Capítulo 9: una puta maravilla.

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—Yo quiero recuperar mi teléfono. Es todo lo que me importa en este momento —masculló Billy, dándole la vuelta a la hoja—. Sus secretos no me importa, sinceramente. Y mi percepción sobre ustedes no va a cambiar porque ni siquiera tengo una. Podemos hacer como que nada de esto ocurrió y podemos simplemente compartir un secreto, ignorando que lo sabemos.

—No hables, cada que dices algo es molesto —exclamó Erika—. Ninguno de ustedes me da la suficiente confianza como para revelares un secreto.

—Princesa, no es como si alguien entendiera "esos secretos" en realidad —habló Raquel—. A no ser que seas la de la "relación prohibida". Creo que será sencillo para ti.

—A todo esto —interrumpió Zack—. ¿Quién creen que sea el de la relación prohibida?

—Podrías ser tú —soltó Erika.

—Cada vez que dices algo es molesto —espetó Billy observándola con molestia.

—Chicos, cálmense —cortó Dustin, levantándose de su asiento—. Todos aquí queremos recuperar nuestros celulares. Podemos llegar a un acuerdo.  Además en realidad no sabemos que es una "relación prohibida", podría ser cualquier cosa.

—Evidentemente lo que el club quiere, es exponernos. Así que no hay ningún acuerdo al que llegar, solo tenemos que decir a quién pertenece cada secreto y eso es todo. Luego podemos hacer como que nada sucedió.

—¡Ya cállense! —exclamé con molestia—. ¿Por qué demonios tienen que hablar tanto? ¿Pueden por un maldito segundo pensar y apreciar el silencio? Paren de tirarse mierda todo el tiempo.

—Habló Dulcinea —comentó Erika con la intención de fastidiarme—. Hablamos para llegar a un acuerdo y encontrar respuestas, no sé. Pero seguro que tú eres el de la relación...

—Claro que lo soy —declaré sin mayor importancia—. Pero ustedes no tienen ni puta idea a lo que se refiere la nota en realidad.

Silencio.

—Suena a que salías con Bianca —dijo Raquel con simpleza.

—Pueden sacar sus malditas conclusiones, yo solo quiero recuperar mi celular e irme a mi maldita casa.

De repente, en ese instante un sonido se escuchó en el suelo, a lo que todos reaccionamos de manera inmediata. Aquel sonido definitivamente sonaba a la vibración de un celular en una llamada, luego nos percatamos que el sonido venía de una de las mochilas dejadas en el suelo, por lo que no tardamos ni un segundo en revisar en nuestras mochilas para descubrir que aparentemente, los teléfonos habían estado siempre ahí.

Una puta maravilla.

Existen ventajas —muy pocas, pero las hay— en tener problemas económicos

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Existen ventajas —muy pocas, pero las hay— en tener problemas económicos. Para mí, una de ellas es tener la capacidad de abrir una cerradura con un simple alambre de metal, otra de ellas era saber pasar fácilmente desapercibido. Por lo que, tomando la decisión de seguir mi instinto, seguí los pasos de alguien que me llevarían a una nueva pista para resolver el caso.

El club de los rechazados.Where stories live. Discover now