Pocos Albi, me parecen pocos

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Natalia caminaba sonriente por la calle con una carpeta bajo el brazo dirigiéndose hacia el estudio en el que trabajaba Alba. Al llegar, se acercó a África y le preguntó si estaba libre, en cuanto la recepcionista le respondió que si, sonrió y se adentró por el pasillo hasta encontrársela, teléfono en mano, sentada en su taburete.

- Ey - dijo llamando su atención.

- Ay - se dio la vuelta sonriente - te estaba escribiendo - le enseñó el móvil.

- ¿Y qué me decías?

- Que si cenábamos pizza hoy - dijo levantándose y acercándose a ella - pero sin juegecitos cerdos.

- Si esa es la mejor parte - dijo dándole un beso y sonrieron - toma - le dio la carpeta.

- ¿Qué es esto? - preguntó mirando los papeles que le entregaba la morena.

- Un contrato de alquiler - respondió sin pestañear recibiendo una mirada confusa de la rubia.

- ¿Cómo que un contrato de alquiler? ¿De qué hablas? ¿Nos mudamos? - preguntó de nuevo sin retirarle la mirada.

- Algo parecido.

- Pero si te encanta tu casa.

- Bueno, esta también me gusta - dijo señalando con la mirada la carpeta.

- Nat, no entiendo nada, ¿me ayudas?

- Alba, te han aceptado.

- ¿Qué?- Natalia levantó un sobre, rojo como el primero que recibió, como respuesta.

- Lo siento por leerlo, no he podido aguantarme.

- ¿Qué estás diciendo Nat?

- ¡Que te han aceptado Albi!

- ¿Estás de coña?

- No, ¡enhorabuena mi vida! - gritó emocionada abrazándose a ella.

- Joder qué fuerte - la rubia apenas podía hablar de la emoción que sentía en aquel momento.

- Te lo mereces, felicidades.

- Gracias...

- Estoy tan orgullosa de ti...

- Joe... pero... ¿y esto es un contrato de alquiler de qué? - preguntó mirando la carpeta.

- Pues es un contrato de alquiler de un apartamento en París - Alba abrió los ojos todo lo que pudo pero no logró articular palabra.

- Pe... ro... si no había decidido nada todavía, no se si quiero irme Nat.

- Mira los nombres - indicó Natalia moviendo la cabeza. Alba se fijó en ellos y distinguió dos nombres, Alba Martínez Reche y Natalia Lacunza Sanabdón.

-Pero... - dijo sin quitar la mirada de aquellos papeles - Nat no - le dijo levantando la mirada.

- Si - respondió la morena.

- No, no... esto no puede ser así.

- Alba, es justo como debe ser - aclaró cogiendo sus manos - cuando he leído que te habían aceptado he gritado de la emoción y lo he visto más claro que en toda mi vida. Me estaba comiendo la cabeza con cómo íbamos a llevar esto a distancia, pero es que no va a haber ninguna distancia.

- No Nat, esto - miró los papeles - tú no tienes por qué dejar toda tu vida por mi... no es justo para ti.

- Claro que es justo para mi, porque estaré contigo - sonrió la más alta mientras Alba negaba con la cabeza a punto de echarse a llorar - Alba - le cogió los brazos con delicadeza y le miró a los ojos - tú ya lo dejaste todo por alguien una vez, es hora de alguien lo haga por ti.

¿Me das fuego? // ALBALIAWhere stories live. Discover now