• EPÍLOGO •

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Había pasado ocho meses. Ocho meses desde que mi padre me echó de casa y yo vine a vivir con mi madre y mi hermano a un barrio de clase más o menos alta en Busan.

Recuerdo perfectamente mis días en los barrios bajos de Seúl, pasándome las horas muertas en la calle con mis colegas, jodiendo a los demás, haciendo daño a la gente, teniendo sexo duro con chicas fáciles y no tan fáciles. Después de todo, había llegado la hora de regresar.

Jaemin me había roto la nariz. Nunca hubiera llegado a pensar que tuviera tanto valor y fuerza como para hacerlo. Había sido sin duda el peor golpe que me había llevado en la vida, el más bestia, el que más daño me había hecho. Por un momento, estuve a punto de desmayarme por el golpe.

Cuando llegué a casa de... mi madre, empecé a recogerlo todo. Me cambié de camiseta y me miré en el espejo del baño. Tenía la nariz completamente destrozada y no paraba de sangrar. Otra persona hubiera ido al hospital, yo no. Yo me llevé la mano a la nariz, me la agarré con fuerza y le di una sacudida para colocármela en su sitio, igual que hacía cuando el hombro se me salía después de una pelea. Grité en cuanto me la coloqué. Aquello había sido mucho más doloroso que colocarse un hombro y ni siquiera sabía si lo había hecho bien. Pero por lo menos, dejó de sangrar.

Agarré las maletas y las arrastré hasta el auto. Mi madre observaba fijamente cada uno de mis movimientos, cruzada de brazos en el umbral.

Por un momento, cuando vi la Gibson regalada, pensé en dejarla allí, dónde estaba, pero sólo le molestaría a Jaemin, así que también me la llevé. Cuando pensaba que ya no quedaba nada más, recordé aquella sudadera, la que le presté a mi hermano ese primer día para que no agarrara frío y la cual siempre tenía debajo de la almohada. Lo sabía desde el primer día. Recuerdo que se puso rojo cuando la encontré y empecé a meterme con él diciéndole que seguramente la usaría para recordarme mientras se masturbaba. Después de eso, lo dejé estar. Era divertido verlo dormir abrazado a ella. Pero ahora me tocaba recuperarla.

Cuando tomé la sudadera de manera furtiva, recordé cuantas veces le había cogido en su cama, como gritaba, como le gustaba, como se dejaba hacer, como alzaba el culo y lo restregaba contra mi hombría, bien dispuesto ha hacer todo lo que yo quisiera hacerle, incluso pegarle e insultarle. Sí, sobretodo eso. Le encantaba sentirse dominado, le ponía perdidamente duro, como una putita bien amaestrada.

Tuve que salir de su cuarto corriendo para no empalmarme pensando en su cara de zorra mientras me lo tiraba.

Cuando tomé todo, me subí al auto y arranqué, saliendo rápidamente de allí sin dirigirle una última mirada a todo lo que esa casa representaba para mí. Sin mirar a mi madre una sola vez, sin cruzar palabra. Menos mal que Jaemin no estaba allí.

Me pregunto, ¿Cómo habría sido todo si nunca me lo hubiera cogido? Seguro que no tan divertido ni excitante como lo que habíamos sentido.

Ahora, me tocaba volver a mi lugar. El lugar del que nunca debería haber salido. Tendría que recuperar lo que era mío.

- TY… - me llevé el teléfono al oído mientras tomaba una curva a la izquierda. Taeyong contestó enseguida, eufórico al escucharme. - Vuelvo a casa, para siempre… Sí, bueno, aquello no era mi lugar. No encajaba allí… ¿Estás con Amber…? Entonces no le digas que vuelvo, a nadie. Será… - sonreí, mirándome en el espejo retrovisor. - … Una sorpresa. - colgué el móvil y lo lancé sobre el sillón del copiloto. Iba a encenderme un cigarro cuando el celular empezó a sonar. Miré la pantalla de reojo.

Muñeco…

No, Jaemin… por favor, déjalo ya. Deja de humillarte. No merece la pena llamarme y arrastrarte por mí. Déjalo ya…

Pero no lo dejó. Los nudillos se me pusieron blancos de la fuerza con la que apretaba el volante cada vez que una llamada acababa y volvía a empezar otra. A la novena, paré el auto en un aparte de la carretera. Agarré el móvil y le arranqué la batería, lanzándola a los asientos traseros.

Dejé caer la cabeza sobre el volante, apoyando la frente en el, suspirando, agotado.

De repente tuve que salir del coche guiado por una necesidad vital y me incliné hacia delante, vomitándolo todo hasta que sólo la bilis afloró de mi estómago.

Nunca me había sentido tan mierda…









🔹aBer, primero que nada no me griten xd

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🔹aBer, primero que nada no me griten xd

🔸 Segundo: antes de publicar la segunda parte de éste libro, voy a estar publicando varios ficc's (obvio del NoMin) que fui escribiendo en éste tiempo de "hiatus", ya he publicado un Two-Shot, por favor denle una oportunidad TuT, se llama 'MON VOISIN' que significa: mi vecino.

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GRACIAS por leer L@S AMO

ATTE: ErbaZen

𝕄𝕌ℕ̃𝔼ℂ𝕆 || 𝐍𝐨𝐌𝐢𝐧Where stories live. Discover now