuradamente al leer bien la inscripción troquelada sobre el terciopelo del obsequio. Le dio una mirada acusadora a Hyunjin, casi fulminándolo injustamente.

—Se lo obsequiaré por nuestra graduación a Hani —Comentó ligeramente, evadiendo la desaprobación de su mejor amigo—. ¿Creen qué le guste? —No pudo dejar de sonar emocionado.

Seungmin en un trance de silencio lo observó con una expresión neutra, en cambio el mayor no ocultaba su descontento ante todo lo que había dicho. Se removió algo incómodo por lo inflexible que se estaba comportando Minho, sin poder entender de dónde venía el repudio porque regale algo a la chica que siempre le había gustado.

—Tu padre le ha diseñado esa joya especialmente a tu madre —Le interrumpió Minho antes que él pudiese seguir dando explicaciones—. Se la ha regalado porque es el amor de su vida. —Hizo un hincapié socarrón aquello último, arrastrando las palabras amargamente.

El pulso de Hyunjin se descarriló de a poco, no obstante, intentó controlarse a pesar que la situación se había tornado densa repentinamente. Conocía más que bien el significado del brazalete que escondía la caja, lo sabía y por ello había tomado la decisión de dárselo a la única persona que en verdad se lo merecía, y esa era en lo absoluto Kang Hani. No tuvo ni la menor duda en cuanto la idea cruzó su mente, aquello se sentía correcto, tan correcto como el sentimiento enternecedor que le provocaba la chica desde que tenía memoria.

—Kang Hani es...

El golpe desmedido sobre la mesa le robó el habla, dejando las palabras a la mitad. Sus ojos se alzaron hasta su mejor amigo, quién contenía su rabieta frente a todos los comensales que ahora los veían atentamente.

—¡Kang Hani no es nadie, Hwang Hyunjin! —Alzó su tono extremadamente colérico, sin importarle comenzar un escena delante de los clientes respingados de su madre—. No es  n-a-d-i-e. —Separó en sílabas queriendo que entendiese. Hyunjin arrugó el mantel fino bajo sus manos, a punto de estallar.

𝐻𝓊𝓇𝓉 𝑀𝑒 [𝐻𝓌𝒶𝓃𝑔 𝐻𝓎𝓊𝓃𝒿𝒾𝓃]✓ #Wattys2021Where stories live. Discover now