Ashton

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El silencio nos envuelve; él no dice nada, concentrado en buscar las cosas que necesita para curar los cortes de mis nudillos. Yo me limito a seguirlo con la mirada, sentada en el borde de la bañera; no había nada que decir.
Encuentra lo que estaba buscando y se da la vuelta; se acerca y me mira.
Apoya a mi lado lo que había buscado para limpiar las heridas, y con una mano toma una.
Hace una mueca pero no dice nada; empapa un trozo de algodón en el desinfectante.
—Puede arder un poco, cariño—dice, mientras que coloca el trozo sobre mi piel.
Muerdo con fuerza mi labio y noto como las lágrimas se acumulan en mis ojos; un quejido se escapó de entre mis labios, ya que Ashton levantó su rostro mientras que retiraba el algodón.
Niego con la cabeza. —Sigue—logro articular.
—¿Segura?—noto la preocupación en su rostro y voz; asiento con la cabeza.
En todo el tiempo que limpió los cortes, mordí mi labio.
—Ya suelta tu labio, cariño—posa un dedo en éste, haciendo que lo soltara.
Me pierdo en sus ojos, notando infinidad de preguntas, de dudas que quiere que le aclare pero que no son posibles que se las aclare.
Pero había una que podía leerla en todo su rostro.
—¿Por qué no me llamaste? Sabes que hubiera ido.
—Porque no quería involucrarte en mis problemas familiares—murmuro, bajando la cabeza.
Coloca dos dedos debajo de mi barbilla y me obliga a verlo.
—Dije que quería estar contigo, sin importar nada; si me hubieras llamado, habría ido y te habría sacado de ahí—sonríe levemente.
Las comisuras de mis labios se elevan levemente.
—Te quiero.
—También te quiero, nena—besa mi frente—. No sabes cuanto te quiero—lleva sus labios a los míos.

Imagina; 5SOSWhere stories live. Discover now