capitulo 50

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El auto probablemente estuvo en la carretera durante una hora y media, y se suponía que para ese momento tenían que estar cerca de la segunda línea de alta velocidad del aeropuerto. No se molestaron en pedir indicaciones, incluso si la hoja de ruta claramente marcaba que estaban circulando por el camino más largo. Qiao Ye quería aprovechar el tiempo para pensar en lo que haría, con Tao Ran y con Li Zekun también.
Después de un tiempo, Qiao Ming le había mandado a Chu Jiangyuan un boleto de avión para la tarde, y ahora es el momento adecuado para regresar. Había abierto la ventanilla para permitirle a Qiao Ye tirar a la carretera su celular y algunas credenciales bancarias que habían sido cortadas a la mitad.
—Chu… ¿Puede conseguir una nueva tarjeta telefónica para mí?
—¿Tu tío Feng no tendrá alguna?
—No es buena idea decirle sobre esto al "tío Feng”.
Está honestamente preocupado de que ese hombre se involucre de más. Después de todo, simplemente lo están utilizando porque necesitan un transporte seguro. Hace unos minutos, Qiao Ming le había hecho una llamada telefónica para decirle que era conveniente que desapareciera sus tarjetas. Tenía razón después de todo, a veces los hermanos piensan completamente igual.
Chu Jiangyuan terminó por pasarle un Samsung viejo que antes era de su propiedad. La carcasa trasera estaba muy desgastada y Qiao tuvo algunos problemas para desbloquearlo y utilizarlo. Chu Jiangyuan solo sonrió. Después de un momento, reaccionó y preguntó:
—¿Feng Shu sabe sobre Li Zekun?
—... Para ser honesto, ahora el tío Feng Shu está en la posición de "Los hombres cosechan lo que siembran". Dice que hay algunas cosas que no se pueden controlar, y en realidad, parece que lo que nos hizo le importa lo mismo que a nuestro señor padre. Tal vez somos muy sentimentales...
Chu disminuyó entonces la velocidad.
✤✤✤✤✤✤
Cuando Li Zekun comenzó a investigar con más cuidado a Qiao Ming, leyó los documentos que habían sido fotocopiados especialmente para él. En realidad, no sentía ninguna curiosidad por el favor que le había pedido a cambio de las cenizas, aunque ahora se encuentra mareado solo de mirar. Los nombres que se leen, son personas que perdieron la libertad a causa de sus propias acciones y de la creencia hipócrita del país. Su destino solo puede leerse allí, en los archivos secretos.
Los dedos de Li Zekun temblaron mientras encendía un cigarrillo. No es un santo, mucho menos su padre. Nunca se preocupó por el país ni por la gente. Solo podían hacer lo que se les ordenaba e intentar estar a la altura de la situación.
Los ojos de Li Zekun se llenaron repentinamente de temor cuando pasó a la sexta página. El hombre de la fotografía de una pulgada parecía un jovencito. Tenía aproximadamente diez años de edad, y llevaba un uniforme escolar. ¡Puede reconocer que esa cara pertenece absolutamente a Chu Jiangyuan! Li Zekun resopló y se recostó en el sofá para cerrar los ojos. También habló con Qiao Ming varias veces una y otra vez. Sabía que Qiao Ming estaba ansioso por limpiar todos los nombres que habían sido manchados durante el gobierno de su padre, y se encontraba en un estado de agitación permanente, ¿pero pedirle que desapareciera el expediente de Chu?
El gato enamorado del ratón. Esta es una broma ridícula. A pesar de que el gato está a punto de ser extirpado de sus garras.
Cuando Qiao Ming llamó, Li Zekun simplemente colgó la llamada para verificar de que número lo hacía. Finalmente la aceptó.
—Tengo las cenizas conmigo. Sabía que ibas a pensarlo mejor y aceptarías venir por ellas.
—Tengo algunos documentos aquí. Además de los que quieres. Si deseas cambiarlos, primero necesito ver más beneficios.
Qiao Ming soltó una breve risa. La voz que le ofrece es agradable.
—De repente hablas tan refinadamente, no estoy acostumbrado a esto.
—Nunca hablo de esa manera... Mira, sé que Tao Ran está justo ahí. —Li Zekun golpea su dedo contra el brazo del sofá—. Lo quiero conmigo.
—Esto me avergüenza mucho. —Qiao Ming también tiene algunas quejas que ofrecerle—. Mi hermano menor ha sido una persona muy mimada, desde la infancia. Ni siquiera yo puedo controlarlo... Tao Ran, le pedí que te lo devolviera. Dijo que no puede ayudarme si continúa apareciendo como culpable en su historial, tú sabes cómo es esto.
Li Zekun apretó los dientes con fuerza, y las venas azules de su frente saltaron. Qiao Ming lo estaba probando. No parecía sarcástico, ni estúpido y había una actitud intrépida asomándose en su carácter. Como ahora Qiao Ming parece ser completamente preciso, no cree que pueda renunciar a Tao Ran así de fácil.
—¿Quién te dio la ilusión de que puedes manipularme todavía más?
—Bueno, tú mismo lo dijiste. Tengo al niño conmigo —dijo Qiao Ming con una sonrisa—. Aunque no sirve de mucho. Tao no es obediente conmigo, sino contigo.
Li Zekun no estaba enojado por esta nueva oración. Sus ojos se posaron en la bolsa del expediente y luego se burló:
—Realmente me estás tomando por sentado.
El instinto de Qiao Ming se alarmó.
—¿Qué quieres decir?
—Nada, espera a que nos veamos en persona.
Li Zekun colgó y revisó el expediente una vez más. El teléfono de Chu Jiangyuan parece ser muy antiguo, luego encontró que más abajo alguien había anotado un número personal y un número de trabajo. Li Zekun quería hablar con él primero. Si Chu Jiangyuan está dispuesto a cooperar, Li Zekun se evitará entonces muchos problemas. Si él no coopera, el archivo no será modificado y la vida de Qiao estará desordenada por un tiempo. Observando como Chu vuelve a ser un trabajador sexual.
—El número que usted marcó está apagado. ¡Lo sentimos! El número que usted marcó está apagado...
✤✤✤✤✤✤
—¿Por qué no comes? —Qiao Ye levantó a Tao Ran de la cama y señaló la comida que no había tocado, enfriándose en la mesa. Su frente se arrugó—. Desde que llegamos, no comes. ¿Quieres otra cosa?
Ran estaba pálido, Qiao Ye tenía el mismo aspecto salvaje de siempre.
—No, voy a comer cuando esté en casa.
—¿En casa? —Qiao Ye comenzó a reír, le tiró del cabello para forzar la mirada de Tao Ran hacia arriba—. ¿Crees que puedes volver? Es más probable que mueras de hambre.
—Debes dejarme ir.
—¿A dónde? ¿Con el idiota de Li Zekun? ¡Pero si él no te quiere!
Los movimientos de Tao Ran nunca habían sido tan rápidos, ni siquiera mantuvo el ritmo de sus propios pensamientos cuando le asentó una bofetada a Qiao Ye. Su pelo todavía estaba entrelazado en sus dedos.
Había una marca de palma muy leve, marcada en la cara de Qiao Ye. Sus mejillas estaban calientes. Estaba aturdido y repleto de ira para cuando lo azotó contra la cama... Pero lentamente se desaceleró.
—No voy a hacerte nada... Porque si mueres hoy, yo también lo haré.

Nadie se vuelve a encontrar.Where stories live. Discover now