d o s

10.6K 877 234
                                    

Park dejó de venir con el pasar de los días, aquel bastardo desapareció como si la tierra se lo hubiera tragado. No le tome importancia al principio pero al hacer llamadas que me dejaron en el buzón de voz, preferí cortarla ahí. Me lo suponía desde un comienzo, buscaría la primera oportunidad para deshacerse de cualquier contacto conmigo. Y en un momento lo acepté, pero me inquietaba aquel lugar. Uno; la octava planta estaba desolada, vivía sola. Sola. Ni una persona, ningún vecino. Ninguna abuelita a la que hacer compañía por último. Lo averigüe al tocar una de las tantas puertas que estaban en el pasillo. Creí que era una broma más me quedé anonadada al ver la realidad.

Por las noches el lugar se sentía demasiado frío, oscuro, ajeno. Tardaba horas en conciliar el sueño, tenía unas ojeras enormes que adornaron mi rostro todos los días. El señor Kang pasaba de mi existencia
Si le saludaba por cortesía, me miraba y luego hacía como si nada.

Podía irse al infierno.

Regresando con el lugar, pues no me sentía a gusto ni cómoda; pero tenía por lo menos, un pequeño espacio para mi sola, sin nadie que controle mi vida, solo yo.

“Algún día SunHee, te haré falta.”

Aún no me decidía en buscar algún trabajo a medio tiempo, pero pronto lo encontraría. Hoy hacía un frío horrible y para ponerlo aún mejor, estaba nevando.

Con un enorme saco, una bufanda que me comía entera y un gorro de lana salí del apartamento para bajar por ese ascensor. Siempre que subía, rogaba porque no fuera la desafortunada en quedar atrapada si colapsaba.

— Mierda. No te malogres ahora.

Cuando estuve por salir ví al señor Kang. Esta vez no le salude, que se joda. Caminé como si no le hubiera visto, eso me pasaba por intentar ser educada. Pero ya le quería ver a fin de mes. Cobrando la renta. Aunque ni eso podía, Park dejó cinco meses de adelanto.

Tuve que buscar lugares para poder caminar sin que mi bota quedara enterrada en la nieve. Eso me llevaría tiempo que no me importa perder. Después de unos minutos escuche a mi detrás los jadeos de alguien. Como si mataran a una vaca.

Me gire con el ceño fruncido encontrando al chico de piel morena que vivía en el mismo edificio. Rodé los ojos. Me parecía un friki. Intento hablar conmigo varias veces cuando descubrío que asistíamos a la misma universidad. Genial.

— ¡Hey!.. —parecía que moriría ahí mismo.— Sunhee... Hola...

Llegó a mi lado tomando grandes bocanadas de aire. Solo por un momento me detuve. Dios, él de verdad no era alguien a quien odiada, pero invadía mi espacio y tranquilidad. Eso me irritaba de gran manera.

Acomode mi mochila.— Me sorprende que aún puedas hablar.

Sonrió mostrando esos oyuelos que alcancé a ver, antes de mirar los demás edificios. Además que su nariz estaba roja.

— Amo la nieve, pero no cuando ya es tarde y es más que obvio perderemos ambos la primera clase.

— Eso me entristece demasiado.

Solté con sarcasmo. Mis huesos dolían. Él tenía un abrigo aún más grande que el mío, la bufanda no tan gruesa y un gorrito de lana azul que dejaba a la vista su frente.

— Bueno, el autobús pasará el cinco minutos —miró su reloj para luego meter las manos en los bolsillos del abrigo.— si es que ya no pasó antes.

Habían unas dos personas a nuestro lado. No me importaba perder una hora de clase si al final tendría que aprenderla para el examen.

— Sunhee. — él no podía estar más de dos minutos sin abrir la bocota. A mi lado, él intento quitar los restos de nieve en sus hombros. — Si el curso de Filosofía es muy difícil para ti... Puedo ayudarte en los recesos-...

Hostage ➵ jeon jungkookWhere stories live. Discover now