10. Tentación

485 44 616
                                    

Gray

Odio tener que recurrir a esto, pero no encuentro otra salida por más que lo piense.

Cada una de las envestidas de las criaturas que pretenden entrar, debilita y agrieta más la capa de hielo que nos separa, causando que la chica junto a mí dé un respingo y suelte un grito que no pasa de mi mano cubierta por marcas oscuras.

Por la posición en la que se encuentra, no debe ser capaz de ver mucho más de lo que se podría ver a través de un cerrojo, no dudo que eso la altere aún más, aparte que se encuentra incómodamente cerca; sin embargo, no es conveniente dejar esta posición, no hasta que el peligro haya pasado o estaremos en serios problemas.

Puedo sentirlo, está más que aterrada; su respiración es débil e irregular, en parte obstruida por mi mano, la cual comienza a humedecerse por lo que sospecho son lágrimas involuntarias. Sus manos, temblorosas a más no poder, se aferran al material de mi camisa, clavando un poco más sus uñas con cada golpe que resuena.

No tengo idea de cuántos golpes haya sufrido el domo antes de ceder, pero en cuanto ocurre, es como si todo se ralentizara.

Algo que con esfuerzo se reconocería como una mano, se asoma por el agujero recién abierto, justo antes de comenzar a agrandarlo con movimientos desesperados que terminan cumpliendo su cometido a costa de algunas heridas en el miembro mencionado.

Un ser repulsivo y putrefacto comienza a abrirse paso hacia el interior, seguido por otro en un estado similar.

Es posible que en alguna época llegara a sentir lástima por estas criaturas, pero ahora solo puedo sentir una mezcla entre asco y odio, de ese que no te permite ver algo por más de dos segundos sin desear que termine su existencia. La cuestión es que, por mucho que quiera acabar con ellas, para eso tendría que dejar desprotegida a una chica que dudo esté en condiciones de dar siquiera un paso para escapar, no tengo opción.

No tengo problemas en mantenerme calmado, lo complicado es hacer que una persona aterrorizada no reaccione aun cuando una de esas criaturas la olfatea de cerca.

La humedad invade mi mano y por reflejo, la sujeto con más fuerza mientras que aquellos seres caminan, o más bien, se desplazan a nuestro alrededor.

Estoy listo para contraatacar en cualquier momento, sin embargo, esto no es necesario. Luego de lo que ha parecido una eternidad, finalmente deciden marcharse una detrás de la otra, con lo que suelto una bocanada de aire que ni sabía que estaba conteniendo.

Espero por algunos segundos, retirando lo que quedaba del casi inútil refugio que nos hice, confirmando que se han ido del todo para al fin calmar a la chica que parece aún más apegada a mí que antes.

—Tranquila, ya se han ido —le susurro, retirando mi mano y apartándome lo más que puedo, que por cierto, no es ni un paso completo antes de que su agarre me detenga, esta mujer tiene más fuerza de la que aparenta.

Ella me mira directamente a los ojos y abre la boca, parece que dirá algo, pero solo aparece un suspiro tembloroso, acompañado por unas cuantas lágrimas derramándose de un par de ojos cristalizados.

—Está bien, ya pasó —intento tranquilizarla un poco, pasando mis pulgares con cuidado sobre sus mejillas para retirar las lágrimas.

"¿Por qué estoy haciendo esto?" Pregunta de repente una voz en mi cabeza.

Odio meterme en asuntos ajenos, durante toda mi existencia se me ha dado fatal tratar de consolar a los demás, no debería apegarme a ningún humano en especial. Ver a esta mujer así no debería afectarme, pero lo hace y me siento ridículo por ello, no soporto el vacío que se forma en mi pecho al verla así, sin estar revoloteando por allí con esa voz que se vuelve más aguda conforme se entusiasma, intentando hablarme de cosas sin sentido que a veces ni entiendo.

Ángel caídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora