Epílogo

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Los colores eran más vibrantes y los sonidos más claros. Cada milímetro de su cuerpo estaba en un cosquilleo constante y había algo fuerte y poderoso empujando en el centro de su pecho y repartiéndose hacia cada extensión de su cuerpo.

Esas eran sus primeras percepciones, las primeras sensaciones que podía encontrar en su ser al abrir los ojos después de haber caído dormido o desmayado, no estaba seguro de lo que había ocurrido. 

Solo tiene memoria hasta cierto punto. Su lengua lamiendo lenta y constantemente sobre la piel ajena y lastimada, su miembro se movía al mismo ritmo que el que se encargaba de su propia herida. 

Había sido instinto. 

Toda la situación lo había sido. 

Tardaron una eternidad brindándose lamidas en curación a las heridas antes de que, al mismo momento, se separaran y se reacomodaran, recuerda perfectamente que él no se movió en lo absoluto, sus alfas lo hicieron. 

La segunda marca aconteció un poco más rápido, recuerda que había una sensación de quemazón en el fondo de su vientre y su boca estaba llena de saliva, sus colmillos afuera y punzando contra sus labios. 

No es capaz de rememorar lo que ocurrió después de que sus colmillos se enterraron en carne ajena al mismo tiempo que su propia piel fue perforada. 

Le es imposible recordar algo más que el espacio blanco y ensordecedor, el calor creciente en el centro de su cuerpo y después todo fundiéndose en oscuridad. 

Ahora él estaba sintiéndolo todo más fuerte, más intenso, todo era más poderoso. 

Se estaba sintiendo mareado pero no enfermo, era solo... extraño. 

La picazón llegó en un milisegundo, atacando ambos lados de su cuello. Lo hizo soltar un quejido al segundo, sus manos moviéndose hacia la zona al instante. Quiso rascarse pero algo más fuerte retrajo la acción. 

Alfas —Pidió en un muy bajo tono que no parecía ser propio de su voz, un ruego suave, necesitado. 

Dispuesto a llamarlos nuevamente, alejando las manos de su cuello porque el calor corporal que ellas generaban le causó más picazón, se sorprendió enormemente cuando sus alfas se movieron en sincronía hasta que estuvieron sentados y mirándolo. El hecho lo tuvo en shock por un par de minutos, solo mirándolos moverse como si fuesen un espejo del otro, la picazón incluso disminuyendo ligeramente por ver las acciones de sus alfas. 

Ellos incluso bostezaron y se estiraron en un mismo movimiento.

Iba a comentar algo pero entonces el calor comenzó en la punta de sus dedos, la yema de cada uno de sus dedos hervía, él tuvo que mirarlos fijamente para verificar que no estaba encendiéndose en llamas, por más ilógico que fuera aquél pensamiento. 

Y no, él no estaba prendido en fuego. 

El calor seguía ahí, potente y comenzando a extenderse por cada fibra de su cuerpo, escalando en cada nimio espacio de su anatomía. Un gemido bajito salió de sus labios y lo tuvo boqueando por aire al siguiente instante, sentía que se estaba ahogando, y no por falta de aire, era... era absolutamente todo lo contrario. Había tanto en su sistema que lo estaba sobrepasando. 

Fue cuando levantó el rostro y miró hacia adelante, su vista se centró directamente en los rostros casi juntos de sus alfas, ellos estaban apegados mirándolo fijamente, preocupados. 

Pero eso no fue lo que hizo que su corazón se saltara un latido. 

Fue el hecho de que no había verde esmeralda en los orbes que lo miraban, los cuatro ojos fijos en él eran totalmente amarillos brillantes. Refulgentes ágatas citrinas que le miraban rebosantes de preocupación. 

Styles ~LS- A-B-O~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora