Amores perfectos- cuando te mienta

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Los amores perfectos.

La primera vez que te diga que te ama sonará como si las palabras no pudiesen contener tanto significado y tu corazón tampoco. Será como si alguien hubiese metido con calzador toda la felicidad del mundo entre unas letras y hubiesen estallada en un susurro que te ametralla dejando enquistados en tu piel pedazos de edén.

La décima vez que te diga que te ama sonará más como una disculpa que como una declaración y sus manos temblaran sosteniendo para ti un ramo de rosas a las que toma con más delicadeza de la que toma tu cuerpo. Al oír las palabras tu cuerpo entero se estremecerá, preguntándose qué se ha perdido de esa primera vez que lo dijo. Quizá el tono es distintos, quizá su sonrisa ha perdido el calor. Quizá solo es que la verdad se ha ido.

Le vigésima vez que te siga que te ama ya no será un susurro, lo gritará mientras estás en el suelo, la piel roja como las rosas que sabes que te regalará al día siguiente y tus ojos llenos de lágrimas como el rocío llena los pétalos. Sonará ahora como una excusa, el eco de esa vieja frase que dice que el amor todo lo puede que martilleará la cabeza hasta que asientas sin caer en que el amor, entonces, también puede contigo. Con tus sueños. Con tus ilusiones. Con tu vida.

La trigésima vez que te diga que te ama no te lo dirá siquiera a ti, se lo dirá a un oficial de policía al que los vecinos han llamado porque saben, incluso a través de las paredes, que eso no es amor. Él apretará tu hombro y esperará que tú les digas a los agentes que es cierto, tragarás saliva y un montón de confesiones y dirás un simple Sí como respuesta, porque hace tiempo has olvidado como sabe el No entre tus labios.

La cuadragésima vez que te diga que te ama no te lo dirá él a ti, se lo dirás tú a tus amigos. Lo harás sin darte cuenta, lo repetirás veinte, treinta, cuarenta veces sin pensarlo. Tu boca hablará por ti, acostumbrada, como los pájaros, a reproducir el ruido que siempre escuchan. Y es una lástima que tu boca no haya aprendido a imitar el ruido de un cinturón desamarrándose, el de una puerta cerrándose de golpe o el del silencio que queda cuando intentas conversar contigo misma.

La quincuagésima vez que te diga que te ama lo susurra frente a tus párpados cerrados, solo cuando un familiar cercano pase cerca. Suspirará esa misma frase mientras escupe historias inventadas sobre vuestros buenos momentos con la misma naturalidad con la que llorará agua y sal, pero no pesar alguno. Gemirá esa frase entre pregunta y pregunta, todas cuestionándose delante de tus padres, de tus amigos, de tus compañeros de clase, como podías ser tan torpe de tropezarte en la ducha, en las escaleras y finalmente en el balcón. Cuando nadie más habla en el funeral, el silencio no se le hará incómodo, él te enseñó a estar tan callada como muerta mucho tiempo atrás.

La próxima vez sonará exactamente igual que la primera, solo que esta vez tendrás diferente cara, diferente sonrisa y diferente corazón acelerado. Lo suficiente diferente como para no ser tú, lo suficiente parecido como para ocupar tu lugar.

Los amores perfectos solo lo son desde afuera.

Recopilatorio de one shots yaoiWhere stories live. Discover now