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EMILIA

Mis papis trataron de hacer que olvidara lo que había visto en el aeropuerto, pero por más que lo intentaba no lograba borrar los acontecimientos de mi cabeza.

Fue una noche, antes de dormir que le confesé a papi los sueños que estaban persiguiéndome, era exactamente lo que había visto en el aeropuerto, se repetía una y otra vez, era un bucle en mi cabeza que me lastimaba, más de lo que pensaba.

Al día siguiente de haberle confesado a papi eso, el y Dadda habían hablado y consideraban que sería necesario llevarme con una psicóloga. De eso ya habían pasado varias semanas, hablar con un profesional sobre mis sentimientos me a ayudado, aunque en la última sesión termine llorando, ahora me siento liberada. Los recuerdos son los mismo y eso no lo puedo cambiar, pero mis sentimientos sobre ellos han cambiado. Son más llevaderos ahora.

Mi cirugía es en unos días y la verdad es que me encuentro mucho más entusiasmada de lo que muestro. ¡Volveré a escuchar!... o algo así.

Hoy fue un día tranquilo, no saldríamos de casa por lo que había insistido en que me dejaran permanecer en pijama. Todo transcurrió con normalidad e incluso puedo llegar a decir que fue un día un tanto aburrido.

Después de cenar mi cuerpo decidió que era suficiente, estaba muy cansada, demasiado. Mi cuerpo parecía haberse agotado por completo, todo lo que quería hacer era cerrar los ojos y dormir. Y lo hice, a pesar de que Dadda me estuviera hablando, no pude permanecer mucho tiempo despierta prestándole atención a sus labios moverse.

No se que hora es, pero estoy muy incomoda. Me muevo de un lado a otro en la cuna, no puedo encontrar ninguna posición cómoda. El body largo de pijama me molesta, pero no hago ningún movimiento para desasearme de el, es imposible hacerlo pues que los botones se encuentran en mi espalda.

Sentándome en el suave colchón observó a mi alrededor, todas las luces están apagadas y casi no logro ver lo suficiente. Lo único que logro visualizar es la pequeña poca luz de los faroles de la calle atravesar la cortina.

No puedo predecir el momento en que mi estómago se revuelve, un extraño sabor en mi boca me hace sentir mucho más incomoda. Balanceándome hacía adelante un caliente y asqueroso líquido sale repentinamente de mi garganta. El olor a vomito no me ayuda en nada. Al detenerme y sentir de nuevo el olor no puedo evitar volver a vomitar, las arcadas son más potentes esta vez y mis ojos se humedecen. Observo las barras de la cuna en busca de ayuda pero no veo ningún movimiento. Respirando por la boca trato de evitar oler el olor al vomito, no quiero vomitar otra vez. Un poco de mi saliva traza el camino equivocado, ahogada, toso, el impulso de la tos brinda camino a una tercera arcada.

La luz blanca artificial me en sigue ese por varios segundos. Mi respiración es muy irregular y el olor a vómito está trayendo consigo otra arcada más, agotada de sentir mis ácidos estomacales darse paso por mi garganta y elevó la mirada.

Dadda rápidamente eleva el techo de la cuna luego de esto baja la barandilla. No puedo seguir oliendo mi propio vomito.

JONATHAN

Al entrar en el cuarto de Emy trato de ser lo más rápido que puedo. La alarma de movimiento de su cámara nocturna había lanzado una alerta a mi celular.

Definitivamente no esperaba encontrarla vomitando.

Lanzando los crayones de una bonita caja de metal se la entregó vacía. Su respiración es rápida e irregular, puedo darme cuenta de cómo trata de calmar las arcadas. ¿Qué sucedió para que este así?

Su pijama se encuentra manchada de vómito, por lo que lo primero que hago es  tratar de quitársela.

En pañales y sosteniendo firmemente el recipiente que le entregue, la cargo en dirección al baño.

Nunca había actuado de una forma tan rápida. Sentándola sobre la encimera del lavamanos mantengo mi mano derecha sosteniéndola mientras busco una de sus toallas en los cajones. Estirando la toalla, la dejo sobre sus hombros, tomando las dos puntas, las acerco a su pecho tratando de cubrirla lo mejor posible.

Aún con una mano sosteniéndola, con la otra tomo su cepillo de dientes en una rápida maniobra dejó un poco de pasta de dientes en el cepillo.

Me encargo de cepillar sus dientes mientras ella sigue sosteniendo el envase que le entregue hace varios momentos.

"¿Mejor?" Preguntó al observarla viéndome. Su cabeza asiente, fijándome en sus ojos, observo como no están del todo abiertos, supongo que es por la luz del baño y por la hora que es.

Tres de la mañana no es exactamente una hora para estar despiertos.

Después de cepillar sus dientes, la saco en brazos de su cuarto, sin antes haberme detenido frente al cambiador para tomar una muda de ropa.

Ya en mi habitación dejó a Emy sentada sobre el colchón comienzo a vestirla, ella procura elevar sus brazos para que el cambio sea un poco más rápido, recostando su espalda al colchón procuro que los botones inferiores del body estén apropiadamente abrochados. El body le queda un poco grande pero esta bien, Axel había descubierto que a Emy le gustaban más las ropas sueltas y no tan ceñidas a su cuerpo.

Colocando los cojines restantes alrededor de la orilla de la cama, arrastro un poco a Emy dejando su cabeza sobre las almohadas, percatándome que el envase esté a su lado, decido volver a dormir o intentarlo al menos.

Apagando la luz de noche me recuesto a su lado. Tenerla cerca de mi me ayudaría a estar pendiente de ella y si en algún momento llegaba a volver a vomitar.


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Siento que debo decirles esto antes de que suceda y quieran asesinarme :D

EMILIA está en su etapa final, lo que significa que llegará a su fin en un par de capítulos más. Muchas gracias por todo su apoyo y por leer esta historia.

Nos leemos la próxima semana.

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