capitulo 19

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Tardaron aproximadamente veinte minutos, pero cuando llegaron fuera del apartamento, ya era de noche. Tao Ran subió, se paró frente a la puerta y golpeó el timbre. Pronto alguien vino a abrir. Era un extraño, un hombre muy joven que tenía un aspecto especialmente amable. Tao Ran agachó la cabeza y miró hacia otro lado.

No vio a Li Zekun después de barrer con los ojos la pequeña sala de estar.

—Kunzi está de camino. Escuchó sobre tu enfermedad y se apresuró a volver, pero todavía sigue en la carretera—. Liu Yan sonrió y dijo—: ¿Te duele?

La mandíbula de Tao Ran tembló ligeramente, y el calor que sintió era como el de una tormenta de arena azotándole en la cara.

—Hola.

Tao Ran recordó que era importante saludar a los demás.

—Mi nombre es Liu Yan, tengo una clínica no muy lejos de aquí. Kunzi me dejó venir para revisarte.

Se sentaron en el sofá, pero Liu Yan no lo consultó de inmediato. Miró a Tao Ran durante mucho tiempo, de arriba para abajo. Tao se sintió inevitablemente un poco incómodo. Pensó, de manera intuitiva, que los ojos de Liu Yan estaban buscando algo. Intentando identificar ciertos aspectos desconocidos en las líneas de su cuerpo.

—¿No va a revisarme? —preguntó Tao Ran. Liu Yan le mostró una torpe sonrisa.

—Oh, sí. ¿Qué te dijeron en el hospital?

Ran dijo:

—Nada grave, una gastroenteritis aguda.

—¿Qué estuviste comiendo?

El rostro de Tao Ran se volvió ligeramente rojo.

—Salí a comer con un amigo.

Liu Yan dijo con otra sonrisa:

—Es normal que salgas a divertirte, eres un niño después de todo. Pero todavía tienes que prestar atención a tu salud.

Liu Yan encontró un baumanometro dentro de su kit médico y dejó un termómetro de mercurio bajo la axila de Tao Ran. Le acomodó la manga y Tao Ran prestó atención a la cara de Liu. Sus rasgos de bebé lo hacían ver como un practicante de medicina más que como un doctor.

—Ya sabes, vas a tener que abstenerte de comer ciertas cosas. —Liu Yan no habló demasiado con Tao Ran, sacó un bolígrafo recargable y escribió una receta—. Vas a tomar esto por la noche y en tres días harás que Kunzi te lleve a verme. ¿Está bien?

—Perdón por molestar.

—Para nada, ningún paciente es molesto.

Liu Yan soltó una risa extraña y guardó sus cosas. Cuando terminó, escuchó la puerta de seguridad abriéndose. Li Zekun entró.

—¿Está hecho? —preguntó Li Zekun a Liu Yan.

—Bueno, no hay nada por lo que alarmarse. ¿Puedes venir mañana para que te de unas ampolletas? —Liu Yan cerró su mochila de golpe—. Tal vez podrías agradecerme invitando la cena. ¿Qué te parece?

—Tómalo por seguro. —Li Zekun se sacó el saco y lo tiró al armario—. Te acompaño a la salida.

Liu Yan sonrió y se despidió de Tao Ran para seguir a Li Zekun. Dijo:

—¿Qué pasa con esa nueva personalidad, Kunzi?

—¿No le dijiste algo inapropiado?

Li Zekun abrió la puerta.

Liu Yan se sorprendió y se burló de inmediato.

—¿Qué podría decirle?

—Muy bien, ve a casa pronto.

Nadie se vuelve a encontrar.Where stories live. Discover now