Luke

1.4K 45 7
                                    

Salí de su casa a toda prisa, escuchando sus pisadas detrás de mí; bajé rápidamente los escalones del porche.
—Nena, por favor. Regresa y arreglemos todo—siento como toma de mi brazo y me da la vuelta, haciendo que quedara pegada contra su pecho.
—¿Arreglar qué? No hay nada que arreglar; tú mismo lo dijiste ahí adentro, enfrente de todos, que no éramos nada—señalo con la cabeza hacia la casa que está detrás de él, en la que noto que están sus tres amigos parados en la puerta, observándonos—, cuando claramente somos algo, a pesar de que no lo demuestras.
Una mueca apareció en su rostro. —Eso no es verdad, nena.
Tiro de mi brazo, zafándome de su agarre y retrocedo unos pasos.
—Ya no sé qué es verdad o mentira contigo—da un paso hacia mí, pero lo detengo levantando una mano—. No te acerques.
Pasa sus manos por su cabello, alborotándolo más de lo que ya estaba.
—Tienes que reconsiderar si lo nuestro puede continuar.
—No tengo que reconsiderar nada—se acerca rápidamente y toma mis manos—. No hay nada que tenga que pensar porque te amo; no puedo dejar sacarte de mi mente ni siquiera un segundo.
Vuelvo a soltar de mi agarre. —Con palabras lindas no arreglar tus errores; tienes que remendar esos errores con hechos, no son simples palabras vacías—me doy la vuelta y reanudo mi marcha, alejándome unos cuantos metros de él.
—Entonces cásate conmigo—gritó.
Me detuve abruptamente a causa de lo que había dicho.
—Cásate conmigo—repitió, pero esta vez en un susurro en mi oído; tomó mi cintura con sus manos—. Querías hechos y no palabras vacías.
Las palabras no salían de mi boca; una parte de mí se emocionó al oír aquellas palabras, pero la otra parte hizo que volviera a la realidad.
—No.
De un movimiento, me encuentro viendo sus ojos azules.
—¿No? Pero quieres casarte, lo recuerdo perfectamente cuando lo confesaste aquella noche—desilusión se notaba en sus ojos, mezclada con dolor ante mi respuesta.
—Pero no quiero casarme como solución para los problemas—respondí en apenas un susurro—. Te amo Luke y me encantaría casarme contigo, pero no en esta situación.
El silencio nos envuelve; finalmente cierra sus ojos y suelta mi cintura.
—Sabes que soy un idiota, impulsivo a veces, pero eso no significa que no te ame—despeinó su cabello, alborotándolo más.
Ahora fue él quien se dio la vuelta y empezó a caminar, alejándose de mí y volviendo a la casa.
—¿Tan fácil te das por vencido? —grité; parecía un deja vu de lo que había ocurrido hacia minutos—. El chico del que me enamoré no habría desistido a la primera, hubiera insistido.
—Ya no tengo con que insistir—respondió él—. Tienes todo de mí; si no quieres aceptarlo, quien sale herido soy yo.
_______________________________________________________

—¿Sabes algo de Luke? —le pregunté a Michael cuando me sentaba a su lado en el sofá de la sala de estar de mi departamento.
—¿Acaso no han hablado para arreglar todo? —inquirió éste, enarcando una ceja.
Solté un bufido. —No contesta mis llamadas, no responde ni lee los mensajes que le mando, ni siquiera va a sus lugares favoritos. Y después ustedes dicen que nosotras somos las complicadas—exclamé, exasperada.
Rió mientras que despeinaba mi cabello. —Tienes que entenderlo, está heridos y dolido por tu rechazo.
—¿Qué hubieras hecho en mi lugar? —preferí preguntarle en vez de responder a su comentario.
—A mí no me metas en tus problemas amorosos—respondió, levantándose del sofá y yendo a hacia la cocina.
Solté un suspiro y apoyé la cabeza en el borde del sofá.
—Se supone que el chico es quien tiene que llamar a la chica y pedirle perdón y viven felices para siempre—me quejé.
—Esto no es una película de Disney, cariño. Es la vida real y es una puta—gritó desde la cocina; por el tono bajo de su voz, podía adivinar que estaba revisando las encimeras por algo de comer.
Me levanté y fui hacia mi cuarto, para agarrar una chaqueta y mi teléfono.
—No prendas fuego mi casa, Clifford. Voy a salir—me detuve en el umbral de la puerta de la cocina.
—Tranquila, ve a recuperar a tu príncipe de ropa negra—rió ante su propio chiste; me alejé negando con la cabeza.
Salí de mi edificio y empecé a caminar por la calle, en dirección a su casa; en todo el camino no pude evitar recordar aquel momento en dónde todo se fue a la mierda.
Estaba tan metida en mí misma que no noté que ya había llegado a su casa; me detuve súbitamente.
Luke se encontraba en el porche de su casa, observando a una chica bajar de un auto. Se acercó, sonriente.
Pude escuchar su nombre dicho por Luke antes de que esa tipa pusiera sus labios sobre los de él.
—Arzaylea.
_______________________________________________________

Imagina; 5SOSWhere stories live. Discover now