d o c e

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«Me obligaste a hacer esto, Sun Hee

— Por una mierda — escucho su voz furiosa y la cuchara callendo al suelo de forma estrepitosa. –, ¡abre la puta boca!

Estoy segura que ya perdió la poca paciencia que tiene. Siento la sangre en mi boca cuando su pesada mano se estrella en mi mejilla aún sin dejar de sostener el tazón de comida que trajo.

No llevo la cuenta de cuantas veces a hecho eso. Abofetearme, agarrar mi cabello hasta hacer que duela de forma insoportable. Y a veces lo que llega a preocuparme de si él llegará a matarme, cuando me patea y estoy en el suelo por culpa de esos malditos grilletes que no dejan defenderme.

Se que no soy lo suficientemente fuerte en comparación a él, pero por un momento, me gustaría no sentir esa impotencia en mi pecho y en su lugar sentir que por lo menos que aún tengo la fuerza para poder por lo más mínimo que sea, hacerle daño.

— Obligame, bastardo.

Le escupo con la garganta ardiendo y en nudo que se forma, por las estúpidas ganas que tengo de llorar. A demás que ardía. Picaba, no había probado agua, un poco cuando él aparecía en las noches un tanto ebrio. Y lo que me proporcionaba era alcohol en pequeñas cantidades antes de, antes de que él..

— Voy a disfrutarlo, muñeca.

No es una advertencia. Va doler, lo sé. Pero no pienso dejarle que me doblegue o espere que me ponga a llorar. Él no puede lograrlo.
Puedo ver sus ojos ensombrecidos por su flequillo que ha crecido un poco a pesar de ser de día. Pensé por un momento que la habitación era por completo cerrada, sin ningúna ventilación. Me equivoqué, eso lo descubrí cuando desperté después que los efectos de la droga abandonaron mi cuerpo.

Había una ventana en la parte derecha de la habitación, no pude lograr verla la primera vez porque tenía unas cortinas de un rojo oscuro.

Él había corrido las cortinas, pero mis estúpidas esperanzas se evaporaron al ver los barrotes de fierro detrás del vidrio.

— Vas a comer ¿me oíste? — se ha puesto de rodillas, el plato lo ha dejado a un lado del piso yo estoy sentada en el suelo con los grilletes haciendo presión en mis pies. Y duele como la mierda, tengo heridas frescas que arden. Siento su pesada mano sostener mi mandíbula y sin ningún asco abrir mi boca sin importar el daño que me causa. — ¡vas a tragarte la puta comida! Ya estoy harto que te hagas la difícil.

Mis manos se aferran a sus brazos en un intento porque se detenga. Pero al hacerlo siento los grilletes apresar mis tobillos y chillo por el dolor.

Siento el metal de la cuchara sucia chocar con mi labio y después mis dientes causándome daño, para después el contenido de la comida ser depositado en mi boca, hasta deslizarse por mi garganta.

Toso y él sin esperar a que tome aire o mastique, vuelve a meter la cuchara en mi boca. Lo odio tanto, odio tener que soportar lo que me hace, odio sentir sus manos en mi cuerpo, lo odio por lo que me hace en las noches, pero sobre todo, lo odio por tenerme aquí.

×××××××××××××

La luz roja que alumbra la habitación es lo único que no me deja en la oscuridad por las noches durante estos cuatro malditos días que llevó aquí. Estoy sentada en el suelo, esperando el momento en que no aparezca por esa puerta y muera afuera por causas naturales.

Un asalto, un atropello, o algo que me permita dormir una noche tranquila, sabiendo que no volverá a hacerme daño.

Pero después, pienso que si ese asqueroso bastardo no aparece por esa puerta, yo moriré. Sin nadie que sepa en el lugar donde me tiene encerrada, moriré de hambre esperando que alguien me encuentre si tengo suerte de lo contrario me quedaré ahí, sin poder huir de él.

Hostage ➵ jeon jungkookWhere stories live. Discover now