Cap. IX: Brave

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—¡Esto es un milagro! Después de días, decides llamarme.

—Perdón por dejarte solo en el parque.

—¿Quién era ese chico? ¿Tu primo? Porque corriste tras él sin pensarlo.

—Debía hacerlo; pero no es mi primo.

—¿Compañero de trabajo?

—No.

—¿Novio?

—...

—¿JongIn?

—ChanYeol, ¿podrías venir a mi departamento?

—¡Claro! Iré en estos días. Oye, tengo que colgar. Llegaron visitas.

—O-oye, pero que no sea el día...

—Adiós...

Espero que ChanYeol no se le ocurra mañana en plena cita con KyungSoo.

Eso espero...


¡¿CÓMO SE PUDO ATREVER A ESTAR JUNTO A KYUNGSOO?!

¿Por qué de todas las personas tuvo que ser él quien sonría frente a mi pequeño?

KyungSoo también correspondía y le da bocados en cierto tiempo. El Bingsu siendo devorado por esa bestia, mas bien alimentado por un ángel.

Regulé las respiración lentamente sintiendo mi cara arder del coraje consumiendo mi interior. No tenía control de los gestos que mi rostro, probablemente KyungSoo se dio cuenta al verme de frente y sorprenderse.

El flujo de coches paró aprovechando caminar sin quitarle la mirada a esa espalda estorbosa de JongSun. KyungSoo actuaba nervioso y, ¿cómo no?

—Doctor, es mejor que se vaya. Es tarde para usted.

—¿Por qué? Aún no llega.

—Te equivocas — di una fuerte palmada en la espalda asustando al entrometido— Ya llegué.

—J-JongIn —mi pequeño dejó velozmente el bote semi vacío en la bolsa— Qué bueno que llegas.

—Disculpa la tardanza. Se presentó un inconveniente en el edificio; pero todo está bien.

—Oye, JongIn — habló el doctor sonrisas, ¿y ahora qué quiere?— Si ibas a dejarlo solo, debiste llamarme.

—¿Ah? ¿Por qué haría eso? —contesté sin prestarle atención, mi concentración estaba en KyungSoo.

—Tal vez porque... — dejó caer de golpe su mano en mi brazo— las personas como KyungSoo deben ser cuidados todo el tiempo—concluyó remarcando la palabra todo.

—Gracias por el ofrecimiento, pero... —empujé sin cuidado la mano de contrario— no te necesitamos.

—Entonces ten más cuidado la próxima vez, si es que la hay.

—¡Suficiente! — alcé la voz, listo para atacar.

—¡Sí, es suficiente! —interrumpió KyungSoo— C-creo que ya es suficiente con la charla que tuvieron.

—Mi pequeño tiene razón. KyungSoo, vamos —rodeé el coche e ingresé encendiendo el carro sin mirar a JongSun hasta estar dentro del vehículo— JongSun, es mejor que te quites de allí o saldrás lastimado.

—Doctor, le agradezco la espera. Después iré a la cita.

—¿Cita? —pregunté con indignación volteando a ver a KyungSoo.

Cartas a Kim JongIn [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora