19. Contrato

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Gray

El sonido de la estructura del lugar crujiendo por el cambio de temperatura me indica que una vez más estoy congelando todo sin quererlo, sin embargo, eso es lo que menos me importa ahora mismo.

—¡¿Por qué no me lo habías dicho?! —pregunto, rodeando sus brazos con mis manos. Como respuesta, ella me mira con los ojos abiertos de par en par y un gesto angustiado, permaneciendo en silencio durante lo que siento como una eternidad.

—Porque no podía —finalmente suelta con la voz temblorosa y los ojos inundados con lágrimas a punto de derramarse—. Él me amenazó y a mi hermana, me hizo prometerle que me alejaría de ti y que no le diría a nadie sobre el tema —hace una pausa antes de continuar en un tono desesperado—. ¡Solo obedecí porque no sabía qué más hacer! ¡No podía exponerme y a Wendy de esa forma!

Dejando a un lado la culpa que me invade por haberla interrogado de una forma tan brusca; si lo que dice es cierto, este problema podría ser peor de lo que esperaba.

—Entiendo lo que sientes, hiciste lo correcto hasta ahora —trato de que se calme un poco, limpiando una de sus mejillas con el pulgar—. Pero necesito que te tranquilices y me digas cómo fue la naturaleza de esa promesa.

—¿Qué? —pregunta, hipando en un intento fallido por regular su respiración.

—Te estoy pidiendo que pienses en cómo te hizo prometerlo, la gravedad de la situación depende de eso —digo con toda la tranquilidad que consigo reunir.

—Solo... solo fue eso, "prometo no volver a acercarme a Gray", fue todo lo que dije y con eso estuvo satisfecho, declaró que ya era una promesa —cuenta entre leves tartamudeos.

—¿Segura que eso es todo? ¿No te pidió tu nombre o alguna petición similar? —La negación ante esa pregunta hace que el alivio llegue a mí de inmediato—. Menos mal —pienso en voz alta.

—¿Cuál es la diferencia? —pregunta con desconfianza, frunciendo el entrecejo.

—Pudiste haber hecho un pacto verbal con él sin darte cuenta, pero ese no es el caso. Un pacto con un demonio es infinitas veces más problemático que una amenaza, sigue siendo una situación difícil, pero hay remedio; de haber sido la otra opción, él pudo haberse materializado junto a ti en cuanto incumpliste tu parte, sin importar que sea terreno sagrado, el contrato le daría permiso de entrar —al darme cuenta que no hago más que incrementar su intranquilidad, me apresuro a aclarar las cosas—. Pero no pienses en eso, no pasará, estamos a salvo aquí, no se acercará.

—¿Estás seguro?

—Sí —confirmo con total seguridad—. Ni siquiera contaría con que te vigile, debe tener más personas para fastidiarles la vida, además de dar por hecho que no te arriesgarías a desobedecerle.

—Pe-pero me había seguido desde antes, sé que me vigilaba, de otra forma, ¿cómo podía saber sobre mi hermana, que vive en otra ciudad? —cuestiona con preocupación.

—Escucha, todo esto son suposiciones porque no he sabido nada de él desde hace casi un mes. Sí, eso puede significar que te estuvo siguiendo, eso o que le sacó la información a alguien cercano a ti; pero conociéndolo, siento que lo más probable es que estuviera esperando demostrar que tiene el control absoluto sobre todo y todos, lo cual consiguió con solo averiguar algunas cosas y apareciéndose en el momento oportuno. Considerando eso y el hecho de que dejaste la ciudad al día siguiente, creería que él ya no te considera un problema al que deba ponerle atención.

—Pero igual no me puedo confiar —ella concluye con decepción al cabo de unos cuantos segundos de silencio.

—No, lo siento. Me gustaría darte una solución, pero en estos momentos no sé si es más arriesgado seguir como hasta ahora y pretender que esta conversación no sucedió o estar cerca por si pasa algo.

Ángel caídoWhere stories live. Discover now