c a t o r c e

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Me estoy volviendo impaciente.

Siento mis manos picar, a veces entró en crisis cuando miro a mi alrededor y solo veo paredes y la única puerta que es mi escapatoria estar siempre cerrada. Pero lo que más me inquieta es sentirme ansiosa, a veces llego a hiperventilarme cuando estoy sola o otras veces la respiración me falta.

«Los frenos del auto fueron cortados, antes de que llegaran a la curva no pudieron detenerlo, aún seguimos investigando.»

«Están de broma ¿verdad?»

Pero lo que más me deja un sabor amargo en la boca es, cuando la puerta ha sido abierta en la mañana, demasiado temprano para mi gusto. Sentía mi cuerpo caliente y la frente sudorosa, mi cuerpo descansaba en la cama y me obligue a levantarme con la camiseta enorme de ese grandísimo bastardo.

Aún no estoy del todo despierta, pero lo que mis lagañosos ojos ven; son a ese maldito imbécil, tiene una expresión neutra cuando le veo y trae algunas cosas en las manos.

—Despertaste. Pensé que tendría que echarte agua a ver si dejabas de dormir. Ya es medio día. — no lo dice con burla, es seco al hablar. Se ve tenso, cada movimiento que hace, limpiando la lagaña de mis ojos los froto con mis dedos sin percatarme de lo demás. — Levanta Sun Hee.

Yo en verdad odiaba escuchar mi nombre en su boca. Era asqueroso. Repulsivo.

Justo cuando estoy a punto de levantar la mitad del cuerpo y sentarme en el borde de la cama. Mi sangre se hela y siento mi estómago estrujarse.

Es la chiquilla, la del restaurante. Sin duda, yo era pésima en los estudios, pero si de algo me podía jactar era que jamás me olvidaba de una cara.

Yo puedo asegurar que mi rostro demuestra lo mucho que me afecta su presencia. Pero muy diferente a ella, parece no causarle nada, verme en esta situación. Y lo peor es que esta al lado de ese hombre que es un lunático. Alguien sumamente peligroso.

Si es su jodido novio y la esta usando para que no lo descubran sin duda era un completa estúpida.

Ayúdame.

Las palabras mueren en mi garganta.

Si algo odiaba, era suplicar por ayuda. Por más estúpido e ilógico que sonara, más en mi situación. Pero no podía. O al menos no mientras ese infeliz seguía en la misma habitación. No mientras podía oírme.

— Yeji. — Jungkook voltea a penas el rostro cuando se dirige a ella. Se ve más ocupado en las cosas que trae, que cualquier rastro de sueño se me va del cuerpo cuando la chica sigue parada en medio de la puerta. La puerta esta abierta. — Si ella escapa juro que pagarás con tu vida.

Hasta que caigo en la cuenta que no tengo los grilletes, él me los quito ayer porque mis tobillos estaban demasiado lastimados, además que cuando dormía en la cama no los usaba y esas eran pocas veces.

Ella parece notar mis intenciones ya que de forma rápida y sin darme ninguna oportunidad cierra la puerta con fuerza.

— Que ruidosa eres.

Jungkook ya ni voltea a verla.

Estoy completamente despierta, arrastró mi cuerpo importando poco que mis muslos estén desnudos, no puedo dejar de mirar a la chiquilla. Ella está de pie en un rincón de la habitación con la mirada perdida. No dice absolutamente nada.

Veo de reojo a Jungkook acercarse con algo de comida.

Evito mirarlo, me recuerda lo humillante que fue con mi período a pesar que ya había terminado hace seis días atrás. A parte de lo mucho que odiaba sentir sus manos en mi cuerpo.

Hostage ➵ jeon jungkookWhere stories live. Discover now