El que avisa no es traidor, compañera de baile

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Gilbert se estaba vistiendo para el gran baile, se puso por primera vez corbata,la verdad es que no le sentaba nada mal, y se puso los botines que él mismo había comprando en su visita a Charlottetown. No se peino, ya que era imposible pasar un cepillo por esos rizos rebeldes, y salió de la habitación con una sonrisa en la cara. Fue a la habitación de su lado izquierdo, " reina de las nieves" y esperó a que la muchacha saliese.Pero la puerta del reino del fuego,nunca se abrió. Bajo abajo, allí estaba Matthew, y vio la cara de preocupación de su hijo. - Gilbert, tranquilizate, Anna ya se fue, me digo que tenía que hacer unos recados para que sus amigas viviesen el cuento que tanto repetían sus labios- digo Matthew, diciendo cada palabra que Anna dijo hace media hora. Gilbert se disgustó por no poder ir con Anna colgando de su brazo a ese hermoso baile, pero decidió dejar eso como un sueño imposible y ir al baile sin la calidez de su pelirroja. Llegó después de 20 minutos de caminata y se paró delante de ese gran portal. Se fue a una ventana y se retocó el cabello y su corbata de color azul marino. Finalmente, respiró hondo y entro a la mansión de los Gillis. Una señorita, le indicó donde se celebraba la gran fiesta. Entró pisando la alfombra y se pusó a buscar a su compañera de baile favorita. No era nada fácil localizarla, ya que la gente bailaba al mogollón y no se podía ver ni a una sola cabellera. Gilbert no la encontró en la pista de baile, cosa que le pareció bastante increíble. Gilbert vio durante un día entero, a Anna ensayar miles de bailes en el patio cerrado de tejas verdes, lógicamente la adolescente no sabía que cierto pelinegro la observaba, pero realmente, Anna sabía bailar perfectamente. En su opinión, era la que mejor bailaba de la escuela. El joven se dirigió a la mesa de los dulces, Anna amaba los dulces, y él sabía que tarde o temprano, la joven estaría mojando fresas, ya que era su fruta favorita, en la gran fuente de chocolate. Se puso delante del plato de fresas esperando que Anna vinera a ellas. - Señor, siento molestarle de nuevo, pero es que el baile me a agotado tanto que necesito un poco de chocolate  negro para recuperar el azúcar que se me a caído de bailar tanto- digo Anna haciéndose paso. Gilbert sintió la voz de la muchacha y se puso de espaldas, con el plato de fresas en su mano izquierda, poniendo a su espalda de muro. Anna llegó a la mesa donde tenía localizada a sus queridas fresas, pero no vio ningún plato, solo se encontró a un hombre que le daba la espalda y se comía a sus apreciadas fresas. Anna fue a por él y le plantó cara a esa injusticia alimentaria. - ¿ Se puede saber qué hace? Esas fresas son para todos no solo para usted.Si tuviera un poco de verguenza se daría la cara y me miraría a los...- digo Anna con la furia en sus palabras. - Ojos - digo Gilbert con una fresa en su mano izquierda. Anna se quedó helada, miró como ese traje le quedaba  como un dios griego, esa corbata lo hacía más atractivo y esa mirada le hacía sentir tan nerviosa que tenía que tranquilizarse antes de decir las palabras que su corazón marcaba en su mente. - Gilbert, ¿ me puedes dar el plato de fresas?- digo Anna más calmada mientras miraba la hermosura de este. Gilbert no contestó, se dió la vuelta y la hermosura de Anna iluminó la gran sala de baile.Ese vestido era precioso, su color le quedaba a la perfección con su tez blanca y vió que su pelo relucía con rizos naturales.En su hermosa cara no había ninguna gota de maquillaje para tapar las pecas que tanto pedía sus dedos acariciar. Se quedó sin palabras. -¿ Perdona que habías dicho?- digo Gilbert contemplandola de arriba a abajo. Anna lo notó y se puso tan roja como la alfombra que los dos pisaban, pero eso no impidió que reclamara a sus queridas fresas. - Que me des las fresas, Blythe- digo Anna intentando coger una pero Gilbert la cogió antes y se la comió de un solo bocado, haciendo que Anna soltará su gruñido de guerra. - Anna, las cosas se piden con respeto y educación- digo Gilbert con otra fresa en sus manos y acercándosela en la boca. - ¿ Tu hablas del respeto y la educación? Blythe no me hagas reír - dijo Anna con ironía mientras miraba cada paso que daba la fresa que pedía a gritos su estómago. - Señorita Shirley,¿ que le parece si yo le doy mi plato de fresas? - Anna sonrió cogiendolo, pero Gilbert la detuvo - pero usted debe darme algo a cambio. - digo Gilbert mirando a los ojos grises de Anna muy fijamente. - Yo solo quiero a estas fresas dentro de mi estómago así que diré que si a lo que quieras a cambio, Señor Blythe. -digo Anna cogiendo una fresa del plato y comiéndosela con ansia. - Pues entonces, eres mi pareja de baile - digo Gilbert cogiendo otra fresa del plato. Anna se atragantó con la fresa que estaba en su garganta en el momento que Gilbert digo la bomba.

- ¿ CÓMO?- gritó Anna una vez que se tragó la fresa. - Así es, tu has dicho que aceptabas lo que quieras y yo te iba a pedir que fueras mi pareja de baile, así que ahora eres mi querida pareja de baile.- digo Gilbert con la mirada que Anna ya tenía cariño. - Bueno es gusto, es lo que hay. - digo Anna con su plato de fresas en la mano. - Además el que avisa no es traidor- digo Gilbert acercándose a Anna. - Tu no has avisado, Blythe- digo Anna con la boca llena de fresas. - Sí que lo hice Anna, te dije que hoy bailaría contigo aunque fuera lo único que hiciera, y lo e cumplido. - digo Gilbert cogíendo dos fresas más.

¿Pelirroja?Where stories live. Discover now