Esto era lo que quería decirte

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Miki, Joan, Marilia, Julia y Alba se reunieron en el restaurante a la hora acordada y se sentaron en la terraza pidiendo la primera cerveza mientras hablaban de cómo había ido la semana.

- Por cierto, viene alguien más ahora - dijo Alba.

- ¿Quién? - preguntó Miki y Julia se rió.

- ¿De qué te ríes? - le preguntó Marilia.

- De que vais a alucinr - respondió la gaditana ganándose una mirada asesina de Alba. 

- ¿Quién viene? - preguntó Joan intrigado acercándose a la rubia.

- Por favor controlaros eh - pidió Alba y todos asintieron - viene Natalia.

- ¿Qué Natalia? - dijo Miki frunciendo el ceño, pues no le sonaba ninguna amiga de Alba que se llamara Natalia.

- Eso digo yo - dijo Joan.

- ¡AAAAAAAAAH! - gritó Marilia.

- Marilia cariño, he pedido control - le dijo Alba mirando a los lados.

- ¿Qué pasa?

- Natalia Lacunza, es esa ¿verdad? - dijo Marilia y Alba asintió - ¡Acerté! ¡Me deben una cerveza! - les dijo señalándoles a todos.

- Espera... ¿la cantante?

- Ahá.

- ¿Estáis...?

- No, no. No estamos saliendo ni nada. Es solo que quería tomar algo conmigo, le he dicho que había quedado con vosotros y se ha apuntado.

- A ver, Alba, habla - le dijo Miki.

- Ay, ¿en serio?

- ¡SI! - gritaron todos a la vez y Alba empezó a contrar un poco por encima todo lo que había pasado con Natalia, mientras sus amigos no daban crédito.

- ¿Te gusta entonces? - preguntó Carlos al terminar de escuchar su nueva canción por cuarta vez.

- Carlos, está genial - le dijo Natalia - es preciosa en serio... me parece un temazo.

- ¿Si? - preguntó sonriendo.

- Totalmente, es mi canción favorita de todas las que tienes, en serio.

- Jo qué bien. Me gusta mucho.

- Tus mejores canciones son cuando hablas sin miedo Carlos, en serio - le dijo acariciándole el brazo.

- Y las tuyas son cuando eres tú al cien por cien - ambos sonrieron.

- ¿Cómo llevas lo de conocer a gente ajena a este mundillo? - le preguntó Natalia mientras los dos se ponían sus chaquetas y salían del estudio despidiéndose del productor.

- Pues mal - se rió - no se me da nada bien. Es que nunca se ni cómo actuar...

- Tienes que hacer las cosas sin pensar tanto.

- ¿Cómo tú con la tatuadora? - preguntó pícaro.

- Pues si, por ejemplo. Voy a ir a tomar algo con ella y sus amigos ahora.

- ¿En serio?

- Si. ¡Vente!

- ¿Qué? No, no. Qué pinto yo ahí...

- Pues lo mismo que yo Carlos, venga, así no me siento tan desubicada, que yo no conozco más que a su compañera de piso... - le dijo sonriendo.

- Pero que van a decir que qué hago ahí, que no.

- Seguro que no dicen nada, venga, vente. Un ratito - juntó sus manos - te juro que si no estás cómodo me guiñas un ojo y yo me invento algo y nos vamos juntos - Carlos dudó - porfaaaaaaaa.

¿Me das fuego? // ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora