Cap. VI: Wait

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Agradecí por primera vez al cielo, a los ángeles y a la vida el tráfico intenso que nos mantuvo juntos por más tiempo. Disimuladamente lo veía de reojo para cerciorarme de que estuviera bien, algunas veces volteaba hacia la ventana y en otras sonreía bajito con un leve sonrojo en sus mejillas. 

No podía negar el nerviosismo en mis manos temblorosas sobre el volante. Al igual que él, sin decirnos nada, nuestros deseos eran mutuos. Así como yo quería conocerlo, también su corazón esperaba con ansias el momento de cruzar nuestros caminos, el oír nuestras voces y mirarnos a los ojos sin haber personas o cristales que lo impidan. Un momento único que no debía desaprovechar.

La larga fila de coches nos alejaba a siete cuadras de su casa, el pequeño se removía de su lugar incómodo de tanto tiempo sentado acompañado de unos gestos de dolor que me alarmaron un poco.




—¿Te encuentras bien? —pregunté preocupado— ¡Sé que el tráfico en este momento es terrible, pero espera un poco más por favor!

—Lo sé, no te preocupes por mí —respondió sin voltear a verme, tenía la cabeza gacha— Solo es por el frío que está haciendo.

—Por cierto, KyungSoo, ¿por qué usas silla de ruedas? —¿acaso no es obvio? respondió mi cabeza— B-bueno, q-quiero decir que...

—No estoy paralítico... no aún — alzó su cabeza y me miró con ojos tristes— Digamos que, estoy enfermo de la columna. No sé cuándo podré caminar bien.




Mi cabeza quedó en blanco ante tal contestación. Ya había analizado la situación desde que lo vi bailar en su habitación la vez pasada y llegué a la conclusión de una posible fractura en el pie que lo tenía atado a estar así. La tensión invadió nuestro pequeño espacio en tan solo unos segundos.




—Yo... —JongIn, él está sincerándose. ¡Contesta algo decente! —Lo siento.





¡¿Es en serio?!




—Es por eso que el frío afecta a mi espalda, pero no te preocupes, estoy bien.

—KyungSoo...




En ese momento tenía ganas de abrazarlo, recargarlo en mi pecho acariciando su suave cabello negro y decirle que contaba conmigo para lo que sea, no importa que. Cantarle al oído lo maravilloso que es tenerlo junto a mí hasta que cayera dormido como el ángel que tanto había anhelado tener. Sentirlo seguro en mí.

Pero solo se me ocurrió un lo siento mediocre de mi parte, no sabía que decir para alentarlo. Se me ocurrió la idea de encender el aire acondicionado, al menos serviría como relajante a su malestar. Buscaba en el coche alguna chamarra o algo térmico que pudiera servir, aunque solo hallé basura de Sehun en el asiento trasero.




¡¿En dónde rayos dejé el suéter de Soo?!

Cartas a Kim JongIn [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora