Entonces, ¿me quieres?

11.3K 585 236
                                    

Los días en Maldivas les estaban viniendo fenomenal a las dos. Estaban disfrutando del mar, los paseos sin prisa, el anonimato... y sobre todo, de estar juntas. No tenían que preocuparse del trabajo ni de nadie que estuviera a su al rededor. Apenas cogían el móvil y cuando lo cogían solía ser para hacer alguna foto. Aunque Alba también tenía que contestar las preguntas constantes de Julia que le enviaba junto con cientos de emoticonos felices, corazones, estrellas y besos. Había que quererla como era.

- ¿Qué vamos a hacer después de comer? - preguntó Alba dando un sorbo a su vaso y mirando a Natalia que estaba guapísima con unas gafas de sol de color negro.

- Pues, ¿no hay un sitio al que te mueres de ganas de ir? - preguntó y Alba sonrió al instante.

- ¿Vamos hoy?

- Vamos hoy - asintió Natalia sonriendo por la expresión de emoción que puso Alba.

- ¡Ay qué ganas tengo Nat! - empezó a dar saltitos.

- Ya lo veo ya - dijo riéndose - a las seis menos cuarto nos llevan en barquito, vemos el atardecer, cenamos en la playa haciendo un picnic y luego podemos quedarnos el tiempo que queramos allí.

- No eres consciente de la ilusión que me hace esto, en serio.

- Un poquito si lo soy, solo hay que verte la cara - sonrió Natalia al mirarla de nuevo.

- No se cómo darte las gracias por traerme aquí.

- Disfrutando - le acarició la mano.

- No vas a pagar tú todo esto eh, que lo sepas.

- Alba, si ya está pagado.

- ¿Qué? Pues me dices cuánto ha sido. Yo pago la mitad.

- Que no, que esto ha sido idea mía, te he arrastrado hasta aquí porque me ha dado la gana, no vas a pagar nada.

- Natalia, que si, que no es justo - se quejó - Encima de que me traes aquí porque me he vuelto loca... - dijo agachando la mirada.

- Oye - acercó su silla a la de Alba y la abrazó por el hombro - no te he traído porque te hayas vuelto loca - imitó su tono de voz loca ya estabas de antes - Alba chistó riéndose - NOS he traído aquí porque me apetecía desaparecer contigo, y no vas a pagar nada porque no me da la gana a mi.

- Pues no voy a ver el mar de estrellas - se cruzó de brazos como una niña pequeña y Natalia la miró levantando las cejas - bueno vale si voy a ir pero déjame pagar por favor.

- Albi, que no, que esto es cosa mía. Tómatelo como un regalo de cumpleaños atrasado - Natalia volvió a su sitio y Alba la miraba con el ceño fruncido no muy convencida de los arguentos de la cantante.

Aún así, Alba se subía unas horas después en un barquito con Natalia que las llevaría a la isla de Vaahdoo. El guía les estaba explicando por qué brillaba de esa forma la playa. El motivo no era otro que la bioluminiscencia. En ese proceso, algunos seres vivos crean luz con su cuerpo, como las luciérnagas o las medusas. En este caso el responsable de esa iluminación es el fitoplacton, que genera esa luz azulada cuando su cuerpo entra en contacto con el oxígeno. ¿Alucinante no? Eso pensaba Alba mientras escuchaba la historia que les contaba el guía sobre esa playa. Les dijo que les iba a llevar a una zona menos conocida de la isla para que pudieran disfrutarlo más a gusto, sin tanta gente. Y así fue, llegaron a una playa y se bajaron de la barca aún dentro del agua. Había algunas parejas, pero no eran más de 10 personas sueltas por la zona. Aún no había anochecido así que colocaron una manta en la arena, sacaron algo de comida y disfrutaron del atardecer mientras cenaban esperando que la noche llegara cuanto antes para poder ver el espectáculo luminiscente.

¿Me das fuego? // ALBALIAWhere stories live. Discover now