- Está bien. - me terminé el vodka, incómodo. Él me miraba de reojo y en cuanto terminé mi vaso, ya tenía otro delante. Mi nerviosismo aumentaba. - ¿Por qué me miras tanto?

- ¿Sabes que mirado de espaldas te he confundido con una chica por más que tengas el pelo corto?

- ¿Ah, si?

- No te ofendas.

- No - mentí. - Si me has confundido con una chica... no tienes que estar aquí...

- Quiero estar aquí. Chica o chico me has llamado la atención. Si me fuera creo que aunque lo intentara ya no podría apartar la mirada de ti. - bajé la cabeza. Sentía mis mejillas enrojecer.

- Esto... yo no...

- ¿Tienes novia?

- Hasta el invierno pasado... si. - no debería haber contestado a eso o, quizás, debería haber dicho que si.

- Interesante... - se formó un profundo silencio. - ¿Y novio? - tosí cuando el líquido se me fue por el lado equivocado a causa de la sorpresa, cortándome la respiración. Él me dio varios golpecitos en la espalda intentando contener una gran carcajada y me encogí al sentir su mano caliente sobre mi brazo desnudo. Saltaron chispas por ese simple roce y apartó la mano enseguida, como si el contacto con mi piel le hubiera dado calambre. Alzó una ceja, observándome con curiosidad y sorpresa.

Simplemente, acabábamos de conectar. No había más historia.

- ¿Cómo te llamas?

- Jaemin. - le había contestado. Ya no había marcha atrás.

- Jaemin... tengo un hermano que se llama Jaemin.

- ¿Si? Yo también tengo un hermano. No lo veo desde los cuatro años y viene mañana desde Seúl. - abrió la boca con sorpresa. Parecía estar a punto de decir algo, pero finalmente, se mantuvo callado y se rió.

-¿Desde los barrios bajos o el centro de Seúl?

- Barrios bajos ¿Por qué?

- Hum... - ladeó la cabeza. Por un momento se tornó pensativo. - Por nada. - le di un nuevo sorbo al vodka, más animado, pero igual de nervioso. - ¿Y no le ves desde los cuatro años dijiste?

- Así es. Mis padres se separaron y mi padre se llevó a mi hermano dándole su apellido Lee y yo me quedé con mi madre y me pusieron el apellido de su novio Na. Es... como esa historia en la que separan a los gemelos y no vuelves a saber más del otro...

- ¿Sois gemelos?

- Si, aunque no nos parecemos mucho... o eso me han dicho. No lo recuerdo bien. Solo recuerdo que éramos idénticos de actitud a los cuatro años y que jugábamos con la arena del parque ha hacer castillos.

- Hum... Y no has sabido nada de él desde entonces.

- ¡Nop!

- Hum... ¿Y por qué de repente después de...?

- Quince años.

- ¿Tienes diecinueve?

- Si. - sonreí. - hace no mucho los cumplí.

- Hum... que casualidad, yo también. - murmuró, con cierta diversión - ¿Y por qué ahora viene desde Seúl? Para... ¿verte? - puse los ojos en blanco y aparté el vaso vacío de vodka de mí, girándome en el asiento para situarme de frente a él.

- Es una historia muy larga.

- Tengo toda la noche por delante. - sonreí. No solo habíamos conectado. Me gustaba.

𝕄𝕌ℕ̃𝔼ℂ𝕆 || 𝐍𝐨𝐌𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora