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- Oh… ¿Pero que es esto? - no podía pronunciar palabra para satisfacer la duda de mi novio al ver todo aquello, el ambiente de esa fiesta organizada a las afueras de la ciudad en la enorme mansión de Yeji dónde yo había pasado tardes y mañanas con mi ex rubia y dulce, magreándonos, hablando simplemente o viendo películas en su pantalla de plasma de cincuenta pulgadas tan grande como la pantalla de un cine, escuchando música a través de los altavoces de su cuarto que ahora parecían formar parte del decorado y hacían retumbar las paredes con la alocada música dance.

Apenas podía dar dos pasos sin chocar con ningún niñato forrado en dinero con camisa de algodón o con alguna chica con botas de tacón de aguja, minifalda con una buena vista de un culo fino y escotes que dejaban ver casi toda la totalidad de las enormes tetas de silicona que se habían puesto de moda en el mundo de las putitas.

No entendía que hacía Yeji dando semejante fiesta. Observaba desde gente medianamente normal bebiéndose a chorros jarras enteras de un licor rojo del que prefería no saber el nombre, a chicos y chicas medio despelotonándose encima de la mesa del salón, imitando vulgares putas de barra. Lo que más me sorprendió fue ver a dos chicas de poco más de veinte metiéndose la lengua hasta la garganta en plena galería y acariciándose los pechos e incluso la entrepierna con las manos, la una a la otra.

Había estado en fiestas antes, pero eso era el caos total. Me alegraba de no ser yo quien tuviera que recoger semejante estropicio luego.

- Joder, si me hubieras dicho que esto era una orgía, me hubiera traído condones. - se burló Jeno. Le di un codazo suave en el estómago y empezó a carcajearse en mi cara.

- ¿Dónde mierda estará Yeji? - murmuré, intentando caminar por entre los desconocidos que me rodeaban. ¡Si casi nadie era de la universidad!

Sentí un azote en el trasero y me volví rápidamente, escandalizado.

- ¡Eh, hermoso! ¿Quieres bailar? - me quedé a cuadros observando a aquel tipo con cara de borracho total que me guiñaba descaradamente un ojo.

𝕄𝕌ℕ̃𝔼ℂ𝕆 || 𝐍𝐨𝐌𝐢𝐧Where stories live. Discover now