El principio del fin

1.1K 73 36
                                    


Una noche llena de copas vacías, de inseguridades, de miedos, de dudas y temores. Una noche llena de ella, y tan vacía como antes de que apareciera en su vida.

En definitiva,una noche de mierda.

El sonido de unos golpes en la puerta la hacen despertarse, las manos a la cabeza, intentando recolocar todas aquellas paredes que no le daban más que vueltas.

De nuevo los golpes.

-Soy yo Miriam, soy Ricky. Siento molestarte, pero es importante.

La gallega se levantaba de aquella cama, y poniéndose algo por encima, no sin antes mirar su reloj, y darse cuenta de que quizás la noche había sido mas larga de lo que esperaba, y prácticamente se había fusionado con el día, abría aquella puerta.

- ¿Qué pasa? - Miriam volvía hacia dentro, dejando la puerta abierta para que Ricky entrase en el apartamento.

- Es Raoul, está aquí. – La vida real y todo lo que tenía que ver con eso, le golpeaban la cabeza, como un martillo.

- ¿Le habéis hecho entrar? - se giraba con una taza de café en la mano.

- Si, creía que era lo mejor, si lo dejaba en la puerta esperando, podía levantar sospechas.

- Has hecho bien. ¿Dónde está?

- En el club.

- Okei, vuelve allí y esperadme, me ducho y voy- el mallorquín asentía y levantándose se dirigía a la puerta

- Ricky; mientras no llegue yo, no quiero que le dirijáis la palabra, ni una, pregunte lo que pregunte, no hablareis hasta que yo llegue. - se giraba- Ah, y quiero que estén abajo Pedro y Manu, en la puerta. - Ricky asentía una vez mas y salía por aquella puerta para cumplir lo que, la que hasta ahora era su jefa le pedía.

Manu y Pedro no eran más que dos de sus escoltas, no era en los que más confiaba, pero teniendo a Roi y a Alfred cuidando de Mimi, conocía perfectamente la dureza y la frialdad de estos dos, y ahora mismo era lo que le hacia falta. Gente con sangre fría.

No había hablado con Mimi desde el último mensaje que se habían enviado, por supuesto estaba totalmente al día de su estado de salud, tanto por el equipo médico como por sus escoltas, y de momento parecía que las cosas estaban tranquilas por allí.

La noche anterior había decidido apagar el móvil después de la cuarta copa, era imposible que no la llamara, aunque se creyera la persona mas fuerte del mundo, conocía perfectamente su debilidad.

Después de su ducha, y de otro café, que le permitiera ser más persona, o al menos sentirse así, a punto de abandonar su apartamento, cogió su teléfono, todavía apagado, y por un momento pensó en que quizás había sido mimi quien había sido débil, que quizás la había echado de menos lo suficiente para cagarse en toda esta distancia, y pedirle que por favor volviera a su lado, o al menos eso quería pensar.

Una vez más, la antigua Miriam ganaba incluso esta pelea, ¿Y si eso era así? ¿Y si mimi le había escrito para pedirle que dejara esto y que volviera? Tenía claro que no iba a dudarlo, que correría a reservar el primer billete de avión, pero ahora no, ahora mismo tenía problemas que solucionar, y tener noticias de ella ahora mismo, solo la harían mas débil, y no podía permitírselo.

Guardo el teléfono en su bolsillo trasero y se encamino hacia el club.

Un par de pisos en el ascensor, no podría decir que estuviera nerviosa, estaba más que acostumbrada a esto, era su día a día, pero esta vez había algo distinto, se trataba de Mimi, y no podía permitirse ningún fallo.

Bailando sobre nieve// Miriam²Where stories live. Discover now