Capítulo 46: La elección de los dragones.

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— ¡Thor hijo mío! - Dijo entre sollozos Arianne cuando vio a su hijo.
— ¡Mamá! - Gritó el niño, corriendo para ir a abrazar a su madre.
— ¡Qué mayor te ves! Eres todo un hombrecito. — Se sorprendió ella al ver el cambio del niño después de tanto tiempo.
— Sí, ya cumplí los siete años. Ya soy mayor. - Dijo orgullosamente el niño.
— ¿Y que haces tú aquí?- Interrumpió Gare las palabras de reencuentro entre madre e hijo, sonriendo y en tono amable.
— Yo he venido para estar con hijo a quien me arrebataste. — Le contestó ella con mirada llena de odio y desprecio.
— Te recuerdo que fuiste tu que huiste de aquí. eres la que apartaste a nuestro hijo de mi lado. No me diste la oportunidad de conocerlo y de estar presente en su nacimiento y en los primeros momentos de su vida. No pude verle dar sus primeros pasos, ni estuve allí para oírlo pronunciar sus primeras palabras. — Le hablo con tristeza e hipocresía fingida delante de Thor.
— No voy a discutir contigo. Piensa lo que quieras. ¡He sacrificado mucho para poder reunirme otra vez con el niño. Y nada ni nadie va a separarme de él ahora! — Habló con convicción  dando por terminada la discusión con Gare, mientras Thor permanecía abrazado a ella.
— Está bien, como quieras. Esta es tu casa, y Thor es hijo de ambos. Puedes quedarte aquí en palacio. Ordenaré que te traigan algo de comer, debes de estar hambrienta. Y luego puedes tomar un baño y cambiarte de ropa si lo deseas. Perdona ahora debo marcharme a atender asuntos importantes. — Le respondió él, abandonando la sala y dejando que Thor se quedase con su madre. Sabía que no era conveniente perder el favor del niño, mostrando que clase de persona era realmente.
— No quiero que discutais por mí. — Dijo el niño después que el Rey hubo marchado de la sala.
— Tu no tienes la culpa. Él mandó que te secuestraran y te apartó de mi vida. — Le respondió ella mostrando tristeza, mientras se agachaba para ponerse a la altura del niño.
— Padre no es malo. El tenía el mismo derecho que tú de estar conmigo. Yo también soy feliz aquí, como lo estaba cuando estaba contigo en Angus. — Habló en favor de su padre, mostrando así el apego que tenía hacia él.
— Hijo mío, te entiendo. Pero solo es que estás confundido. El te ha engañado. Cuando seas un poco mayor ya verás de otra manera las cosas. Pero no te preocupes, nos escaparemos pronto de aquí. Hallaré la manera. Ya lo hice una vez. — Dijo susurrándole al oído, aunque no era preciso pues en ese momento ya se habían quedado solos, los sirvientes se habían marchado para prepararle algo de comer a Arianne, y buscarle ropas limpias y nuevas que ponerse, como había ordenado el Rey. No obstante, había soldados tras la puerta custodiando, vigilando para que no huyeran.
— ¡No quiero marchar de aquí! ¡Quédate tú a vivir con nosotros! — Dijo el niño, ahora enfadado.
— Eso no puede ser. Tendremos que regresar con tu hermana Rhiannon, la Reina. Y también con Aidan que te quiere mucho y está muy triste desde que no estás. Él es cómo un padre para tí, lo sabes. — Trató de convencer a Thor hablándole dulcemente. Por el momento no quería enfrentarlo con su padre, sabía que ahora no era la ocasión, se daba cuenta que se tendría que ganar al niño poco a poco. Habían pasado casi tres años desde que lo trajeron a Ehazur, demasiado tiempo para un niño pequeño. Por eso no podía comprender aún todo lo que estaba implicado y sabía que estaba confundido sobre que lado apoyar.
— Yo voy a ser el próximo Rey de Ehazur. — Dijo ahora el niño, sorprendiendo a su madre.
— ¿Cómo que el Rey de Ehazur? Ese derecho le corresponde a tu hermana. Ella es la verdadera heredera al trono, hija de los reyes que había aquí hace mucho tiempo, antes de la batalla donde murieron ambos. Tiene la insignia real que lo demuestra. — Objetó su madre al deseo expresado de Thor.
— Ella puede ser la Reina de Angus. ¡Yo lo seré de Ehazur y reinaré aquí cuando mi padre muera! — Contestó Thor cambiando la expresión amable de su rostro por una de ira.
La conversación entre madre e hijo fue interrumpida. Dos mujeres entraron e invitaron a Arianne a acompañarlas al salón donde le servirían la cena, tanto a ella como al niño.
Ambos las siguieron. Ahora se empezaba a dar cuenta de lo difícil que sería sacarle a Thor las ideas y pretensiones de grandeza que había inculcado su padre durante esos años estando en su compañía. Veía en su pequeño, un niño ambicioso, caprichoso. Pero eso solo era el principio...

Dragones Blancos (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora