#29

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No me importaban nada las personas que estuvieran en el primer piso en ese momento, creo que tampoco hubiera parado aunque Siwon hubiera llamado a la puerta otra vez o incluso hubiera entrado mi propia madre, encontrándonos con semejante situación. Ojalá no apareciera nadie, porque no íbamos a parar hasta corrernos como dos animales sobre el otro.

Me arrancó literalmente la ropa, rompiendo la cremallera de la chaqueta con su fuerza bruta y haciéndola descender por mis brazos hasta las muñecas. La ató fuertemente en ellas, sin acabar de quitármela, dejándome con las manos y los brazos inmovilizados a la espalda. Empecé a sofocarme y a respirar entrecortadamente, mirándolo a la cara a la vez que hacía fuerza para intentar soltarme, sin éxito. Jeno se rió con suma malicia ante mi expresión azorada, agarrándome de la barbilla con su rostro muy cerca del mío, haciéndome sentir su aliento.

- Esa carita... esa carita de Muñeco... - entreabrí los labios, enseñándole mi lengua pidiéndole algo que saborear. Me ofreció la suya, metiéndomela en la boca con salvajismo, con sus labios aplastando los míos. La forma en la que fingía la penetración con la lengua dentro de mi boca me hizo recordar como me había metido su grueso pene en ella, como lo había recorrido con la lengua de arriba abajo, dejando impregnado en él mi saliva, como había jugueteado. Noté un hilo de saliva escurrirse por mis labios hasta la barbilla cuando Jeno se separó de mí, mordisqueándomelos y chupándolos. Levantó mi camiseta de un tirón, dejándomela justo por debajo de las axilas, incapaz de quitármela sin desatarme las manos.

- ¡Ah!... Uhm... - alcé la cabeza hacia el techo, clavando la mirada en él. El estómago se me llenaba de hormigas con un cosquilleo que no sabía si llamarlo molesto o placentero, tremendamente estremecedor, cortándome la respiración que empecé a soltar a bocanas con los hombros encogidos y temblorosos sintiendo como me mordisqueaba los pezones y los lamía, los succionaba como si fueran de caramelo y me los pellizcaba, sintiéndolos duros entre sus dedos. Cerré los ojos con fuerza y me mordí el labio. - Jeno... te he echado de menos... - abrí la boca de par en par, sintiendo su mano quemar debajo de mis pantalones, de mis boxers, toqueteándome. Me puse duro al instante contra su mano.

𝕄𝕌ℕ̃𝔼ℂ𝕆 || 𝐍𝐨𝐌𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora