18. Caída

327 40 333
                                    

Gray

La chica frente a mí luce más que sorprendida y en serio me arrepiento de haber continuado con este tema.

—No intento presionarte ni nada por el estilo —ella se excusa—. ¿Estás seguro de que quieres contarme esto ahora?

—No —me sincero, no hay cosa que odie más que revivir ese momento—. Pero tarde o temprano tendría esta conversación contigo, así que prefiero terminar con esto de una vez por todas.

Ella me observa fijamente en silencio por algunos momentos, parece tratar de cerciorarse de que voy a continuar con esto. Luego de esto, se acomoda un poco en su lugar y vuelve a tomar mi mano, aunque esta vez la deja en su sitio.

—Te escucho —dice con una dulce sonrisa casi imperceptible.

Me tomo algo de tiempo para organizar mis ideas y procesar lo que estoy por contarle; cuando me siento preparado para hablar, tomo una profunda inspiración y comienzo.

—¿Recuerdas que te comenté que solía formar parte del ejército del dios al que servía?

—Sí. Por cierto, Jellal también me explicó que eres un Devil slayer.

—De acuerdo —asiento, eso me ahorra una parte de la explicación, al fin Jellal dice algo que me conviene—. Mira, hace mucho tiempo hubo una guerra entre ángeles y demonios, todo era un caos incluso en el mundo mortal en ese entonces, la muerte siempre estaba presente; era horrible —cuento de forma pausada mientras que ella escucha atenta en silencio—. En una de las últimas batallas tuve que enfrentarme a END; es probable que la pelea durara horas, ambos estábamos exhaustos, pero al final gané. Tuve la oportunidad de terminar con él en ese momento, darle el golpe de gracia... —debo tragar duro para deshacer el nudo en mi garganta y aprieto la mano de Juvia sin poder evitarlo—. Pero no pude hacerlo. No fui capaz de matarlo.

—¿Por qué? —ella pregunta con un hilo de voz apenas audible. De inmediato vuelve a poner esa cara que hace cuando sabe que ha hablado de más, pero sin darle tiempo de retractarse o disculparse, contesto.

—Porque lo conocí cuando era Natsu Dragneel —me obligo a hacer una pausa para mantener mi voz lo más estable que pueda—. END alguna vez fue un ángel. Y cuando estaba al borde de la muerte sin poder defenderse, a pesar de saber que ya no era el mismo, solo podía ver al sujeto que durante siglos había sido mi mejor amigo.

La chica a mi lado parece estar exprimiendo hasta su última neurona en un intento por procesar lo que acabo de decir, por lo que aprovecho la confusión para recuperarme algo del agujero que se ha instalado en mi estómago. Hacía demasiado tiempo que no hablaba de esto con nadie.

—En fin —me aclaro la garganta al cabo de un minuto en silencio—, lo dejé ir y para darle algo de sentido a eso, lo amenacé para que no volviera a interferir en esa guerra, pensé que al ver que era más fuerte que él, obedecería. Fui un idiota por creer eso. Un par de días después, asesinó a mi maestra a sangre fría.

Solo recordar esa parte hace que me enfade conmigo mismo de sobremanera, todo es mi culpa, siempre lo ha sido. Si lo hubiera matado entonces, casi todas las desgracias de mi vida se hubieran evitado.

No, no puedo ir a ese lugar ahora, debo terminar.

—Ni siquiera tuve tiempo para buscarlo al enterarme, mi reacción delató por completo lo que había hecho, así que me tomaron como prisionero de inmediato. Cuando se calmaron las cosas se llevó a cabo un juicio en el que me declararon traidor, algo de esperarse al dejar escapar a un demonio como END. No intenté defenderme aun sabiendo cuál sería el castigo para ese crimen, era consciente de la magnitud de mi error —hago una larga pausa antes de continuar—. Ya debes imaginar lo que le siguió a eso, prefiero no entrar en detalles, pero lo siguiente fue despertar en el mundo mortal sin tener idea de qué hacer o un lugar a donde ir.

Ángel caídoWhere stories live. Discover now