Una mas en su lista

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No podía evitar sentirse algo avergonzada, Miriam había hecho exactamente lo que le había pedido, y conociéndola un poco, estaba claro que no era eso lo que habría querido hacer con ella, podía ver decepción en su mirada, tristeza, pena.

- Miriam yo...- la granadina no sabía exactamente qué hacer, no se sentía bien, todas las decisiones que había tomado las últimas horas no habían sido precisamente maduras y lógicas, pero ya era tarde para cambiarlas-... lo siento.

- ¿Qué sientes mimi? - podía notar la pesadumbre en las palabras de Miriam, en su actitud, en su mirada clavada en el suelo...

- Esto Miriam, yo no quería hacer las cosas así, no se....

- No importa, estoy acostumbrada a que la gente busque esto. No pasa nada, en serio- la gallega se levantaba de aquel sillón, dirigiéndose a la puerta por la que habían entrado, tecleó la clave que hizo que la puerta se abriera, bajo la atenta mirada de mimi que no entendía nada, y no tardaba nada en volver con uno de los ficheros en su mano, y cerrando la puerta tras de sí, lo posaba encima de aquella mesa. - Toma, ábrelo, léelo, mira lo que quieras, con este y con los que quieras, y si sigues queriendo hacerlo, pregunta lo que quieras.

- Miriam no...no me hace falta leer tus cosas, es solo que...- Miriam la interrumpía

- ¿Es solo que mimi? ¿Solo qué? ¿Es solo que piensas que todo esto lo hago porque no confió en ti? ¿Qué te oculto cosas porque para mí eres una más, y por eso no sabes nada? ¿Es solo que mimi? Explícamelo, porque te juro que no lo entiendo...- la granadina bajaba su vista al suelo

- Miriam joder no es eso, ha sido una noche muy larga, han pasado muchas cosas, supongo que estaba algo cabreada, y confusa, y borracha, y que todo eso no ha hecho muy buena mezcla, pero tampoco quería esto...

- ¿Y supones también que tu confusión, tu cabreo y tu borrachera te dan derecho a venir jugar con los demás? ¿Tienes lo que habías venido a buscar no? Pues ya está, no hace falta que hablemos ahora, en realidad no hace falta que hablemos. - la gallega se levantaba de aquel sillón y sin decir nada más se volvía a llenar aquel vaso de whisky, estaba dolida y de alguna forma beber hacia que pensara un poco menos, ahogar todas aquellas ideas, o más bien idas que tenía su mente ahora mismo.

Quería a mimi eso no podía negárselo a sí misma, se había enamorado de ella, por una vez, solo una vez, después de lo de carlota, se había dejado sentir, se había abierto a ella. Quizás mimi se quejaba porque no conocía los negocios de la gallega, pero ¿Qué conocía Miriam de ella? Quizás fuera ella quien solo buscara el dinero de Miriam, quizás era ella quien buscara pasar un buen rato, quizás la tonta no era mimi. Y ni los malos eran tan malos, ni los buenos tan buenos.

Tenía miedo de sí misma, sacar a su yo más frio solo podía traerle cosas malas, y ahora mismo su instinto solo le pedía alejarse de mimi, poner kilómetros de distancia entre ellas, pero había cruzado un límite que era más fuerte que ella misma, que toda su frialdad.

La granadina no pudo evitarlo, se sintió tan sola, tan lejos de Miriam aun estando a su lado, sintió miedo, miedo de lo que su cabeza pudiera hacer, lo que su mierda de pensamientos pudiera estropear, al fin y al cabo, Miriam puede que de verdad solo la estuviera protegiendo. Claro que tenían que hablar, pero sí, esa noche, era ella quien se había equivocado, la había tratado como todo el mundo lo hacía, como si ella no tuviera sentimientos, como si pudiera disponer de ella para correrse y luego dormirse sin más preocupaciones.

Una pequeña lagrima caía por sus mejillas, que no tardo en secar, aunque detrás de ella vinieran unas cuantas, se sentía mal con ella misma, había sido víctima de sus propios pensamientos, y no podía evitarlo

Bailando sobre nieve// Miriam²Where stories live. Discover now