Tu distancia

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- No; todo está bien, no te preocupes Alfred y Roi se turnarán para tener la habitación controlada las 24 horas del día, y según me ha dicho el cirujano, en 2 o 3 días, la enviaran a casa, y una vez allí estudiaremos si es más seguro que venga al hospital a hacer la rehabilitación o que la haga en casa. De momento esta noche vuelvo a Barcelona, ¿Vale? Allí hablaremos. Ricky, gracias por todo.

Las últimas horas en el hospital habían sido bastante tensas, después de pedirle explicaciones de una forma, no tan calmada como debía al director, cambiaron de habitación a la granadina a una en la que la mesa de enfermeras quedaba justo en la puerta, así podrían tenerla controlada, ellas y sus escoltas, que, bajo sus órdenes, tendrían que hacer guardia en esa puerta día y noche.

Estaba claro que, quien quiera que estuviera detrás de todo eso, había obtenido la mayoría de la información de aquel micrófono, pero, aun así, Miriam sabía que había alguien implicado, alguien cercano, pues hasta ese momento también conocían sus movimientos y, después de ordenar que revisaran sus casas, sus despachos, coches, etc., tenía la certeza de que se habían enterado por otros medios.

Lo que Miriam tenía claro era que iba a encontrar, quien era, y como estaba logrando llegar tan lejos.

Después de lo que Mimi le había pedido, y de muchas horas de darle vueltas, llegó a la conclusión de que quizás era lo mejor para las dos, alejarse un poco, darse algo de aire. Habían pasado las 24 horas del día juntas desde lo del accidente, y era comprensible que la granadina necesitase su tiempo para pensar, para ver las cosas desde otra perspectiva. Si quería dejarla para siempre, ¿Qué había mejor que darse cuenta de lo que era la vida sin ella durante esos días? Después de eso, si mimi seguía pensando lo mismo, ella iba a aceptar lo que le pidiese, aunque siendo realistas, tenía miedo, mucho miedo.

- Mimi, ¿Podemos hablar un momento? - la granadina asentía con la cabeza- ¿No esta tu madre?

- Le he dicho que vaya a comer a la cafetería, yo también necesitaba descansar un poco de ella, me vuelve loca. - la gallega sonreía, mientras se acercaba a la cama.

-Supongo que tu madre te ha dicho que voy a irme unos días.

- Si, pero no me ha dicho donde ni por qué. Miriam, no tienes que irte, no se trata de eso, puedes quedarte en Londres o bueno donde tú quieras, pero no te he pedido que te vayas a miles de kilómetros de aquí. Solo necesito unos días, quiero pensar, y no puedo hacerlo si estamos continuamente juntas.

- Mimi...- la granadina giraba la cabeza hacia ella- ¿Tú me quieres? - sonreía irónica

-Te quiero tanto que duele. Y no me refiero a que quererte sea malo, si no a esa sensación de terror que se me agarra en el pecho, cuando pienso en perderte. Te hablo de las noches que he llorado a tu lado mientras dormías, pensando en que quizás, en cualquier momento, cualquier día, saldrás a la calle, y cualquiera de todas esas personas que te odian Miriam, vendrán a por venganza, y quizás tu estés distraída porque no lo esperabas. Quizás tus escoltas esa vez, esa puta vez no puedan salvarte. ¿Y qué pasa conmigo Miriam?

- Mimi yo...-la interrumpía

-No, Miriam. Sé que te dije que podría vivir contigo y tus negocios. Y si solo se tratara de eso, lo haría. Sé quién eres conmigo, y sé que esa es la verdadera Miriam, no tengo miedo de despertarme un día y no conocerte. Tengo miedo de abrir los ojos y que no estés, y lo que es peor, que nunca vuelvas a estar. - la granadina suspiraba- y las dos sabemos que puede pasar, cualquier día, cualquier noche. Creo que separarnos un tiempo es lo mejor para las dos, darnos tiempo a pensar, a compensar, a ver la vida sin la otra, y sopesar.

Bailando sobre nieve// Miriam²Where stories live. Discover now