Sumario

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Mientras la mujer expulsaba un grito desde lo más profundo de su garganta, un relámpago iluminaba la oscuridad del cielo, ella gemía de dolor y él rugía como una bestia, como si una minúscula cosa, insignificante como lo era aquella mujer tuviese algún tipo de conexión extra natural con el firmamento.

Cuando habían transcurrido cinco minutos de sufrimiento, que para ella asemejaron a millones de años, los médicos por fin se enteraron de su estado, encaminándose en una carrera hacia el quirófano donde ella no paraba de soltar desgarradores gritos y gemidos repletos de dolor mientras afuera la tempestad avanzaba.

Siendo nuevamente una muestra de una extraña conexión casi mística, el dolor calcinando cada célula de su cuerpo y la tempestad arrasando toda calma y tranquilidad a la naturaleza. 

"¿Cómo fue que no vimos esto antes?" Cuestionó el doctor a todos y a ninguno al mismo tiempo, ella comenzaba a quedar en la inconsciencia y la fuerte tormenta emprendía a ser tan solo una llovizna. Culminando poco a poco como si no hubiese sido nada más que un fuerte ventarrón. 

"¿De qué habla doctor?" Preguntó confundida la enfermera conectando las agujas y manguerillas por todo el cuerpo lánguido.

"Ya se encuentran listos para nacer. Ya vienen." Hablo él mientras lavaba sus manos con velocidad.

"¿Vienen?" cuestionó la fémina con una mueca de incertidumbre observando al beta por una minúscula cantidad de tiempo.

"Sí, no sé cómo fue que lo pasamos por alto, pero no es uno, son dos." Habló ahora poniéndose los guantes de látex, con la mirada fija en la pantalla que mostraba la imagen de dos fetos en el interior del vientre.

Un vientre que estaba dando sacudidas tan terroríficas, como si un monstruo fuese el que adentro se encontrase, como si intentara traspasar la piel de la omega con garras afiladas, desesperado por salir a la luz. La realidad era que el oxígeno en el interior comenzaba a ser escaso.

Había poco tiempo.

"ah" solo eso escapó de entre los labios de la beta, ocupándose a un lado del doctor.

Transcurrida una hora desde que ingresaron al quirófano, dos pequeños niños dieron el primer suspiro de vida, justa y precisamente al mismo momento en el que su madre daba el último.



-xxx-



"Lamentamos mucho su perdida, pero hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance" Habló reaciamente el doctor.

"¿Dónde está?" murmuró aquel hombre.

"En unas horas podrá retirar el cuerpo de su esposa, y los bebes están en la incubadora" informó el beta ajustándose los lentes.

"¿Bebes?" el otro ojeroso beta susurró aún más bajo entrecerrando los ojos, la confusión surcando sus pensamientos, entremezclándose con todo el desconsuelo ya arraigado a su sistema.

"Sí, no sé cómo se nos había pasado por alto aquello pero son dos, gemelos" contó pastosamente, con tanta lentitud como podía para dar a conocer aquella noticia pero sin perder la firmeza que necesitaba.

Una risa amarga se escuchó en la oficina, seguido por un sepulcral silencio, hasta que el beta del castaño cabello revuelto observó al doctor, la mirada inundada en desasosiego "Así" la palabra expulsando veneno en cada letra pronunciada "que se les paso por alto algo tan simple como el hecho de decir que no esperábamos un hijo si no dos" inició asintiendo, mirando con fijeza al médico a su frente "así mismo se les paso de simple la vida de la mujer a la que amo, de la misma manera se les paso el dejarla morir" Las palabras salieron tan hoscamente, la sonrisa tan amarga incrustada en los labios delineados.

Styles ~LS- A-B-O~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora