v e i n t i c u a t r o

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—¿¡Es una maldita broma?!

A pesar de toda la mierda con la que cargaba, el que diga eso solo empeoraba más las cosas. Sentí que mi respiración se hizo pesada y como si lanzaran un cerillo a un barril con gasolina, explotar por completo la poca estabilidad emocional que tenía.

—Señorita Oh.— dice él sin moverse de su lugar. —No tiene dinero y su nombre salió en las noticias. Lo más probable es que él la haya estado buscando.

Suelto el aire por la boca. Ni dos días pude estar realmente tranquila. Tenía la idea que con el pasar del tiempo me sentiría mejor. Pero todo se volvía cada vez peor.

—¡Patrañas! —escupo acercándome a su regordete cuerpo. Me había vuelto más irritable. Acusándole con un dedo y picar su pecho, mirando el claro asombro por mi acción. —Tú, le haz dicho. Puedo apostar mi mano a que les haz dicho, con tal de sacarle dinero.

La falsa indignación es notoria en su rostro y se aleja acomodando su traje de segunda mano. Yo conocía a ese vividor a la perfección. El dinero era lo único importante para Park. —Es una acusación grave. Él la encontró a usted, yo jamás le revele su paradero.

Seúl era grande ¿Cómo demonios dio justamente con este hotel? ¿Contactar con Park? Yo no era ninguna estúpida.

—¿En serio? Díselo a mi jodido culo, imbécil.

No le creía, tenerle a mi lado ya era de por si una mierda y que ahora Hoseok decidiese aparecer me cagaba completamente.

“Sientes eso, es la sangre de una vida inocente. Esa que esta en cada parte de tu cuerpo muñeca.”

Llevo ambas manos a mi cabello suelto. Intentando no jalar más de lo debido pero me resulta imposible, porque tengo a este maldito vividor a mi lado y me da coraje lo que me dijo.

«El joven Jung, esta afuera.»

Era una completa mierda.

—Va a tener que recibirlo si quiere ayuda. Yo tengo que ser sincero con usted. —me siento en el borde la cama y apoyo los codos en las rodillas con las manos aún en mi cabello. —Yo, lamento mucho lo que le sucedió. Pero ya no puedo seguir haciéndome cargo de usted. Esta es su única oportunidad así que, la toma ahora o lamentablemente la dejaré a su destino.

—Que te jodan.

Es lo único que puedo decirle viendo el claro desacuerdo y desagrado por mis palabras.

—Diga lo que quiera. Saldré por esa puerta y la dejaré abierta para el joven Jung.

Me quito la zapatilla y en una desesperación por lo que ha hecho, se la lanzo. Él alza ambos brazos y se cubre pero este le da en una de sus piernas.

Su cara se deforma en un gesto de dolor.

—¡Lárgate! ¡Lárgate! No te necesito.

Le grito con fuerza, sacando la otra zapatilla para lanzarla importando poco donde le caiga y él sale realmente disgustado. Mi pecho sube y baja además de sentir los latidos del corazón en mis oídos.

Hoseok era alguien del pasado para mi, uno bien jodido que prefería olvidar y dejarlo atrás. Donde era su maldito lugar.

Permanezco sentada en el borde de la cama y como ese vividor lo dijo, dejó la puerta abierta. Mis ojos no se movieron de su lugar y no importó que cada parte de mi cuerpo se pusiera tenso cuando él apareció.

Apreté los dientes para contener mis emociones. En ningún momento lo dejé de observar. Su cabello castaño, cubriendo su frente y cejas, sus ojos que seguían mirándome de la misma forma fue lo que logró que mis manos se volvieran puños. Él vestía todo de negro. Desde su costosa chaqueta, camiseta hasta pantalón. Los zapatos crema era lo único diferente que tenía.

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