21. Meditación

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Juvia

Le comentaba a Levy que Gray es de quien tanto les había hablado, porque sí, era inevitable terminar contándole considerando que, si no lo hacía yo, lo haría Gajeel tarde o temprano; cuando noto que el chico de ojos grises a mi lado luce sorprendido y pensativo en partes iguales al ver a la rubia que acaba de aparecer. No entiendo su reacción y solo termino aún más confundida al escuchar que pronuncia su nombre.

¿Qué está pasando? La forma en que la mira... acaso tengo... ¡¿una rival en el amor?!

—¿Ustedes se conocen? —me apresuro a preguntar, necesito respuestas y rápido.

—No —Lucy niega, aunque ahora que me fijo bien, su expresión va más allá de la confusión—. O al menos no lo recuerdo, lo siento, ¿nos hemos visto alguna vez? —esta vez le habla a Gray, quien sigue en el mismo estado que cuando la notó, aunque esa pregunta parece regresarlo al mundo real.

—Perdona, creo que te confundí con alguien más —Gray se disculpa, frunciendo levemente el entrecejo antes de dirigirse a mí—. Debo irme, luego nos vemos.

Él hace un movimiento en señal de despedida hacia los demás antes de retirarse sin más.

De acuerdo, eso en verdad fue raro, aun para sus estándares. No se lo voy a dejar pasar, la próxima vez que lo vea tendrá que darme respuestas, y solo lo dejo para después porque vamos demasiado sobre el tiempo para la clase y en verdad quiero terminar con esa materia de una vez por todas.

 No se lo voy a dejar pasar, la próxima vez que lo vea tendrá que darme respuestas, y solo lo dejo para después porque vamos demasiado sobre el tiempo para la clase y en verdad quiero terminar con esa materia de una vez por todas

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Lo admito, al final no le puse mucha atención que digamos, fue imposible no pensar en lo ocurrido y darle algunas miradas irritadas a Lucy durante las dos horas que estuvimos en el salón. Prefiero no pensar mucho en eso y convencerme de que no me afectará mucho a la larga, pero ese es un lujo que no puedo darme en la que le sigue, donde tuve que obligarme a mantener la concentración para no terminar atrasada.

Por fortuna, esas eran las únicas clases que tenía en el día así que después de cenar pude relajarme... o al menos esa era la idea. Puede que ya no tuviera trabajos pendientes, pero lo de esta tarde sigue carcomiéndome la cabeza. En cierto punto recordé el libro que me trajo Gray, entretenerme con algo podría ser la solución para pensar en otra cosa.

El lado bueno es que el libro está en español y trae unas cuantas imágenes, el lado malo es que tiene aproximadamente quinientas páginas y una letra muy pequeña, además que me da algo de miedo maltratarlo, es decir, esta cosa parece tener como cien años, siento que un movimiento en falso convertirá una página en polvo.

Una vez que comienzo me doy cuenta de que la mayor parte es teoría... lo que me faltaba, más estudios. En fin, me propongo dedicarle media hora y empiezo a leer a conciencia, descubriendo que en verdad está interesante, tanto que se me ha ido el tiempo hasta llegar a la primera parte práctica, que no dudo un solo instante en intentar.

Bien, solo debo buscar un sitio tranquilo y seguro, para lo que mi habitación es perfecta. Ahora me concentro en mi posición; aquí dice que necesito asegurar una buena respiración, por lo que si no se tiene experiencia es mejor acostarme, poniendo la cabeza en dirección al norte, esto último para no entrar en conflicto con las líneas energéticas de la tierra. Luego de revisar en el mapa donde queda el norte, porque no, no es algo que me interese lo suficiente para tenerlo presente, me ubico en la posición indicada por el libro, me coloco unos audífonos para bloquear cualquier ruido y sigo las instrucciones.

Ángel caídoWhere stories live. Discover now