Carta 4

68 16 9
                                    

Nonhyeon-dong, Seúl, Corea del Sur.

17 de Julio.

Querido Kim JongIn:

Escribir tu nombre al principio lo siento extraño. Es un logro más que me llenó de alegría y entusiasmo por que al fin puedo dirigirme a ti como debe ser.

Después de guardar mi carpeta en mi buró, decidí cerrarlo con llave para futuros curiosos que abundan en mi casa. Al día siguiente, mi vecino encendió su estero con canciones terriblemente inentendibles. Por dios, eran las siete de la mañana y mi mal humor despertaba conmigo para convivir todo el día, sin descanso. Mi hermano asistió a la universidad, mi padre a su trabajo y mi mamá cuidando de este pequeño gran estorbo. Por fortuna, el vecino cambió de disco a un género más relajado, me estaba colmando la paciencia que quedaba.

Mi madre cedió a llevarme al parque central para relajarme, aunque ella también necesitaba un respiro de tanto trabajo que le cuesta mantener la casa limpia y ordenada. Cuando tenía catorce, solía ayudarla con los quehaceres en general; si bien, lo que me apasiona es la cocina. No quiero presumir, pero tengo mejor sazón que ella, Baekhyun y Eunyeong son testigos vivos para comprobarlo desde que hicimos una competencia de platillos mi mamá y yo. La suerte estuvo de mi lado ganando por mucho a mi gran maestra, mis amigos devoraban sin parar dándome automáticamente el título del mejor miembro de la familia Doh en tener una sazón increíble.
Todo eso quedó en un grato recuerdo guardado en el fondo de mi corazón.

Regresamos del paseo mañanero después de platicar algunas experiencias del pasado. Como no tenía otra actividad que hacer, tomé mi celular rojo casi inservible de mi mochila negra, por un momento pensé llamar a Baek para programar nuestro próximo encuentro de amigos, sin embargo, inconscientemente levanté la mirada hacia la ventana justo cuando el señor Steve se dirigía hacia la puerta de mi casa. Solo logré escuchar a mi mamá atendiendo al llamado de este último y unas cuantas palabras como SeungSoo, cita, mesero, sábado, novia y... ¿Kim JongIn?

No podría creer lo que había alcanzado a percibir, mi hermano ayuda en algunas ocasiones al dueño de la cafetería, obviamente cuando tiene tiempo. Mi mente empezó a unir todas esas palabras hasta llegar a tener la situación más clara, todo eso hizo que la teoría de la dichosa cita es para tu novia, claro, para quién más podría ser.

Toda la tarde le pasé dando vueltas a lo mismo, si pensaba que mi mal humor había desaparecido, pues no, empeoró más al escuchar de nuevo las canciones horrorosas del estúpido vecino. Decidí ignorar todo tipo de ruido que genera el ambiente tóxico de la ciudad hasta caer dormido sin darme cuenta. Hoy sábado, escribo ante un panorama poco alentador, la noche es tan fría que hace que mi cuerpo duela; pero no quiero irme a dormir sin antes desahogarme por lo que observé en la tarde.

Siguiendo con este escrito, después de haber relajado mi mentalidad, procedo a contar que me levanté temprano sin muchos ánimos, como siempre. Hice la misma rutina como cada mañana hasta volver a la cama que se volvió mi lugar de honor. Dejé pasar horas y horas observando un libro que me obsequiaron los padres de EunYeong hace dos años, su título me pareció raro desde que lo vi, Retrato de una mujer en llamas.

El reloj marcó las cuatro en punto y el libro parecía desesperarme un poco por la nula atención que le di, oí la llegada de alguien que por lo visto traía bolsas de supermercado con tanto ruido que hacía, era mi hermano de regresó de la universidad y de paso compró cosas para la despensa. Se metió a mi habitación sintiéndose con autoridad sólo por ser el mayor, es un cretino. Intercambié algunas palabras tratando de llegar a lo que quería saber, no me costó mucho esfuerzo, él mismo me dijo todo con detalle, tan específico que dolía.

Su labor era ser mesero de una pareja con reservación a partir de las 5:00 p.m. del día sábado con menú especial. Ya no pude seguir escuchando lo que decía, me albergué tanto en mí mismo que no sentí cuando mi hermano se había ido a alistar. Me sentí derrotado, ya no había vuelta atrás, Doh KyungSoo, es hora de aceptar la realidad.


Pero esto no termina aquí, a pesar del pequeño dolor que sentía, llamé a mi mamá para que me ayudara a sentarme en la mecedora. Necesitaba ver toda la acción para de una vez por todas ir matando la ilusión. No pasaron ni diez minutos cuando entraste en escena, la ropa que portabas me gustó demasiado. Me encanta como luce las camisas en ti, en especial las de color rosa. Esta vez era en tono azul cielo con un pantalón negro de vestir. Había un detalle en especial que estrujó mi corazón: una rosa blanca.

Que más pruebas quería tener si con eso es más que suficiente para saber que el amor llegó a ti y correspondes cordialmente. Qué puedo hacer yo ante eso si solo observo a una persona que no sabe de mi existencia, ni mucho menos lo que empiezo a sentir por él. Cómo puedo hacer cambiar el pasado para que esa rosa blanca no vaya dirigida hacia esa chica, sino a mí.

Vaya, qué estúpido y egoísta estoy siendo. Realmente me sorprendo de mí al haber escrito todas estas palabras llenas de rencor. Si sigo así, lo único que ganaré de todo esto es una orden de restricción de parte tuya. Aun así, me seguiré desahogando.

Para que todo ese ambiente que respiraba se volviera más tenso y triste, poco tiempo después apareció la susodicha. La observé muy bien de pies a cabeza, no era especial, lo típico de una chica que cuida su alimentación al grado de comer solo lechuga todos los días, lentes de sol, uñas finamente pintadas, una terrible combinación de prendas que me hicieron sacar una pequeña sonrisa de lo mal que se veía, logró hacerme reír después de todo. Y, por último, zapatos muy ordinarios... ¿En qué estás pensando Kim JongIn?

Un saludo clásico con formalidades aburridas fue lo último que logré ver antes de ingresar al lugar. Para colmo de males, el señor Steve pulsó el botón de la pared haciendo que la visibilidad hacia el interior se mantuviera en privado, maldito el día en que se le ocurrió colocar vidrios electrocrómicos.

Esperé paciente si en algún momento huyes de ahí, las lámparas de la calle se encendieron poco a poco mientras moría la tarde, aún no había señales de auxilio de tu parte. Seguí leyendo tratando de hundir mis pensamientos en la historia para dejar el asunto que tenía enfrente. Sin darme cuenta, terminé dormido con el libro en mi regazo, la cabeza torcida y mi playera empapada de saliva, lo noté por lo mojado de mi ropa. Quien me haya visto así, pensara que soy un ser asqueroso, pero, ¿acaso la gente no babea dormido? Es igual que roncar, da lo mismo.


Al despertar y reincorporarme, divisé la cafetería cerrada. No pude presenciar la despedida de la nueva pareja favorita del señor Steve. No me tomes a loco, pero, mientras dormía, sentí algo muy extraño, como si un ser me observara desde lejos, no lo sé. Similar a una mirada muy fuerte y penetrante. Debió ser el sueño pesado que suelo tener o mi hermano me miraba y yo aquí pensando lo peor.

Después de cenar, regresé a mi habitación para escribir todo esto, el frío no es importante ni mucho menos el dolor de espalda que mataba. Los antiinflamatorios sólo me alivian por unas horas, no obstante, ese malestar no supera al que tengo en mi corazón. No es decepción o enojo, siento que se asemeja más a la tristeza que me he buscado por tonto. Si yo quisiera, en este momento tomaría las tres cartas anteriores para hacerlos trizas tratando de matar un sentimiento repentino que me da mucho miedo. Esta carta es la más desgastada de tanto hundir la punta del lapicero al escribir, muy aparte de algunas lágrimas que estoy dejando salir. Mi caligrafía puede que sea indescifrable, ya que mis ojos están llenos de agua salada que no me permite tener algo legible. Mi iré haciendo la idea de ese noviazgo, eso no impide a seguir al pendiente de ti cada jueves o los días que sean, no se me ocurre nada más que contarte, creo que es la despedida.

Trabaja duro y cuídate mucho por el clima bipolar que tenemos en este país.

Con amor...

Doh KyungSoo

_______________

Hola, mil gracias por sus votos y lecturas.

Como vieron, se hace un pequeño corte en medio de la carta, ya que KyungSoo se quedó dormido y horas después despertó para seguir con la escritura. Lo explico por si no logran entender esa parte.

Si tienen alguna pregunta, no duden en hacérmela saber.

Los quiero

Liz💕

Cartas a Kim JongIn [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora