v e i n t i d ó s

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Lo primero que recuerdo es despertar en un hospital.

Pensé que era un sueño o alguna alucinación de la droga en mi cuerpo. Pero extrañamente pude sentir el olor característico que tienen los hospitales, algo muy peculiar.

No había nadie a mi lado.

Pero podía ver la intravenosa en mi brazo además de una bolsa de suero. No tenía puesta la camiseta negra de siempre, ni dormía en el suelo como recordaba levantarme. En su lugar había una ropa de paciente, blanca que llegaba hasta mis pantorrillas.

Me asuste.

Más cuando ví a una enfermera entrar y esta también asombrarse un poco por la forma en como le miré. Intente levantarme, quitar la intravenosa pero ella se apresuro en volverme a recostar.

Joder, no quería a nadie tocándome.

—No, no. Debes descansar. Estas demasiado débil.

—¿Qué demonios sucedió?

Mi voz se escucha pastosa. Ella evita mirarme, volviendo a acomodar la intravenosa pero yo no me muevo.

—La policía te trajo aquí, el hombre que te secuestro ya ha sido llevado a la estación, después de recibir una bala en brazo.

Es demasiada información para procesar, tanta que me duele la cabeza como si me hubiesen golpeado.

—¿Qué? ¿Cuánto llevo aquí?

Mi voz tiembla un poco, muerdo mi labio por dentro y reprimo las estupidas lágrimas.

—Dos días. Estamos haciendo una desintoxicación además de suministar vitaminas, estas demasiado débil.

Es lo último que dice antes de irse, yo no hago más preguntas. Me quedo en silencio por varios minutos mirando un punto fijo en la blanca pared. Es de día, a pesar que esta nublado se puede ver por la ventana.

Me rio. Me rio hasta que las carcajadas aumentan de fuerza. Maldito hijo de puta, solo puedo insultarle es muy tarde cuando las lágrimas caen por mis mejillas.

No escucho nada más que mi propia risa rota. El nudo en mi garganta asfixiandome hasta que la puerta es cerrada con fuerza dejándome asustada tanto que me encogí en mi propio lugar.

—Sun Hee.

Mi pecho se oprime y parpadeo muchas veces para realmente creer que él está frente a mi. Todo es tan rápido, que no tengo tiempo cuando él corre y sin esperarlo me abraza.

Lo hace con fuerza tanto que llega a dolerme un poco, contento el aire oliendo su ropa con suavizante y los latidos de su corazón que son inestables.

—Estas bien, joder. No sabes cuanto me asuste.

Sun Hee tu me importas, es qué ¿todo lo que he hecho no es suficiente para ti?”

Me quedo ahí, completamente quieta, yo pensé que ese tonto había muerto. Que era mi culpa haberle dejado en la pista medio muerto. Con mucha sangre en su cuerpo y la sola idea que recordar lo que sucedió con Jungkook me revolvió el estómago hasta el punto de querer vomitar.

—Sun Hee. —se aleja un poco y sus delgados brazos dejan de rodearme, para ir a mis hombros e inclinarse un poco para mirarme. Su expresión contraída me causa cierta nostalgia, porque solía verme así cuando algo le afectaba. —Dime algo. Por favor, hablame.

Veo sus ojos. Aterrados, tiene leves ojeras rojizas que hunden su piel y sus labios están un poco agrietados.

Resoplo y sonrió a penas. Controlando el nudo que tengo atorado y limpio con mis temblorosas manos las mejillas húmedas porque antes que él llegará estuve llorando.

Hostage ➵ jeon jungkookWhere stories live. Discover now