Capítulo 50: Una nueva vida.

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Las puertas de Angus se abrieron al ver llegar a una viajera, aunque al estar anocheciendo y estar con la cabeza cubierta no la reconocieron de inmediato.
- ¿Quién eres? - Preguntó uno de los guardas de la entrada.
- Soy Arianne, fui la esposa de Aidan antes de que él muriera. - Respondió ella esperando oír la confirmación o negación de la muerte de éste, al tiempo que se descubría el rostro bajándose la capucha.
- ¿Muriera? ¿Quién te ha dicho eso?-Respondió con extrañeza el hombre, que por fin la reconoció.
El vigilante decidió no darle más información y procedió a enviar a su compañero que hacía la guardia con él para que avisara a Aidan así como a la Reina, mientras la mujer era retenida en el lugar, hasta que llegaran.
- ¿Arianne? - Preguntó Aidan al verla con una mezcla de alegría e incredulidad, frotándose los ojos preguntándose en su cabeza si aquello no sería más que un sueño.
De manera inmediata Arianne se le echo al cuello sin mediar palabra, llorando, no queriéndolo soltar intentando hacer eterno ese momento. Por fin confirmó sus sospechas que tenía desde hacía tiempo de que Aidan no podía estar muerto.
Sólo soltó a su querido esposo, cuando vio llegar a Rhiannon, esperando impaciente el momento de abrazar y besar a su madre.
Había mucho que contar, sí, mucho que explicar a fin de ponerse al día tras esa larga ausencia, quedando evidente que todo había sido un engaño de parte sus enemigos.
Arianne notaba el aroma característico de su hogar al pasar por el umbral de la puerta de entrada a su casa. ¡Lo había echado tanto de menos!
Una vez que estuvieron cenando, Aidan y Rhiannon estaban impacientes por contar sus respectivas noticias.
- Tengo algo muy importante que contarte. - Empezó Aidan.
- ¿Qué ocurre, de que se trata? - Preguntó su esposa.
- Cuando te marchaste, Neida dijo, tal y cómo tu le ordenaste que hiciera, que habías ido en busca de tu madre. Yo la creí y por eso fui en tu búsqueda durante muchos meses, yendo de una colonia de esclavos a otra, pero fue en vano con respecto a tí, pues no estuviste en ninguno de esos lugares.
- Siento mucho lo que hiciste por mí culpa. - Respondió ella apenada de haber engañado a Aidan.
- Yo no lo siento en absoluto. ¿Y sabes por qué no?... Porque aunque no te encontré a tí, si encontré a Astrid tu madre. - Le contó él mostrando una gran sonrisa.
- ¿Es verdad? ¿Sigue viva mi madre? - Gritó Arianne sumamente extasiada.
- Sí, y le prometí que sí te encontraba, volvería para buscarla a ella. - Le dijo Aidan, orgulloso de dar tan buena noticia. Tras eso se puso a explicarle todos los detalles de la vida que actualmente llevaba su madre en ese lugar al volverse a casar con un buen hombre.
- Ahora me toca a mí. - Dijo Rhiannon tras esperar pacientemente.
- ¿Tú también eres portadora de buenas nuevas? - Preguntó su madre.
- Sí, muy buenas. Niels me ha pedido matrimonio, ¡Por fin!
- Dijo riendo contenta la joven Reina.
- Oh! Esa es una magnífica noticia hija mía. - Tras eso se levantó Arianne y le dió un gran abrazo y le besó en la cabeza- Mi regreso ha resultado ser mucho más increíble que lo que podía hacer soñado. Y recompensa en parte mis muchos sufrimientos y decepciones que pasé en Ehazur. Pero ahora no es el momento de empañar tan agradable reencuentro - Añadió Arianne, posponiendo las malas noticias sobre la transformación del pequeño Thor, cegado por la ambición y las ansias de poder.

Al día siguiente por decreto real se anunció una fiesta en honor de Arianne por su regreso.
Todos acudieron, excepto Catrin, que fingió estar enferma.
No era que no se alegrara por su amiga a la que apreciaba sinceramente, también estaba contenta de que Rhiannon recuperara a su madre, pero al mismo le resultaría muy duro ver a Aidan abrazando, bailando, besando a su esposa de nuevo. Tenía que dar tiempo a su mente, para asimilar que lo había perdido para siempre, y que nunca iba a ser correspondida al amor que había sentido siempre por él. Por otro lado,Rhiannon la reina pronto estaría casada con Niels, quien la amaría y cuidaría. Sentía que ya no tenía sentido para ella permanecer más en aquel lugar. Así que decidió que era tiempo de abandonar Angus. Buscar otro destino lejos de allí, aunque eso supusiera abandonar la misión otorgada por los dragones de cuidar y proteger a la Reina. Al menos durante un largo tiempo.
Así que preparó sus cosas y dejó una breve nota de despedida, alegando que quería visitar a los reinos aliados para ver cómo se estaban reforzando para repeler un ataque si ese fuera el caso. La nota dejó perplejos a muchos menos a Aidan, que supo realmente cual era la verdadero motivo de su marcha.

Pasaron los meses y llegó el gran día, el acontecimiento tan esperado; la boda real, entre Rhiannon y Niels.

Todo era bullicio en Angus. La excitación de sus habitantes, que se habían esforzado por dejar todo listo para la ocasión. Las calles pulcras, limpias y adornadas desprendiendo un olor dulce de incienso desprendido por antorchas humeantes, el trayecto por donde pasó la novia en una hermosa carroza tirada por caballos, luciendo un vestido esplendoroso, decorado con hermosas piedras preciosas de colores. La gente le aplaudía y vitoreaba cuando ella pasaba al lado de ellos, mientras les correspondía saludándolos con la mano.
El carruaje se detuvo al llegar al lugar donde se celebraría la ceremonia.
Tras bajar de su medio de transporte caminó hacia el altar acompañada del brazo de Aidan que era como un padre para ella, al final de la pasarela la estaba esperando ya su futuro esposo, que también lucía imponente, como un príncipe con sus mejores galas.
Los músicos listos en sus asientos y preparados con sus instrumentos procedieron a tocar una bella melodía nupcial mientras ella caminaba con el paso firme y elegante propio de una Reina.

Neakail el padre de Aidan, hombre sumamente respetado por todos, ejerciendo de patriarca, ofició la ceremonia.

Los novios repitieron las palabras de Neakail y se juraron amor hasta la muerte, sellando con un dulce beso su unión.

Todo salió exactamente cómo está previsto.

La ceremonia dio paso a un gran banquete acompañado después de música y danza.

Arianne estaba sumamente feliz contemplando todo aquello al lado de su querida madre y su recién conocido padrastro a los que habían ido a buscar para que estuvieran con ellos en una ocasión tan especial como esta. De hecho ya no volverían a regresar, sino que se quedarían a vivir en Angus.
Catrin fue la gran ausente en ese memorable día, pues estaba viviendo muy lejos de allí, intentando poco a poco adaptarse a una rutina diferente conociendo otras personas.

Todos de una manera u otra estaban emprendiendo una nueva vida.

Desgraciadamente los tiempos felices no durarían para siempre, pues en el Reino de Ehazur se estaban gestando profundos cambios que en los próximos años afectarían el futuro de los habitantes de todos los reinos, pueblos y aldeas tanto cercanos como lejanos.





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