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2 semana después

A X E L

Las últimas semanas han pasado con tranquilidad. Emilia se nota más en paz y sonriente, a comenzado a interactuar más con nosotros como Papi y Dadda, mientras Jonathan y yo hemos implementado más el lenguaje de señas cuando hablamos, aunque a ella no le gusta mucho, nos pidió que habláramos como normalmente hacíamos cuando llegó y solo cuando no entiende lo que le decimos es que presta atención a las señas que hacemos, del resto ignora cuando le hablamos con las señas, aveces creo que le gusta imaginarse que puede escuchar y que oye nuestras voces.

"Emy, bebe" muevo un poco su hombro "es hora de despertar, hermosa" sonrió al ver como va abriendo sus ojos, un pequeño quejido de su parte me hace reír. Debía de despertarla de su siesta, si no lo hacía en la noche no iba a dormir.

"Hola papi" su ronca voz sale baja y un poco atropellada, siento como una media sonrisa se apodera de mis labios.  La terapista de lenguaje nos había indicado que lo que Emilia había logrado sin ayuda profesional era increíble, sin embargo con el paso del tiempo era probable que perdiera esta capacidad de hablar tan bien, razón por la cual queríamos apresurar la cirugía que recomendó su doctor, sin embargo los procedimientos antes de hacerla eran un tanto complicados, uno de los tantos  procedimiento para ver si es apta para lograr usar un implante coclear, es que un psicólogo debe aprobarla, ya que necesita bastante tiempo y esfuerzo en adaptarse al nuevo aparato, mucha terapia, mucha paciencia y dedicación, el doctor quería asegurarse que todo lo que tenía que estar cubierto antes de la intervención, y eso estaba bien. Emy se había emocionado mucho cuando le dijimos de la posibilidad de realizarle una operación para que recuperara la audición, aunque esta no iba a ser completa... algo era algo.

"¿No tienes un poco de hambre, pastelito?" Pregunto mientras la descubro del edredón. Jonathan se había dado cuenta que no le gustaban las medias y mucho menos las largas, aunque nos hacía una gran ilusión verla vestida de conjunto con sus medias largas, decidimos dejar pasar el tema, al menos por ahora que es verano y hace bastante calor, ya cuando el invierno llegará veríamos que hacer.

"Toma" sonrio viendo la forma en la que  toma la fruta picada con sus dedos. Últimamente en las meriendas dejábamos que ella misma las comiera, a pesar de esto, en los platillos fuertes, como el almuerzo, se lo dábamos alguno de los dos, simplemente era algo que nos daba satisfacción hacer.

[...]

J O N A T H A N

"Es hora del baño, corazón" aviso al verla terminar de hacer un trabajo de su escuela

"Nooo" suelta como respuesta haciéndome reír

"Si si" dejó unos cuantos besos en su cara antes de levantarla en brazos.

"¿Cuánto te falta, princesa?" Pregunto mientras subo las escaleras, siento como su vista está sobre mi

"¿De que?" Su pregunta es un poco vaga, seguramente su mente está dirigiendo su atención a otra cosa

"De tus trabajos" respondo "vi que te dejaron bastantes"

"Si" suelta recostándose en mi hombro "ya casi termino"

Después de esa pequeña conversación no volví a hablar, distraído tome un nuevo bote de burbujas y con Emilia aún en brazos, encendí la bañera con la temperatura justa, dejé que un poco del líquido se esparciera por el agua antes de encender la corriente interna de la bañera.

"Vamos a ver, cariño" sonrío acercándole la cesta con los jueves de agua "¿cuál quieres?" Dejó que escoja alguno mientras saco los productos para limpiar a Emilia.

"Muy bien, ese será" tomo la ballena que ha elegido y la lanzó al agua. "Ahora princesa, brazos arriba" Rápidamente le quito las prendas de ropa y antes de dejarla en la bañera cierro la corriente de agua.

A mitad del baño Axel cambia con mi lugar. Mientras el terminaba de quitar en champú y colocaba el acondicionador en el cabello de Emilia, yo organizaba las cosas que íbamos a necesitar cuando ella saliera. Había llegado la hora.

A X E L

"No papi, papi, papi" una escurriente Emilia trata de liberarse de mis brazos, apretándolos un poco más trato de calmar el comienzo del forcejeo. Ella se altera un poco más, dejando la toalla en mis brazos se escurre por debajo de esta, a pocos centímetros de la puerta de su cuarto logró atraparla. Esto definitivamente no iba a ser fácil.

"¿Vas a usar la manta?" Preguntó a Jonathan quien asiente "bien" respondo. Definitivamente prefería la manta que atrapar las manos de Emy en los seguros del cambiador, la manta le haría sentirse más protegida y cubierta, y en un lejano caso la ayudaría a sentirse cómoda mientras le pongamos el pañal.

"Recuéstala" pide  "recuerda que no le gusta estar descubierta tanto tiempo" Suelto como recordatorio a Jonathan, habíamos dejado la toalla a mitad del camino por el 'forcejeo' y ella se encontraba desnuda y temblorosa.

"Seré lo más rápido que pueda" responde "pero igual quiero tomar mi tiempo en ponerle su primer pañal"

"Si" apruebo lo último

"Ahora, coloca sus brazos en cruz sobre su pecho" rápidamente hago lo que me pide, el toma la manta debajo de ella y atrapa sus brazos dentro de esta, en rápidos movimientos pasa los lados sobrantes por debajo de su cuerpo, luego los vuelve a pasar por arriba y una vez más hace lo anterior, dejando las dos tiras sobre su estómago procura hacer un nudo con delicadeza en la tela sobrante.

"Noo" solloza cuando me ve pasarle el pañal a Jonathan "no Dadda no"

"Todo está bien, reina" trato de confortarla un poco, después de colocarle el chupete en su boca empiezo a acariciar lentamente su húmedo cabello, tenemos que secar este cabello después de ponerle el pañal y vestirla.

"Ahora, osita, voy a soltar tus piernas" Habla Jonathan hacia ella procurando que ella lo vea "No te voy a amarrar los pies al soporte pero no quiero ninguna patada, ¿comprendes?" Emilia asiente mordiendo la tetilla del chupón que dejé en su boca hace unos momentos "si pateas tendrás un severo castigo, Emilia" Ella vuelve a asentir mientras sus ojos se llenan de lágrimas.

E M I L I A

"Estamos muy orgullosos de ti"

Dejo que otra lagrima caiga mientras muevo mi cabeza hacia el otro lado evitando verlo, muy avergonzada oculto mi cara entre las almohadas de mi cama, moviéndome incómodamente siento como el plástico del pañal impide mis movimientos con libertad, mis piernas quedan un poco abiertas ahora y se me hace difícil mantenerlas juntas sin hacer presión, la mando de alguno de los dos pasa por mi espalda intentando consolarme. No lo logra, al menos hasta que papi me aleja de mi escondite y me acurruca en sus brazos, el biberón que siempre me hacen tomar antes de dormir aparece en mi vista, aunque este es más grande del que siempre me dan, lo acepto sin pelear, estoy cansada y sedienta por llorar tanto.

Cuando empiezo a cerrar los ojos percibo como empiezan a hablar, ya no me importa que están diciendo. Solo quiero ocultarme y no salir nunca más.

EMILIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora