7. Demonio

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Haiden se perdió en otra habitación con el teléfono pegado al oído. Por lo poco que escuchó Ryuu antes de que se fuera, estaba hablando con la misma Mónica que lo había ayudado a llegar hasta su apartamento. No estaba seguro si eso era algo bueno o algo malo. Por un lado, la mujer sabía mucho más que él sobre todo el tema de la magia y los universos, podía darle explicaciones y detalles a Haiden que él no tenía forma de proporcionar. Pero, por el otro, con todo lo que hablaba, existía la posibilidad de que terminase confundiéndolo todavía más.

"Siéntate" ordenó la autoritaria mujer que se había atrevido a abofetear a Haiden y continuó limpiando la sangre del suelo.

Ryuu la miró con desdén y en lugar de sentarse, fue hasta donde estaba su espada y la levantó del suelo. La sangre del enemigo también manchaba la hoja. Servía a la carpa, a Ishida, Ryuu había visto el emblema del clan en su armadura. Su misión no había sido matar al nuevo emperador, había sido matarlo a él. Eso quería decir que Ishida sabía que estaba vivo, que había viajado a ese mundo y que si regresaba al de ellos, iba a ir a por su cabeza. Le temía y Ryuu sabía la razón: de no haber sido por sus soldados, Ishida Yamazaki hubiese muerto por su espada en esa ultima batalla.

Un montón de preguntas y un montón de conclusiones le vinieron a la cabeza. En primer lugar, ese soldado había llegado allí utilizando la misma magia que él. O sea que Ishida tenía en su poder al menos un amuleto similar al suyo. De dónde lo había sacado? Cómo había descubierto para que servía? Alguien tenía que habérselo dicho, pero quién? Por qué? Esa magia no era de su mundo, era de ese en el que ahora estaba, ningún erudito, ningún inventor de su época tenía el conocimiento y los medios para descifrar el funcionamiento del amuleto.

Por otro lado, si Ishida hubiese estado al tanto de la existencia de Haiden en ese mundo, no hubiese desperdiciado esa oportunidad tratando de matarlo a él. El hijo del emperador hubiese sido su principal objetivo, su prioridad. Si Haiden regresaba y comenzaba a formar un ejército, iban a ser muchos los clanes que aceptarían unírsele. La sangre del dragón tenía ese poder e Ishida era consciente de ello. Ciertamente seguiría teniendo la ventaja. Contaba con más hombres, más recursos, más ciudades, pero nada de eso serviría si abrían un camino hacia él y lo obligaban a luchar en solitario.

Ryuu tomó uno de los trapos que esa mujer estaba usando para limpiar y quitó la sangre del arma. Recogió la funda y guardó la espada dentro de ella.

Se seguía sintiendo mareado, pero ya no tan caliente. Sin embargo, la pierna le dolía mucho más que antes, tanto que a duras penas lograba caminar derecho. Así y todo, no se sentó. No estaba seguro de poder levantarse de nuevo si llegaba a hacerlo. Lo que había sucedido antes había sido su culpa por haberse desmayado. De haber estado despierto ese hombre jamás hubiese tenido oportunidad de acercar su sucia espada a Haiden.

Observó la sangre que quedaba. Ya no era mucha. Esa mujer limpiaba rápido, por lo visto para que la policía no se enterase de lo que había sucedido ahí dentro. Ryuu tampoco estaba muy seguro con relación a ese tema. Por lo que había llegado a ver, Haiden había enfrentado al asesino mientras él dormía. Había utilizado su espada y había logrado cortarlo cerca de una vena que, de haber presionado un poco más, hubiese llevado al enemigo a la muerte en cuestión de segundos. Haber elegido ese punto de entre tantas opciones lo inclinaba a pensar que Haiden todavía conservaba algunas nociones básicas de su entrenamiento, mucho más que nociones básicas si se tenía en cuenta que había tenido que enfrentar a un espadachín experimentado, con años de práctica matando gente.

Un sonido agudo, similar al de una campana, se escuchó en la entrada del apartamento. Ryuu miró en esa dirección, sobresaltado.

"La policía" dijo ella y escondió todo lo que había utilizado para limpiar detrás de un mueble. "Gracias a dios son unos inútiles y llegan a la hora que les sale de los huevos" pasó junto a él, en dirección a la entrada, y se detuvo para mirarlo. "Como sigas caminando van a terminar cortándote la pierna. A ver como te las arreglas para usar la espada y la muleta a la vez" le sonrió y continuó su camino.

El emperadorHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin