capitulo 46

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—No puedes ser tan infeliz. —Tang Hao frunció el ceño y tiró del brazo de Qiao Ye—. ¿Qué demonios está pasando contigo?
Qiao Ye le dio un buen golpe a Tang.
—¡Si no quieres ser parte, entonces simplemente vete!
Tao Ran luchó todavía un poco más. Las vendas ya se habían caído de sus pies y el alcohol, había estimulado tanto su sistema que comenzó a sangrar. Al final, se agachó en el sofá y vomitó dolorosamente unas cuantas veces. No podía decir que era más incómodo, si su estómago o el dolor de sus heridas.
Qiao Ye colocó a Tao Ran contra el suelo. Su expresión era lo suficientemente feroz como para cubrir la leve tristeza que se asomaba en sus ojos.
—¡Qué asqueroso!
—Qiao Ye, simplemente tienes que recapacitar. Esto no es lo que quieres hacer. ¡No puedes actuar como una bestia!
Jia Mingxuan realmente no puede entender estas nuevas características de Qiao Ye. Cuando salen a jugar, siempre van juntos. Si no están de acuerdo con algo, por lo general suelen arreglarlo con una breve charla. No parece ser lo mismo que ocurre con Tao Ran. Incluso puede percibir que tienen una relación mucho más íntima. ¿Cómo puede entonces estar pasando eso?
Qiao Ye está enojado. Señaló la puerta y gritó:
—¡Si no quieren unirse, entonces adiós! ¡Ya lo había dicho! ¡No estoy bromeando!
Jia Mingxuan todavía tenía mucho que decir sobre el asunto, pero Tang Hao lo agarró del hombro y se lo llevó. No son personas entrometidas. Además, siempre que intentan interceder por él, parecen arruinar todavía más y más la situación.
—Vamos.
Tang Hao empujó a Jia Mingxuan nuevamente hacia afuera.
—Lástima. Nunca encontrarán un lugar más interesante que aquí. —dijo Qiao Ye con una expresión sombría en el rostro y, en cuanto vio que la puerta de la entrada comenzaba a abrirse y que los rostros de sus amigos desaparecían a la distancia... tomó la botella de vino blanco y la vertió dentro de una maceta decorativa. De verdad, casi había estado a punto de llorar.
—Oye... Mírame. Mírame, voy a curarte. ¿Está bien?
Las palmas de Qiao Ye se hundieron en el cabello de Tao Ran para comenzar a acariciarle la cabeza. Este es el gesto más suave de la noche. Como si la rudeza anterior hubiera sido solo un espectáculo para los demás. Después de eso, cada uno de los gestos que le ofrecía eran particularmente amables y reconfortantes.
Tao Ran se frotó la cara y parpadeó. Su vista ya estaba algo nublada debido a la embriaguez, pero todavía tenía la fuerza suficiente como para rechazar con agresividad cada uno de los toques de Qiao Ye.
—¿Qué quieres? ¿Te dejo en la calle otra vez?
Tao Ran estaba muy mareado. Su garganta quemaba siempre que tragaba saliva y, de todas maneras, se las ingenió para decir:
—No me gustas...
Qiao Ye sonrió.
—¿Te gustan más tus otros clientes?
Tao Ran encogió las rodillas. La sangre comenzó a empapar el sofá porque había optado por restregar los dedos en la tela. Tao Ran, muy borracho, negó con la cabeza y respondió con la voz baja y tonta:
—Me gusta... Me gusta Li Zekun...
Qiao Ye sintió que no podía respirar. Es una sensación complicada entre humillación y tristeza. En momentos así preferiría no tener corazón ni sentimientos. Atreverse a decir que le gusta otra persona, frente a él, no es diferente a una provocación.
—¿Te gusta ese tipo de gente? Tus gustos son terribles. —Qiao Ye se estiró para quitarle la ropa, su tono era cruel—. Por eso las personas como tú, no valen nada para los demás.
Tao Ran no se resistió, pero su mirada estaba fija en su cara. Tao Ran negó con la cabeza, las lágrimas que brillaban en las esquinas de sus ojos comenzaron a descender con rapidez y le dieron la ilusión de ser realmente inocente y suave mientras continuaba siendo acunado por aquellos brazos. Dijo:
—Li Zekun... Li Zekun dijo que le gusto...
—Y de seguro le creíste porque eres un estúpido. —El corazón de Qiao Ye está torcido e incómodo, pero no puede enojarse con él. Tal vez es debido al tono de Tao Ran. El niño parece no saber cuándo su propia voz es audaz y cuando se vuelve en algo indefenso. Qiao Ye besó la mejilla de Tao Ran, pero la presión de sus labios fue muy ligera—. Estoy seguro de que alguna vez, yo te gusté también...
Tao Ran se echó a reír.
—Eres tan asqueroso.
Las venas saltaron en la frente de Qiao Ye.
—Tú de verdad no sabes cómo ser un buen niño.
Qiao Ye tomó el tobillo de Tao Ran y vacío media botella de vino blanco sobre las ampollas de sus talones. Tao Ran se sobresaltó, brincó y gritó con un sonido tenebroso proveniente de lo más profundo de su garganta. El dolor terminó por lastimarle el estómago y sin poder evitarlo comenzó a vomitar encima de su pijama. Qiao Ye se sorprendió. No tuvo tiempo de preocuparse por la suciedad en su propio cuerpo, se levantó de un salto y tomó el botiquín.
El maletín médico todavía estaba muy lleno de utensilios. Sus amigos a veces venían directamente a su casa después de una pelea, y entonces él comenzaba a tratar los golpes que se veían más simples. Qiao Ye utilizó una bolita de algodón para limpiar las heridas en sus plantas. Eran grietas muy escandalosas.
—¿Cómo te las hiciste?
Tao Ran no dijo nada.
La mano de Qiao Ye se volvió increíblemente pesada contra su pie y Tao Ran suspiró.
—Con un plato de porcelana. Caminé sobre él.
—Eres un puto loco.
Los reclamos de Qiao Ye eran casi gritos, pero sus movimientos todavía son suaves. Después de que Qiao Ye envolvió una gasa nueva en Tao Ran, sintió finalmente que su cuerpo estaba sucio. Pegajoso por el vómito del niño. Se quitó la camisa y la arrojó sobre la mesa de café. Las líneas de los músculos en su abdomen, se veían trabajadas y atractivas.
Qiao comenzó a intentar deshacerse de las ropas de Tao Ran, pero él no cooperó en absoluto. Había temores evidentes reflejados en sus ojos.
—¡Solo quiero limpiarte! ¡Maldita sea!
Qiao Ye consiguió darle un baño a Tao Ran justo después de la mitad de la noche. Cuando estaba acostado en la cama, comenzó a balbucear en voz baja como si no pudiera aguantar sus propios pensamientos. El corazón de Qiao Ye experimentó una rara tranquilidad que duró todo ese tiempo. Enterró su cabeza en el cuello de Tao Ran y respiró hondo. La cintura de Tao era delgada y hermosa. El niño intentó alejarse, pero Ye no se podía apartar.
—Todavía... ¿Sigues recordándolo?
Tao Ran estaba demasiado cansado y su cuerpo se desconectó automáticamente. Cuando no recibió ninguna amenaza, Ye supo entonces que ya estaba dormido.
—... Me gustas tanto. Tao Ran, realmente me gustas tanto... —dijo Qiao Ye.
No controló sus acciones, y entonces comenzó a besarle.
✤✤✤✤✤✤
Li Zekun originalmente había planeado recoger a Tao Ran por la noche, así que comenzó a preparar comida en su casa. Cuando estaba a punto de salir, recibió una llamada del alcalde.
Li Zekun había creado una enorme enemistad con varias personas debido al problema con Qiao Ming. Li Zhiqi, obviamente, ya estaba enterado. ¿Qué podía decir? Li Zekun realmente odiaba a su padre. Después de regresar del extranjero, nunca fue a casa, tampoco lo había visitado una sola vez... Pero eso no impidió que el teléfono fuera contestado de inmediato. Li Zekun tenía miedo porque si Li Zhiqi se había tocado el corazón para hablar con él, entonces tenía que tratarse de un asunto importante.
Después del mediodía, Li Zhiqi no le permitía colgar. Es difícil encontrar las palabras adecuadas cuando quieres preguntarle a alguien si volverá a casa. Li Zekun estaba ansioso por ir a ver a Tao Ran, y solo alcanzó a decir unas pocas palabras antes de apagar el teléfono celular.
Cuando entró en el club y el gerente lo vio, no fue a saludarlo estruendosamente como la primera vez. Bajó la cabeza, se dio la vuelta y desapareció a toda prisa por el corredor. Parecía estar ansioso.
Li Zekun comenzó a tener un fuerte presentimiento cruzando su corazón, así que caminó todavía más rápido.
—¿Tao despertó? ¿Le dieron algo de comer?
—Tú... ¿Puede esperar un poco? En un momento llegará Tan Shijie para...
—Le pregunté por Tao Ran. ¿A quién le importa si viene o no viene Tan Shijie?
Li Zekun casi provocó que el encargado se arrodillara.
—Nosotros.... Intentamos...
Él no podía hablar.
Afortunadamente, Tan Shijie se acercó de inmediato y llamó con amabilidad a Li Zekun.
—Kunzi, ven y siéntate un rato conmigo. ¿Está bien?
Li Zekun finalmente recuperó la calma y se sentó en un pequeño recibidor con él. Alguien le puso rápidamente dos tazas y una botella de Richard.
—Solo quiero llevármelo —dijo Li Zekun.
La expresión de Tan Shijie mostraba que estaba avergonzado.
—Yo...
En ese momento, varias personas caminaron en su dirección. Había un hombre que no dejaba de mirarlo.
—El monitor solo lo captó mientras pasaba por la entrada principal, nada más. —Parecía confundido—. Yo estaba vigilando su puerta, pero el gerente me dijo que yo era el responsable de la pérdida de unas botellas de vino, me fui por un momento... Quién sabe...
Li Zekun lo entendió todo y se levantó de inmediato. Cuando notó que la gente seguía en silencio, sostuvo la botella de Richard, que estaba abierta, y la aventó sobre la cabeza del hombre.
Los cristales y el vino salpicaron, y el sujeto gritó al instante. Sin embargo, todos los que estaban a su alrededor no se atrevieron a gritar. Nadie se atrevió a moverse tampoco.
—Es mejor que lo solucionen… ¡O mañana voy a mandar a demoler este maldito lugar! Tan Shijie, cuando eso pasé, no digas que no te lo advertí. ¡¡Debí haberlo hecho desde el principio!!

Nadie se vuelve a encontrar.Where stories live. Discover now