¿A la altura de qué, Alba Reche?

8K 496 264
                                    

Natalia entró en su casa, esa que ahora compartía con Alba, y escuchó la música a todo volumen al fondo del pasillo. Alba estaba pintando.

Dejó las cosas con cuidado, sin hacer mucho ruido, y caminó despacio hasta llegar a la puerta de la habitación que antes era su estudio casero y en la que ahora, además de unos cuantos instrumentos, había cientos de pinceles. Se apoyó en el cerco de madera y se quedó mirando sin decir nada mientras Alba permanecía sentada sobre aquella sábana vieja que hacía las veces de alfombra, con su pelo recogido en un moño deshecho, sus pantalones de pintar y la lengua presa entre sus dientes, y sonrió.

Nunca había pensado que le gustaría tanto encontrarse esa habitación tan desordenada. Pero en aquel momento, ese desorden le pareció precioso. Aunque puede que no fuera el desorden y fuera la simple imagen de Alba que, en cualquiera de sus versiones, hacía precioso cualquier desastre. Se acercó lentamente a la rubia y se sentó a su espalda, rodeando su cuerpo con sus piernas y le abrazó dejándole un beso en el cuello.

- ¿Te gusta?

- Es precioso - asintió la morena apoyando su cabeza en el hombro de quien ya se había recostado sobre su propio cuerpo.

- No sé si estará a la altura, la verdad... - dijo la rubia frunciendo el labio y girando la cabeza.

- ¿A la altura de qué Alba Reche?

- Pues de la Sorbona.

- Lo que hagas tiene que convencerte a ti, si quién sea no lo valora, no es porque tu trabajo no esté a la altura, es porque no han sabido entenderlo - Alba se giró a mirarla sonriente.

- ¿Dónde has aprendido tú eso?

- Pues una vez, estuve a punto de sacar un par de canciones que no me convencían del todo, pero alguien me dijo que fuera yo, le jodiera a quien le jodiera. Así que tú vas a hacer lo mismo, vas a ser tú y si no les gusta, por lo menos sabrás que has hecho algo con lo que te sientes identificada.

- Estoy muy orgullosa de ti - le dijo la rubia dándose la vuelta para quedar frente a ella.

- Y yo de ti.

- Me da igual si no me aceptan.

- No digas eso, te van a aceptar - negó la navarra moviendo la cabeza de un lado a otro.

- Es que es la verdad - afirmó Alba sonriente - si lo hacen, pues me alegraré, pero si no me aceptan no pasa nada, soy feliz aquí contigo.

- Pues no sabes lo mucho que me gusta escucharte decir eso - reconoció la cantante sonriente - pero si te van a aceptar.

Esa sensación de estar en el lugar en el que debes estar. De que aunque fuera este tronando y la lluvia inunde las calles, cuando cierras la ventana, echas la cortina y giras la cabeza, lo que ves es casa.

- Tengo una pregunta.

- ¿Y cuenta como pregunta?

- Es suficientemente importante para que cuente como pregunta...

- A ver, dime - dijo la navarra poniéndose un poco más seria.

- ¿Qué vamos a hacer si me aceptan?

- Tú no te preocupes por eso ahora Albi.

- Pero es que es una posibilidad...

- Ya lo sé - admitió en un suspiro Natalia.

- ¿Y qué haremos?

- Pues no lo sé Albi, pero no pasa nada porque haya un obstáculo, lo saltaremos juntas ¿vale?

¿Me das fuego? // ALBALIAWhere stories live. Discover now