- Ah… argg… - Di un paso hacia atrás cuando Jeno empezó a levantarse lentamente. El monstruo. Mantuvo la cabeza agachada en todo momento, con la mano ocultándole la nariz y la boca. Se apoyó en las taquillas para levantarse, aturdido por el golpe y cuando alzó la mirada y la clavó en mí, letal, mortífera, asesina, sólo fui capaz de tragar saliva. La mano que ocultaba parte de su cara se ensangrentó. La sangre corrió por su cuello hasta mancharle la camiseta, corrió por entre los dedos de su mano. Se formó un pequeño silencio roto por murmullos de sorpresa hasta que Jeno sacudió la mano que le ocultaba la cara y la sangre salpicó el suelo. Di un paso atrás entre exclamaciones de los que nos habían rodeado de repente. Le había destrozado la nariz, su perfecta nariz ahora rota y cubierta de sangre que caía encharcando el suelo. Por un momento, desvié la mirada incapaz de creer que había sido yo quien le había hecho semejante burrada. - Eres… un mal perdedor, jodido maricón. - noté la tensión a mi alrededor y en lugar de retroceder, sentí la rabia recorrerme las venas otra vez como un torrente. Jeno dio un paso hacia el frente. Yo me encaré, inclinándome hacia él.

- ¿¡Qué mierda hacen aquí!? ¿¡Qué mierda están haciendo!? - ninguno de los dos pareció escuchar los gritos de uno de los conserjes de la universidad, apartando a los alumnos a empujones y entrando en el círculo que nos rodeaba. El muy desgraciado era un cascarrabias. - ¡Na! - se dirigió hacia mí con paso decidido. Le ignoré por completo. - ¡Por supuesto, sólo podía tratarse de ti!

- Cállate, idiota. - el conserje se giró de golpe en el momento justo en el que Jeno alzó la mano y lo agarró del cuello de la camisa. Retrocedí por instinto, con los ojos muy abiertos cuando prácticamente lo alzó hasta que sus pies dejaron de tocar el suelo y lo lanzó contra la pared, quitándoselo de en medio con una velocidad y frialdad aplastante. El conserje se golpeó con fuerza la cabeza y la espalda y cayó al suelo, flácido. Un borbotón de personas corrieron hacia él entre gritos y por un momento, yo estuve a punto de hacer exactamente lo mismo, blanco como la pared. Joder… ¡Era un hombre mayor! Me incliné hacia el pobre hombre sin poder contenerme. - ¡Ni se te ocurra, puta lame penes! - por un momento vi sus manos precipitarse sobre mí, dispuestas a agarrar mi cuello para no soltarme y por puro instinto y rabia, me precipité hacia delante dispuesto a hacerle frente cuando, de repente, Yuta se le echó encima agarrándolo por la espalda, deteniendo su avance y unos brazos musculosos me rodearon el cuerpo y tiraron de mí hacia atrás, alejándome de él contra mi voluntad. - ¡Suelta imbécil!

- ¡Parenlos, joder! - Jeno se revolvió pegando codazos y patadas. Un montón de chicos corrieron hasta él y en apoyo a Yuta, lo agarraron y empezaron a hacerlo retroceder, intentando inmovilizarlo. Yo también me revolví, alterado, aún rabioso y deseando correr hacia Jeno para darle una patada que le reventara el pene con el que me había cogido durante seis meses sin descanso.

- ¡Jaemin, Jaemin! ¡Estate quieto, joder! - Renjun me estrujó entre sus fuertes brazos, dejándome sin aliento en cuestión de segundos. Aún así, me revolví furioso, intentando soltarme con mordiscos, incluso empezando a patalear.

- ¡Cuando te agarre voy a matarte, perra!

- ¡Ni se te ocurra acercarte a mi, hijo de puta! ¡No quiero volver a verte en mi puta vida! ¿¡Me has oído!? - los ojos de Jeno se centraron en los míos justo en el momento en el que los demás cayeron encima de él, tirándolo al suelo, aplastándolo entre todos. - ¡No quiero volver a verte! ¡Muérete Jaeno, muérete! - Renjun empezó a tirar de mí hacía atrás. Mark me agarró los brazos que movía como un loco intentando tranquilizarme. Yo no los oía, no oía a ninguno de ellos. Sólo le veía a él, tirado sobre el suelo con la cara ensangrentada y los dientes apretados del dolor. Y aún así, aunque lo estuvieran aplastando para detenerle y le costara respirar, me miró fijamente con los ojos brillando intensamente, escuchando cada una de mis palabras. - ¡Te odio! ¡Ojalá nunca te hubiera conocido Jaeno, ojalá nunca hubieras nacido, ojalá estuvieras muerto! ¡Eres un maldito de mierda, monstruo! ¡Desaparece! - y el brillo de sus ojos se apagó entonces, se esfumó.

𝕄𝕌ℕ̃𝔼ℂ𝕆 || 𝐍𝐨𝐌𝐢𝐧Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ