No tardo en salir echando un vistazo a mis espaldas cada segundo que puedo, vigilando cada cosa y tratando de recordar el orden de los objetos.

Con lo rápido que atravieso el pasillo y bajo las escaleras casi me doblo un tobillo, maldigo mi torpeza y un alivio se instala dentro de mí cuando escucho una voz llamarme. Llego sin morir en el intento al pie de las escaleras y papá me mira confundido, trae puesta su bata cubriendo una camisa oscura y unos jeans. Luce tan relajado que por un segundo me traspasa la sensación de tranquilidad, hasta que hace otra pregunta.

—Te ves extraña hija, ¿Estás bien?

En lo que se quita sus lentes para limpiarlos con su ropa me planteo si decirle lo que acaba de pasar. Siento un poco de vergüenza, tal vez exageré con una reacción precipitada.

Papá se preocupa demasiado por mí, en especial tras el infierno del que salí, no me gustaría echarle una carga más encima y menos si lo más probable es que sea algo de poca importancia.

Una broma, ahora que no estudio en casa hay más probabilidades de que quieran molestarme.

—Sí, sólo tengo hambre —respondo; me cree—. Y te venía a preguntar si has hablado con mi hermana.

Miro la notificación en mi teléfono, es la app de mi tarjeta informando sobre un reciente pago

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Miro la notificación en mi teléfono, es la app de mi tarjeta informando sobre un reciente pago. La habitación de hotel en la Capital del Sur ya está alquilada para el fin de semana.

Mañana es sábado y estaré saliendo en la tarde, al principio mis padres se sorprendieron un poco con la noticia pero lo disimularon muy bien. Sé que estuvieron hablando de eso en la oficina apenas me fui.

Creanme, lo menos que deseo es regresar a vivir allí.

Suspiro y con flojera me dejo caer en la cama. Luego de dejar de hablar con Bulma me dediqué a empacar algunas cosas en mi bolso, únicamente para dispersar pensamientos. Igual mañana debo guardar más, pero la carga es liviana si exceptuo los libros que llevaré para estudiar, pues hay exámenes la próxima semana.

De fondo escucho las noticias en mi televisión, todavía son relevantes rumores sobre el estallido en la Corp. Cápsula, me fijo en la pantalla y se reproduce un vídeo de periodistas hambrientos de cualquier información proveniente de cierta peliazul esquiva y neutral, escoltada por unos guardias hasta un auto. Elevo una ceja.

Brief nos contó que casi toda su vida había estado viendo clases en casa por motivos de seguridad e incluso de incomodidad propia, lo intentó de nuevo en su antiguo instituto y por misteriosos problemas personales de nuevo terminó el año con tutores. Se supone que eso explica el por qué de sus actitudes ante la horda de adolescentes locos, pero es curioso ya que con la prensa, en su máximo esplendor de acoso, no se ve tan rara y despistada.

Ahora es cuando digo que no es mi problema y que puede usar la faceta que se le de la gana.

Escucho dos toquidos rápidos en la puerta antes de que Tarble entre como un sigiloso gato a la habitación. Trae puesto un chistoso short de frutas y la camisa blanca que no lava desde hace una década, lo normal.

Love music and you «Vegeta y Bulma»Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu